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La primera conquista de Manuel Lanzini en el nacimiento del segundo tiempo fue suficiente hoy para derrumbar a Tigre y River Plate lo goleó 3-0, para regocijo del Monumental.

Con dos goles de Lanzini y uno de

Giovanni Simeone (el primero oficial para el hijo del Cholo, en la foto), el equipo de Ramón Díaz apabulló a un Tigre que sufrió su tercera caída consecutiva y se halla cada vez más complicado en la tabla de los promedios.

Los Millonarios de momento están distantes de la cima en este Torneo Inicial, pero completaron así una semana que se empezó a encaminar el jueves último con la clasificación obtenida ante San Lorenzo de Almagro para acceder a los octavos de final de la Copa Sudamericana.

River asumió este domingo el protagonismo desde el comienzo e intentó ser prolijo, con la pelota al piso, pero sin la movilidad ni el volúmen de juego necesario para llevar peligro hasta la valla de Tigre.

La visita esperaba replegada en su campo el momento oportuno para procurar lastimar de contraataque, algo que no ocurrió ni una sola vez a lo largo de la primera etapa.

Sin embargo, los dirigidos por Diego Cagna se mantuvieron siempre bien ordenados y lograron imponer su rigor físico, por lo que anulron a la joven dupla de ataque de River, que sólo se acercó al arco de Javier García con disparos desde afuera y alguna arrmetida aislada del colombiano Carlos Carbonero.

A los 34 minutos Federico Andrada probó desde afuera, pero García evitó el gol con una volada espectacular y luego, a los 40, un bombazo de Leonardo Ponzio pasó cerca del ángulo izquierdo.

El segundo período tuvo un desarrollo absolutamente distinto y eso ocurrió a partir del primer gol de Lanzini que se concretó antes de que se cumpliera el minuto de juego.

Lanzini se apoderó de una pelota dividida partiendo de su propio campo, avanzó hacia el arco contrario valiéndose de las dudas de la última línea visitante y desde la puerta del área definió abajo y a la izquierda de García.

Tigre nunca se recuperó, anímicamente quedó aniquilado, probablemente porque se trató de su tercer revés consecutivo, y dio la impresión de haberse convertido en un espectador del cotejo.

La facilidad que ofreció el adversario animó a River a ir en la búsqueda del segundo gol y lo consiguió a los 17 minutos, producto de la inseguridad del propio Tigre, que había hecho un buen primer capítulo.

Andrada forzó una situación de desconcierto en la medialuna, los defensores se hicieron un nudo y el balón rebotó hacia los pies de Simeone, quien resolvió por debajo del travesaño con un potente disparo ascendente.

Casi inmediatamente vino el tercer tanto, a los 20 minutos, y Tigre ya no encontró remedio para sus males.

Para ese entonces River contaba con muchos espacios, Andrada sacó un disparo dentro del área, García se arrojó hacia su derecha, dio rebote y Lanzini empujó el esférico hacia el arco desnudo.

A los 24 Tigre tuvo su única llegada neta del partido. Hubo un córner desde la derecha ejecutado por Emiliano Ellacópulos y cabeceó Erik Godoy en el segundo palo, pero Marcelo Barovero alcanzó a desviar la pelota y la hizo pegar en el horizontal.

En definitiva, River disfrutó de una jornada reconfortante, mientras la realidad de Tigre en la tabla de los promedios quedó más comprometida de lo que estaba antes de pasar por Núñez.