Bajo el título de “Moratazo” (en la foto es el único que no festeja el tanto, a pesar de haberlo convertido,  vestidos con la camiseta “azzurrra” cual si fuese el Seleccionado y noa la Juventus)  el diario deportivo madrileño definió la eliminación de la final de la Champions League del Real Madrid a manos de la Juventus.

aqui el texto de Marca:

La Juventus se coló en la final que todos esperaban del próximo seis de junio y jugará ante el Barcelona en Berlín. Los chicos de Allegri dieron la campanada en el Bernabéu y cosas del fútbol, tuvo que ser Morata quien devolviera la gloria al club transalpino. El campeón se queda sin la posibilidad de defender el título y el fútbol español deberá esperar un año más como mínimo para ver a sus dos grandes equipos luchando por el título continental.

Se las prometía muy felices el Real Madrid cuando Cristiano puso a los blancos por delante en la eliminatoria tras marcar desde el punto de penalti. El portugués no falló y aprovechó un grave error de un Chielini que derribó a James cuando al colombiano se le hacía de noche en el área visitante.

El Madrid ya veía a lo lejos la puerta de Brandemburgo y las ocasiones falladas por Cristiano, Benzema o Bale apenas preocupaban al Bernabéu. La sensación era de que los blancos volverían a superar a Buffon y que los italianos apenas serían capaces de poner en apuros a un Casillas que recibió, y se ganó, el perdón del respetable.

Como si no fuera necesario poner una marcha más para eliminar a la Juventus, el Real Madrid dejó pasar los minutos. Como si quisieran llevar la contraria a su representante, Bale recibió todos los balones que pidió, pero el galés todavía debe ganarse sobre el verde la autoridad de pedir los balones a jugadores como James o Cristiano. Cada esférico que llegaba a sus botas era sinónimo de que la jugada iba a finalizar de forma positiva para la Juventus. Hasta el momento, diga lo que diga su representante, el británico tiene mucho dinero por justificar después de su millonario fichaje.

En una noche que todo madridista ya estaba apuntando para la historia del conjunto blanco, fue uno de los suyos quien borró de un plumazo la posibilidad de ver a dos equipos españoles en la final de Berlín. Morata salió del Bernabéu buscando noches de glorias y, cosas del fútbol, fue en su casa donde vivió uno de sus mejores días en su corta carrera deportiva.

Morata era el que más conocía a la defensa blanca y lo aprovechó. No lo celebró, pero sacó lo máximo de la falta de contundencia de la zaga blanca. Un balón suelto en el área lo pudo controlar, levantar la cabeza y mandarlo al fondo de la red sin que Casillas pudiera hacer algo para evitarlo. Los Ramos, Varane, Marcelo y Carvajal vieron desde un lugar privilegiado el tanto de su ex compañero.

Quedaba más de 30 minutos de partido por delante, pero como si el partido les superara, los blancos se fueron incapaces de batir a un Buffon que por mucho que pasen los años, en los partidos grandes siempre aparece.

El meta estuvo acompañado de una defensa que hizo lo que no fue capaz de hacer el Madrid, no dar un sólo centímetro a sus rivales mientras veían como la experiencia de los blancos desaparecía del terreno de juego. Los campeones del la competición habían desaparecido. Las piernas pesaban y mandar el cuero al compañero de al lado era misión imposible en algunas ocasiones. La cabeza era incapaz de dirigir a los pies.

Finalmente, con las prisas y la caras de decepción en el Bernabéu, los italianos sacaron su rostro más característico. Defendiendo, evitando que el balón esté en juego y sacando de sus casillas al rival son los mejores y en el coliseo blanco no fue distinto.

El delantero español del Juventus de Turín Álvaro Morata reconoció este martes, tras marcar el gol que eliminó al Real Madrid de la Liga de Campeones, que le hubiera gustado hacerlo “ante cualquier otro equipo”, pero que “la vida es así”.

El exjugador madridista explicó que el gol no lo ha celebrado “ni lo volvería a hacer mil veces” por el respeto que le tiene al que ha sido el club de toda su vida y reconoció en declaraciones a Canal Plus que tiene una sensación “rara, agridulce y extraña” tras lo ocurrido.

“Ha sido difícil, extraño”, añadió el delantero, ya que se mezclaron la emoción por un gol “importante” con el cariño que le tiene a su rival de esta noche. “El fútbol y la vida es así”, añadió.

Morata agradeció a la afición madridista por la ovación que le dedicó cuando fue sustituido y recordó que le ha apoyado “siempre” y también dijo que sus excompañeros le han deseado suerte para la final y sus deseos de que se proclame campeón de Europa.

“Hemos peleado mucho para llegar aquí y esto no acaba aquí. Queremos hacer historia y ganar la final”, continuó el atacante del Juventus, que abogó por seguir “soñando” con vistas al partido del 6 de junio en Berlín “porque en un partido no hay favoritos”. “El Barcelona es un gran equipo, pero nosotros también”, concluyó.

 

EN EL DIARIO EL PAIS:

Paco Gento estaba el lunes en la cola del súper en su barrio, Chamartín. Madridismo también es ir a comprar el pan y encontrarse en la caja a seis Copas de Europa, una detrás de otra. La galerna reconoció a su espalda a una amiga, la dejó pasar y le dijo que tenía buenas sensaciones. Gento, que en Lisboa no podía andar un metro sin que se le abalanzasen los caminantes blancos, notaba ese aire que se le pone a la ciudad en las vísperas europeas. Llegó el calor, que aplastó las calles, y Ancelotti calló entre susurros de amenaza al agente de Bale, que dijo que a su chico no le pasaban el balón. “Podía haberse quedado mudo”, musitó el de Reggiolo. Entre medias el Barcelona mató a su ídolo con uno aún más grande, y de repente pareció inevitable que el Madrid debía tumbar a la Juveaunque sólo fuera para que nadie en Can Barça los llamase cobardes. Como declaró con solemnidad Luis Alvarez, estibador de Vigo, jubilado, gordecho y madridista: “El Barcelona pasó, así que ahora follamos todos o la puta al río”.

Al Madrid le habían matado tan discretamente que creyó no estar muerto

El partido empezó con Benzema y no con Chicharito, que es una renovación religiosa y artística. Con Karim el Madrid se ajustó a un guion muy exclusivo que consistió en microcontraataques: basándose en la posesión se despegó en los tres cuartos como si en lugar de una portería atacasen un corazón. Así llegaron las ocasiones provocadas por una acumulación de causas, entre ellas el Bernabéu. Hay en estas derrotas del Madrid, este arrimarse a la orilla sostenido por la pasión, un sentido del deber, casi de obediencia a su destino. Enfrente el Madrid tuvo a la Juve, pero también a sí mismo: la exigencia de la historia, que nunca está satisfecha.

La única ocasión clara de la Juventus acabó en un gol de jugada de voley-playa, con esos balones muertos por el aire en el área que parecen globos aerostáticos pendiente de desplome. Cayeron todos de golpe en Morata, naturalmente. Y si estuviese Villarroya en el campo le hubieran caído a él, y habría ajustado a la escuadra. El destino es caprichoso y a veces de tan cruel hasta divertido. El Madrid suele perder frente al club de las primeras esposas. Se había adelantado Cristiano con un penalti en el que tiró primero a Buffon y luego el balón: toda aquella euforia se consumió de golpe con un gol italiano tan inesperado que el Madrid lo asumió como los cinco golpes que hacen estallar el corazón: si volvía a caminar frente a laVecchia Signora se derrumbaría en el césped.

Gento a veces falla, muy pocas, pero hay que recordar que estaba distraído con la compra. El Madrid no tiritó, no desfalleció, pero todas las amenazas que sucedieron al gol de Morata estaban hechas post-mortem. Le habían matado tan discretamente que creyó no estar muerto. La Champions es el lugar en que al Madrid, dueño de derrotas literarias, le arrancan los ojos sus hijos. Donde hasta caer, en una institución tan grande, es un asunto de familia