Del diario La Capital de Rosario:

 

Newell’s perdió dos puntos. Recuperó parte de la imagen que había perdido en aquel olvidable papelón ante Nueva Chicago pero siempre parece faltarle algo. En el mejor momento de Lanús, llegó al gol. Y no lo supo cerrar, no lo pudo mantener y así le fue. El granate se lo empató cuando el partido se moría y se fue lamentando haber perdido dos puntos.

Newell’s mostró otra cara en esa primera mitad. Dejó atrás la vergüenza de la dolorosa caída ante Chicago por 5 a 0 y salió decidido a mostrarle a su público que aquella puesta en escena había sido un lapsus.

Por eso no extrañó que desde el primer minuto saliera a presionar a un Lanús que se vio sorprendido y al que le costó casi media hora ponerse a tono con lo que exigía el partido.

A partir de la posesión y buena distribución de la pelota, la lepra le imprimía velocidad a su juego. Así, Boyé y Maxi formaban una pequeña sociedad que lograba sortear obstáculos y arrimarse a Ibañez, Tevez preocupaba por derecha, Mugni mostraba algunos chispazos.

Del otro lado, no aparecía Román Martínez para conducir y los hombres de punta granates quedaban aislados. por eso el abuso de los pelotazos en el equipo del mellizo Guillermo.

El primer aviso de Newell’s fue a los 9, cuando Báez ubicó con un pelotazo cruzado a Denis Rodríguez, pero el volante le pegó muy fuerte sobre la salida de Ibañez y la pelota se fue un poco alto.

A los 15′, Tevez dudó entre pegarle al arco y sacar el centro y terminó obligando al arquero a irse al córner con pelota y todo.

Y a los 26′ estuvo la más clara para los de Bernardi. Mateo -que a los 37 años sigue siendo un símbolo de entrega y de no renunciamiento- metió una asistencia bárbara para Maxi de derecha a izquierda, el goleador y capitán rojinegro la paró, le hizo un sombrero a Ayala y su remate terminó estrellándose en el palo.

Pasada la media hora, Newell’s levantó un poco el pie del acelerador y Lanús apretó el suyo, aunque sin mucha convicción ni fineza. Así, el partido se equilibró. La pelota no pasaba tanto por Mugni y Denis Rodríguez y, pese a contar con esa ventaja, Lanús no la aprovechó demasiado.

Newell’s pareció entrar con la misma impronta que en la primera mitad. Porque antes del minuto, Pomelo Mateo sacó un bombazo de otro partido que sacudió de lo lindo a Ibañez.

Sin embargo, no todo lo que reluce es oro. Por eso lo que pareció ser una reiteración de imágenes del primer tiempo se quedó en una ilusión óptica. Y entonces fue Lanús el que comenzó a asumir protagonismo.

Así, a los 8′ avisó Aguirre con un cabezazo. El granate, desde los pies del rápido y habilidoso Laucha Acosta, más el aporte de Román Martínez y el propio Aguirre, comenzaba a merodear con insistencia en cercanías de los dominios de Unsain.

Newell’s se había perdido en el camino. Ya no tenían peso específico ni Mugni ni Denis Rodríguez, y tampoco Maxi podía convertirse en conductor.

A los 12′ el que probó fue Fritzler y su remate se fue cerca del palo izquierdo. Y un minuto más tarde llegó la más clara para la visita: Acosta realizó una gran apilada por derecha, pisó el área y fusiló a Unsain y el rebote le quedó a Di Renzo, pero el atacante no definió bien.

El ingreso de Nacho Scocco le dio otro aspecto al ataque leproso. Ni que decir. Porque a los 22′, luego de un pelotazo largo de Unsain, Braghieri cometió un error garrafal, se la dejó a Boyé, el atacante fusiló a Ibañez, el arquero dio rebote y Nacho no lo perdonó. Gol y delirio en el Parque.

También fue importante el ingreso de Víctor Figueroa, quien le dio aire al ataque rojinegro. Así, el Negro ubicó con una asistencia perfecta a Scocco a los 30′ , pero Nacho quiso liquidar el pleito y no hizo más que tirarla por sobre el travesaño.

Lejos de amilanarse, Lanús se fue con la magistral conducción del Laucha Acosta y un cabezazo de Junior Benítez dio en el palo a los 39′.

Había que aguantarlo, cuidar los detalles. Sin embargo, Lanús hizo carne aquello de “no está muerto quien pelea” y lo fue a buscar hasta el final.

Porque a los 45 -ya con tiempo adicionado-, los de Barros Schelotto dispusieron de un tiro libre mortal. Y al paraguayo Ayala no se la sacó nadie: le entró de derecha al palo izquierdo del pibe Unsain, que voló y se quedó en el intento.

Newell’s pecó de inestable, de no haber podido sostener el resultado. Tuvo todo para redimirse de la horrible actuación ante Chicago. Pero le faltaron cinco para el peso.