PorCristina Cubero Alcalde, Subdirectora del diario Mundo Deportivo, de Barcelona
Les vamos a seguir robando. Sigan así, despreciando su talento, entregándolo, rindiéndose ante la plata, sintiéndose inferiores por querer ser como ellos. Sigan así y les seguiremos robando las ilusiones y hasta el alma. El fútbol es un valor que Argentina hizo bandera. Sólo un país con creatividad en las venas puede parir a Maradona y a Messi y que sólo se discuta quién ha sido el mejor de la historia, si el Diego o el primero al que les arrebatamos porque en Barcelona sí podían pagarle un tratamiento médico.
El G-20 ha pasado por Buenos Aires y no ha pasado nada. Pero el fútbol es más productivo, es un regalo más preciado, un bien para comerciar. Se lo hemos robado y todos son cómplices y todos están lucrando, menos el pueblo, menos los aficionados, menos Argentina que se consume y se empequeñece, que se hace vulnerable, tercermundista.
Un Superclásico en la final de Libertadores, un River-Boca en el Monumental que decida el título más importante en Sudamérica, la envidia del mundo, el Real Madrid-FC Barcelona que nunca tuvimos en la final de Champions, la madre de todos los partidos… y se lo afanamos, en sus narices, y encima les dicen que es culpa de todos ustedes, no están preparados… Y los que deberían levantar la voz y plantarse viajan en primera clase a Madrid para alojarse en un hotel de super-lujo y ver lo bonita que está la capital con las luces de Navidad. La culpa no es del insensato hincha de River que lanza una piedra al autocar de Boca con la complicidad de un gobierno que se ‘relaja’ con la seguridad. La culpa es del que no entiende que este partido es una oportunidad de vida. La culpa es de Mauricio Macri por no imponer que se juega en Buenos Aires o no se juega. La culpa es de los presidentes de River y Boca que no se plantan. Porque ellos tienen la responsabilidad y el poder para hacerlo. La Conmebol se vende porque queda mejor en la foto el lujoso y ordenado palco del Santiago Bernabéu, el estadio en el que nos citaremos los ricos para ver un espectáculo desnaturalizado. Les vamos a seguir robando. El fútbol y hasta sus almas