Télam

Colón empató con Boca Juniors, 1 a 1, este domingo por la noche, en el estadio Brigadier López de Santa Fe, por la cuarta fecha del torneo de Primera División.

El delantero Juan Manuel Martínez, a los 35 minutos, consiguió el tanto del equipo xeneize, que se subía a lo más alto de la tabla, en forma provisoria, junto a Rosario Central.

Pero en el complemento lo empató Colón con un golazo del debutante Cristian Guanca, a los 22 minutos.

De esta forma, Colón, que todavía no ganó en lo que va del certamen, cosechó su tercera igualdad consecutiva.

Por su parte Boca, con este resultado, cortó una racha de seis triunfos oficiales consecutivos (incluido el encuentro desempate con Velez Sarsfield en Mar del Plata para el ingreso a Copa Libertadores) y se bajó de la punta absoluta, ahora propiedad de Rosario Central (12 puntos).

Primer tiempo

En los 45m. iniciales, Boca apostó al fluido circuito de juego que pretende su DT, con Fernando Gago y Nicolás Lodeiro como ejes.

Colón, desbordado cada vez que el adversario pisaba el campo propio, dependió casi en exclusiva de las subidas del lateral Pablo Cuevas y de algún desenganche del longilineo Lucas Alario, bien custodiado por la defensa visitante.

Y en una de esas triangulaciones, bien diseñadas, Boca llegó a la apertura a los 35 minutos; Gago metió un pase de banda a banda para Palacios, el tucumano mandó un centro pasado para el ‘Burrito’ Martínez, que se benefició de un cierre desafortunado de Mariano Bíttolo (se pasó de largo), eliminó la salida del arquero Jorge Broun y definió a placer.

Complemento

En el tramo inicial de la segunda parte, el equipo del ‘Vasco’ Arruabarrena tuvo todo para definir el pleito. Es que continuó manejando el balón con criterio y pudo aumentar la diferencia en un cabezazo de Calleri, que fue a las manos de Broun y, del rebote inoportuno que otorgó el guardavallas, el uruguayo Lodeiro la mandó al fondo del arco, aunque se cobró infracción al ex jugador de Rosario Central.

Entonces, Boca tuvo una siesta imprevista y terminó permitiendo la reacción sabalera. Levantó el nivel de juego el mediocampo de Colón y el ingreso del pibe Guanca le dio otro empuje. Y entonces, el refuerzo recién llegado de Chacarita tuvo su premio con un remate fortísimo desde fuera del área, que batió la resistencia de Agustín Orión y se tradujo en el empate 1-1.

La gente en el Brigadier Estanislao López revivió y aportó aliento para un equipo entusiasta que jamás se dio por vencido, aun a pesar de sus limitaciones y de estar enfrentando a un equipo de una jerarquía individual superior.

El DT de Boca, Arruabarrena ,dispuso el ingreso de Daniel Osvaldo para ganar mayor profundidad en el área rival. Y Boca, de a poco, se fue transformando, otra vez, en el dominador absoluto de las acciones.

El propio ex atacante del Inter de Italia tuvo dos chances nítidas y las desperdició ambas. Y sobre el final, Calleri, quien las corrió todas, pudo haber definido el pleito, pero su remate pegó en la cara de Broun.

El público saludó al equipo de Javier López y le reconoció el esfuerzo y la entrega ante un durísimo rival. Colón sigue sin ganar, pero pasó una dura prueba.

 

PUNTAZO DE UNIÓN EN EL MONUMENTAL

 

Por Victor Hugo en El Gráfico:

 

Cuando las calidades son diferentes, el equipo que se sabe menos y juega de visitante, se abroquela y sale. Sólo un gol puede romper el libreto, y la demora de ese gol hace a la jerarquía del partido.
El gol tempranero de Cavenaghi fue la llave para que Unión pasara al plan B, para el que no luce tan preparado. Entonces, el partido ofreció un trámite mucho más entretenido. El que pudo pensarlo de contra fue River porque el gol condicionó a su rival. De allí vinieron los muy buenos contragolpes de los millonarios con la progresión rápida de Simeone y la presencia punzante del autor del primer gol.
Después de un rato con esas características, en las que un par de veces se registró cierto olor a empate, el partido empezó a vislumbrar un final prematuro, River tomó el control, luego de atravesar un par de sustos y repeler de contra. Le dio el ultimátum con un gol de Drusi, y Unión pareció capitular sin estridencias ni retobos. Sólo se podía esperar la goleada cuando el reloj indicaba sólo 35 minutos del partido.
Fue de los primeros partidos en los que se expresaba la distancia que se prevé. River puso en la cancha un equipo que es de Primera, pero en los hechos hoy día es el muleto del Muñeco Gallardo. Con la “reserva”, River podría pelear el campeonato tranquilamente.
Y Unión con la primera estaría más bien para pelear de abajo, hecha la salvedad de que el cronista no ha visto otros partidos del Tatengue. Es el aspecto complicado de un torneo con tantos equipos si se piensa desde el prejuicio. Castro se fue agigantando y pasó a ser explicación de un resultado aun decoroso para Unión en los primeros diez minutos del segundo tiempo. Se avizoraba la goleada.
Pero de pronto, como una lluvia aliviadora en medio del calor, los santafesinos anotaron un gol a los 10 minutos. La conversión de Gamba le dio al partido un sacudón, renovó las emociones y obligó a River a usar algo más que el piloto automático. Un par de goles perdidos por Cavenaghi, pero también alguna amenaza de Unión, matizaron el partido, hasta conformar un buen espectáculo. Mucho más cuando llegó el empate, después de un tiro libre que nadie cabeceó pero cuyo pique desconcertó a Chiarini.
El ida y vuelta se hizo incesante y, en medio del suspenso, los dos equipos dignificaron al domingo. Uno puso el titánico esfuerzo de los que recobran la fe. River de su lado ofreció más calidad en su fútbol, pero había menospreciado situaciones favorables cuando se perfilaba la goleada y, ahora, parecía que el precio sería el tercer empate consecutivo.
Merecer la victoria, a River, no le alcanza, mucho menos después de tenerla servida en bandeja. Cambió un 4 a 0 por las incomodidades de un empate que lo tuvo a maltraer en más de una ocasión.
El rostro y el tono de Marcelo Gallardo después del partido eran la expresión de un hombre desencantado. Leonardo Carol Madelón, en cambio, tenía por delante una semana que no se hubiera atrevido a soñar cuando terminó el primer tiempo. El bendito fútbol había trastocado los humores, una vez más, con su reparto inequitativo de premios y castigos.

del diario El Litoral:

Unión entró dormido y desperdició 45 minutos. Es poco creíble que un equipo tan intenso y tan enchufado como este de Madelón, no pueda encontrar la concentración suficiente en todo un tiempo para no dejarse llevar por delante por un rival que aprovechó todas las facilidades que le dio el equipo tatengue.

Los goles de Cavenaghi y Druissi le estaban dando a River una ventaja casi decisiva. Apenas Castro se salvaba de un rendimiento individual muy malo, lleno de confusiones y decididamente inferior al del rival. Pero el Unión que todos conocemos apareció a pleno en segundo tiempo.

Madelón puso a Villar, pero además cambió de sector a los dos volantes laterales y modificó la actitud del equipo.

Ese Unión, el del segundo tiempo, hizo que River comenzara a flaquear. Levantó muchísimo Martínez , aparecieron los goles y así Unión llegó al empate y en los últimos 15 minutos los dos equipos gastaron todos los cartuchos para buscar una victoria que no se dio.

Entre el Unión apático del primer tiempo y el equipo aguerrido, sólido y contundente del segundo hubo una tremenda diferencia.

Por eso, el resultado está bien y no deja de ser un gran mérito.