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Palabra de maestros
Hoy es el día del periodista. Ojalá que cada uno encuentre algún motivo para celebrarlo. Yo tengo el mío. Quiero convocar a algunos maestros del periodismo, esos que, incluso, enseñaron sin saber que lo estaban haciendo. A través de frases. Yo las fui atesorando y todavía me siguen resonando como muy valiosas.
- El veterano periodista, un escéptico por sobre todas las cosas, recibió al cronista recién iniciado que volvía excitado de cubrir un incendio.
– ¿Qué traes?, le preguntó.
– Un notición, jefe, un notición.
El jefe palmeó las manos para atraer la atención y en voz alta, dijo: Muchachos, dice el pibe que trae merca de la buena. Pálpenlo de noticias, por favor. Y no lo dejen salir.
- Tres de Tomás Eloy Martínez (1934-2010)
“No hay que escribir una sola palabra de la que no se esté seguro, ni dar una sola información de la que no se tenga certeza”.
“Hay que evitar el riesgo de servir como vehículo de intereses de grupos públicos o privados. Un periodista que publica todos los boletines de prensa que le dan, sin verificarlos, debería cambiar de profesión y dedicarse a ser mensajero”.
“Recordar siempre que el periodismo es, ante todo, un acto de servicio. Es ponerse en el lugar del otro, comprender al otro y, a veces, ser otro”.
- Tres de Homero Alsina Thevenet (1922-2005)
“Comience toda nota en el centro del tema, especialmente si el propósito es informativo”.
“Las primeras líneas deben apresurarse a establecer Qué, Quién, Donde, Cuándo. El Cómo puede esperar al segundo párrafo”.
“Elimine al máximo el Yo, el Nosotros, los otros pronombres como “Comience y los verbos en primera persona del singular y del plural”.
- Tres de Eduardo Galeano (1940-2015)
Dos como hábil citador:
“No creas nada hasta que sea oficialmente desmentido” (del periodista inglés Claude Lockburn).
“No entiendo por qué volvemos a repetir los viejos errores, habiendo tantos nuevos para cometer” (de Bertrand Russel).
Y una propia:
“El riesgo de mostrarse demasiado está en que uno termina hablando sin decir”.
- Una de Ernesto Schoo (1925-2013)
“Los cambios tecnológicos –la computación, la informática, el correo electrónico– están conduciendo a cambios de comunicación y de percepción tan radicales, tanto desde el punto de vista del emisor como del receptor, que acaso mis palabras resulten obsoletas. Creo, sin embargo, que algunas cosas no cambian. Yo aconsejaría no perder nunca y cultivar siempre, enfáticamente, la curiosidad y el entusiasmo. Y, al margen de aquellas noticias que exigen una seca precisión en los datos, abordar siempre el texto como si estuviera contando un cuento. Que es lo que el lector quiere, lo que todos queremos: que nos cuenten un cuento, para entender el mundo y entendernos a nosotros mismos, y para saber que no estamos del todo solos y desamparados en el espacio cuyo silencio eterno espantaba a Pascal: que alguien nos acompaña y nos cuenta una historia antes de dormir”.
- Tres de Orlando Barone (1937)
“Noticia es lo que trasciende el promedio de lo que la expectativa y las sensibilidades de las sociedades percibirían naturalmente. Es natural que llueva. Pero no es natural que explote una bomba o que un tipo se muera en el asiento de un avión”.
“Nada es definitivo en el periodismo: es una disciplina mutante. Un periodista que no cambia su lenguaje con relación a la modernidad y al tiempo, es un periodista que no cambió su mirada”.
“Decir ‘periodista de tal medio’ es una contradicción. Porque un periodista no debe ser de nadie. En el momento en que sos periodista de La Nación, o de Clarín o de Reporte, ¿sos de alguien?. Ya perdiste una parte de tu utopía”.
- Tres de Jacobo Timerman (1925-1999)
“El periodista debe ser un enamorado de la realidad. Pero antes que una definición de la profesión, es una descripción de cuál es el mejor y el más dinámico mecanismo para entender lo que nos rodea”.
“Aprender a enamorarse de la realidad: entender, por sobre todos los elementos de la realidad, aprenderlos, integrarnos a ellos. Lo hacemos fundamentalmente para servir al lector con la realidad y no con nuestras ideas sobre la realidad”.
“Un periodista está enamorado de la realidad cuando admite que la realidad tiene infinidad de elementos y que es nuestra obligación de periodistas recogerlos del modo más completo”.
A propósito del antiguo debate acerca de la objetividad periodística hay una vieja anécdota que, se afirma, sucedió en el diario Crítica, de los tiempos de Natalio Botana. Un día, el jefe de redacción llama a un redactor y le dice: “Mañana es Navidad. Por favor, escriba 50 líneas sobre el nacimiento de Jesús”. El redactor toma nota y responde: “ Muy bien, jefe. ¿Cómo las quiere? ¿A favor o en contra?”