La pretensión de los dirigentes es encontrar rápido el sucesor. En la danza de nombres figuran los de Fernando “Tulo” Rivero, Leandro Ramella y Carlos Romano.
Gabriel Piccato, de “común acuerdo” con los dirigentes, según hoy se estila afirmar, dejó este lunes de ser el entrenador del equipo de Peñarol de Liga Nacional de Básquetbol.
Los “milrayitas” en la última gira sufrieron tres derrotas más y llegaron a las seis consecutivas. Pero la noticia, de algún modo, sorprendió porque en las últimas temporadas los dirigentes optaron por respaldar a los entrenadores en rachas parecidas: ocho caídas consecutivas al mando de Marcelo Richotti en la temporada 2016/2017 y once derrotas en fila con Leonardo Gutiérrez en el último torneo.
De hecho, la última vez que Peñarol interrumpió el proceso de un entrenador fue en la temporada 2003/2004 cuando mantuvo la categoría de forma angustiosa. En aquel torneo, con Domingo Robles al frente de la subcomisión de Liga Nacional, se despidió a dos DT: Silvio Santander y Daniel “Zeta” Rodríguez.
Robles, hoy presidente del club, destacó que la decisión se tomó de común acuerdo y que Gabriel Piccato se portó “como un caballero”.
El titular peñarolense afirmó que “son varias las alternativas para elegir entrenador. Esto se supo hace una hora y no paran de entrar a mi teléfono los mensajes de whatsapp. Sin embargo, queremos resolverlo rápido para que el DT que venga tenga la mayor cantidad de entrenamientos posibles antes del partido con San Lorenzo”.
La Liga Nacional, a raíz de los partidos de la Selección Argentina ante Venezuela por la clasificación a la Americup (el jueves en San Luis y el domingo en el país caribeño), ingresó en un breve receso hasta el 26 de febrero. Y Peñarol jugará un día más tarde ante el campeón San Lorenzo, en el Polideportivo, y tras ese partido, recién volverá a ver acción el 8 de marzo, visitando a Libertad de Sunchales. En consecuencia, este era un momento propicio para hacer un cambio.
Poco le duró a Peñarol la ilusión que se había generado por las cuatro victorias consecutivas que el equipo consiguió en la segunda quincena de enero a partir de la incorporación de Juan Pablo Cantero y los estadounidenses Melvin Johnson, Le’Bryan Nash y Tyler Harris. Enseguida el equipo ingresó en un tobogán de caídas, cinco de ellas en calidad de visitante, sufriendo horrores su fragilidad defensiva.
Más que las derrotas hicieron mucho ruido las maneras de perder en dos partidos puntuales de la última gira: el de Río Gallegos y el del domingo ante Ferro. El primero por el descalabro defensivo (Hispano Americano anotó 115 puntos) y el último por lo disminuido que estaba el conjunto local, cuyo entrenador, Hernán Laginestra, apenas utilizó cuatro fichas mayores y siete jugadores en total.
La danza de nombres empezó ni bien conocida la desvinculación del entrenador santafesino. Carlos Romano, hoy sin trabajo, es una de las alternativas, según reconoció el propio Domingo Robles.
Pero, con tanta o más fuerza que la candidatura del “Negro”, asoman otras dos. Fernando “Tulo” Rivero, último entrenador campeón con Peñarol, tomó hace un par de meses la decisión de radicarse definitivamente en Mar del Plata. A fines de enero, cuando se confirmó que Alejandro Mangone llegó al club “milrayitas” para hacerse cargo de primera, U19 y U17, el platense fue confirmado como nuevo coordinador de IAE Club.
El otro nombre de peso es el del marplatense Leandro Ramella, hoy sin equipo y viviendo en la ciudad. Su pasado en Quilmes no significaría problema alguno y su nombre ya fue evaluado en otras oportunidades.
En las próximas horas, según admitió el propio Robles, podría surgir el nombre de algún “tapado” para hacerse cargo de un equipo que cayó de la mitad de la tabla al decimosexto lugar.
Los últimos cambios en el medio de una temporada
Hacía dieciseis años que Peñarol no cesanteaba a un entrenador durante el transcurso mismo de una Liga Nacional. El martes 10 de febrero de 2004, dos días después de una categórica caída ante Ben Hur en Rafaela, la dirigencia que, como hoy, encabezaba Domingo Robles consensuó con Daniel “Zeta” Rodríguez la rescisión de su vínculo como entrenador del plantel de Liga Nacional. Su breve segundo ciclo no daba para más y, a falta de quince fechas, el equipo estaba en el último lugar de la tabla de posiciones y perdía la categoría.
Asumieron el cargo el “Negro” Osvaldo Echevarría y el “Ruso” José Bonfiglio y lograron el objetivo de mantener la categoría a una fecha del final de la fase regular con un triunfo como visitante sobre Libertad de Sunchales.
En ese misma rocambolesca temporada, antes de interrumpir el vínculo de Daniel Rodríguez, el club había despedido a otro entrenador: Silvio Santander. La decisión se oficializó el lunes 9 de diciembre de 2003, paradójicamente después de una caída ante Ferro en Caballito (78-90). El equipo también había caído al último lugar y había perdido 16 de los 20 cotejos de la temporada. Y también, interinamente, asumió la dupla Echevarría-Bonfiglio.
En su historia en la máxima categoría de la Liga Nacional, Piccato se convirtió en el octavo entrenador desvinculado por Peñarol durante el transcurso de la temporada. Su nombre se suma a los de Horacio Seguí (1988), Heriberto Schonwies (1990), Miguel Volcán Sánchez (1991/92), Alejandro Álvarez (1991/92), Marcelo Plá (1999/2000), Daniel Rodríguez (dos veces, 2002/2003 y 2003/2004) y Silvio Santander (2003/2004).
La Capital