Argentina derrotó a Rusia en el cierre del Grupo B del Mundial y avanzó invicto a la segunda fase. Partidazo de Campazzo, clave para lograr la victoria.
Era un juego clave para mantener el invicto, sumar de cara a la segunda fase, y al mismo tiempo continuar aceitando el engranaje de un equipo que en este Mundial va creciendo con el correr de los partidos. Enfrente una Rusia disciplinada pero inconstante, y al mismo tiempo peligrosa por tener la clasificación asegurada de ante mano.
Concentración altísima, presión sobre la bola y constantes bloqueos para impedir segundas opciones, así comenzó un partido que tardó tres minutos exactos en romper el cero (asistencia de Garino para la bandeja de Delía). Argentina se plantó muy bien, pero chocó con su pobre efectividad (4/16 cancha). El trabajo defensivo de Delía y Garino no tuvo réditos, tampoco el manejo de los tiempos de Campazzo. El problema fue el aro contrario, y los de Bazarevich le sacaron rédito con un trabajo silencioso y efectivo para tomar la delantera, en un cuarto raro y atípico donde Argentina estuvo dos minutos sin anotar, y a Rusia le entró todo lo que tiró: 17-12.
Un triple de Campazzo en el final del primer capítulo, sumado a un recupero con asistencia para Scola marcaron el inicio de la recuperación. El cordobés sacó a relucir su condición de líder, levantó al equipo y contagió al resto. Argentina volvió a las fuentes, hiper concentrado y con una defensa formidable recuperando balones en la primera línea para dañar en transición con la movilidad y la lectura de juego de Facu. Con un parcial de 15-0, los de Hernández dejaron sin puntos a Rusia durante 7 minutos. ¡Una enormidad!
En el peor momento Hernández buscó y encontró respuestas en el banco, más allá del empuje de su mejor jugador. Con Laprovittola, Deck y Fjellerup el equipo ganó en dinámica para retomar el control. Con la salida de Campazzo lo emparejó Rusia con mucha circulación y quiebres constantes, llevando a Argentina a un juego mucho más estacionado, y donde Scola fue el principal destinatario de las ofensivas con 10 puntos convertidos, todos en el segundo parcial. El cambio le favoreció a Bazarevich, porque la diferencia se redujo a seis al final de la primera mitad: 33-39.
El tercer capítulo se jugó con posesiones lentas y mucho juego estacionado. El negocio de Argentina fue liberar el perímetro dada la baja efectividad de larga distancia de Rusia (0/8 triples en el cuarto), y al mismo tiempo tratar de contener a Kurbanov y Zubkov, las principales armas de los europeos cada vez que metieron la pelota en el poste bajo. En ataque Delía se convirtió en el receptor más buscado por Campazzo. No fue casualidad, el pivote nacido en Saladillo fue inteligente para ganar la posición y efectivo para anotar, muchas veces atacando en soledad a las torres rusas. La táctica dio resultados, se dejó a Rusia en solo 7 puntos para ingresar al último cuarto ganando 53-40.
Contrariamente a lo esperado, Argentina perdió caudal en el cuarto final. Su ofensiva se hizo lenta y predecible, perdió efectividad y Rusia casi sin proponérselo fue recortando la ventaja. Sin embargo, todavía contaba con una importante intensidad defensiva liderada por Pato Garino. Con un parcial de 11-2 en 4m22s los de Bazarevich se pusieron a tiro (55-51), hasta que Campazzo se volvió a encender. A partir de ahí se hizo un planteó un juego cargado de nervios e imprecisiones. Pero el base argentino mostró toda su categoría en el cierre para el tiro volado primero, y el robo después, que lo mandó a la línea para liquidar el encuentro.
Roberto Martín (Enviado especial a Wuhan, China)
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Foto: FIBA