La trayectoria de Lionel Messi en el FC Barcelona no deja de sorprender.
Hace pocos días convirtió cinco goles en partido de Champions League ante el Bayern Leverkusen, consiguiendo un récord para la competencia. Con 49 conquistas, es el máximo goleador del torneo en su historia junto a Alfredo Distéfano, otro fenómeno de Galera y Bastón.
Lionel tiene sólo 24 años. Un orgullo para el fútbol argentino.
Messi es fundamental para posicionar al club catalán como el mejor equipo del momento. ¿Pero cuantos compatriotas precedieron a la Pulga en la historia del Barcelona? En total, veintiuno.
La primera huella es casi desconocida. Emilio Sagi Barba, delantero estrella en la Liga española de los años 20 del siglo pasado, fue el primer argentino en vestir la camiseta del Barcelona.
Hijo de un reconocido cantante lírico homónimo, nació en la localidad bonaerense de Bolívar, donde se encontraban sus padres cumpliendo compromisos profesionales.
Intimo amigo de Salvador Dalí, disputó 455 partidos para el FCB entre 1916 y 1936.
El primer compatriota formado en el fútbol nacional en ser parte del Barça fue el santafesino Florencio Caffaratti.
Número “8”, delantero hábil. Debutó en Vélez en 1937. Sus números con la camiseta de la V azulada fueron espectaculares: 41 goles en 49 partidos. Pasó a River Plate en 1939. No mantuvo el nivel. Luego pasó por Banfield y recaló en América de México. Llegó a Barcelona en 1947. Jugó dos temporadas. Ganó las dos ligas: 1947/48 y 1948/49.
El marplatense Marcos Aurelio Di Paolo es un desconocido para el fútbol argentino. Delantero, tuvo un intrascendente paso por Vélez Sarsfield y Chacarita Juniors a comienzos de los años cuarenta.
Probó suerte en México, donde triunfó. El Barcelona se interesó por sus servicios. Año 1948. Quedó en la historia por marcar el gol 1000 de los azulgranas en Liga. Fue el 22 de octubre de 1950 ante el Lérida, en estadio de Les Corts, antecesor del Camp Nou. Radicado en México, Di Paolo falleció en 1996.
Mateo Nicolau fue un wing izquierdo que tuvo un buen momento en el San Lorenzo de 1941. Compartió ataque junto a Isidro Lángara y Rinaldo Martino. Cuando el vasco emigró a México lo tentó en la aventura.
Pampeano, nacido en General Pico, fue figura en tierra azteca. Su fútbol llegó a Europa. El Barcelona lo contrató en 1948. Allí jugó cuatro temporadas. Hasta la aparición de la Pulga Messi fue el jugador argentino con más títulos en el club catalán: Dos ligas, dos Copas del Generalísimo (actual Copa del Rey), dos Copas Latinas y Dos Copas Eva Duarte (actual Supercopa española).
Breve fue el paso del rosarino Humberto Giménez en el club de la Ciudad Condal. Jugó tan sólo siete encuentros en la temporada 1949/50. Delantero de área, jugó en Rosario Central y Platense. Lo mejor de su carrera lo hizo en Liverpool de Montevideo.
El nombre de Carlos Domingo Medrano no dice mucho de por sí. Arquero de gran tamaño. Similar a Antonio Roma. Surgió en Dock Sud. En el club de los inundados jugó entre 1953 y 1958.
En 1959 pasó a Tigre. Pero el Barcelona le había puesto los ojos y lo contrató. Jugó tan sólo cuatro partidos en dos temporadas.
Bernardo Patricio Cos era figura en Belgrano de Córdoba. En el Nacional de 1971 marcó cuatro goles en trece partidos.
En el centro Bernardo Cos, Heredia a la derecha.
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En junio de 1972 el Barcelona pagó 55.000 dólares por su pase. Cuchi jugó tres temporadas con la “7” azulgrana. Compartió el ataque del equipo junto a Johann Cruyff. Un lujo reservado para pocos.
Ídolo fue Juan Carlos Heredia. Milonguita. Un crack. Nació en Córdoba el 1 de mayo de 1952. Delantero potente y hábil. Al igual que Cos surgió en Belgrano de Córdoba.
En aquellos años setenta, el clásico cordobés se trasladó a España. En el Real Madrid brillaba Carlos Chupete Guerini. Delantero identificado con Talleres de Córdoba.
Jugó en el FC Barcelona entre 1974 y 1980. Participó de una delantera memorable junto a los holandeses Johannes Neeskens y Cruyff. Una serie lesión en su rodilla izquierda lo alejó del fútbol. Intentó volver en 1981 jugando para River Plate. Le fue imposible continuar.
Dadivoso en su vida, padeció graves problemas económicos. Enterados de su situación, los dirigentes del Barcelona lo invitaron a trabajaron en el club.
Rafael Dalmacio Zubiría fue otro de los argentinos que vistió la camiseta blaugrana en los setenta. Un caso extraño. Debutó en Unión de Santa Fe como delantero, pero trascendió como defensor.
Luego del descenso de los tatengues en 1970, fue transferido a Argentinos Juniors. En 1972 lo contrató Racing de Santander. En 1977 pasó al Barcelona. Allí recibió el apodo de “El Toro”. Jugó 129 partidos hasta 1982.
1982 fue un año especial en la vida del club catalán. La directiva del Barcelona desembolsó una fortuna para contratar al genio del fútbol mundial: 7.300.000 dólares por Diego Armando Maradona.
El paso de Diego por el Barça tuvo altibajos. El estilo de juego impuesto por César Luis Menotti era atrayente, pero no regular. Fueron años de triunfos vascos. Campeonatos del Athletic de Bilbao y la Real Sociedad.
Maradona sufrió de hepatitis y luego una terrible fractura. Fue en septiembre de 1983, cuando una patada de Andoni Goikoetxea le produjo la fractura de su tibia, peroné y tobillo izquierdo. Jugó 58 partidos, con 38 goles convertidos. En 1984, Diego fue transferido al Nápoli.
El paso del rosarino Jorge Luis Luján Gabrich en las filas del Barcelona no es recordado. Figura en Newell´s, pasó al Barça en 1983 como proyecto de enorme goleador. Figura en la Selección Juvenil, junto a delanteros de la categoría de Oscar Dertycia y Claudio García.
Sin lugar por estar cubierto el cupo de extranjeros. Con la lesión de Diego se le abrió una oportunidad. Jugó tan sólo dos partidos.
Pasará más de una década para que otro argentino vista la camiseta blaugrana. Curiosamente será otro rosarino.
Juan Antonio Pizzi mostró sus dotes goleadores en Rosario Central entre 1988 y 1990. Luego pasó por México y recaló en España. En la península descolló con la camiseta del Tenerife. Se nacionalizó español y jugó con la camiseta roja. Pasó al Barcelona en 1996.
En la Ciudad Condal convirtió 11 goles en 48 partidos. Un dato: casi nunca fue titular, y la mayoría de sus goles sirvieron para sumar puntos.
Con la Sentencia Bosman, fallo judicial que abrió las fronteras a los futbolistas con pasaporte europeo, los argentinos arribaron con mayor facilidad a Barcelona.
En 1998 firmó contrato Mauricio Pellegrino. El ex defensor de Vélez Sarsfield jugó 23 partidos. Luego pasó al Valencia. El arquero Roberto Bonano defendió la meta azulgrana en 51 partidos entre 1998 y 2001.
Caso paradójico el de Javier Pedro Saviola. 35 millones de euros pagaron Barcelona a River Plate. El más alto en la historia del fútbol argentino. Junio de 2001. Desde su debut, con tan sólo 16 años, había marcado 58 goles en 120 partidos. Con once goles fue el goleador del Mundial Juvenil Argentina 2001.
En Barcelona nunca fue titular indiscutido. A pesar de un promedio de gol envidiable: 49 conquistas en 123 partidos oficiales.
El arribo de Juan Román Riquelme a Barcelona respondió a un expreso pedido del entrenador holandés Louis Van Gaal. Año 2002. No fracasó. Tampoco descolló. Jugó 30 partidos y marcó 3 goles.
Juan Pablo Sorín fue contratado en el mercado de invierno de 2003. Se esperaba mucho de él. Fue un fracaso absoluto.
Maximiliano López jugó catorce partidos entre 2004 y 2006. No abrió el marcador. En aquel 2004 debutó Lionel Andrés Messi. Fue el 16 de octubre, en el clásico ante el Espanyol. Tenía 17 años.
El paso de Gabriel Alejandro Milito tuvo una particularidad. Viajó a España para incorporarse al Real Madrid. No pasó la revisión médica. Jugó en el Zaragoza en excelente nivel. Fue contratado por el Barcelona. Vistiendo la camiseta azulgrana sufrió una durísima lesión, de la cual nunca se recuperó completamente.
Javier Alejandro Mascherano es el último argentino en ésta historia. Mediocampista central surgido en la escuela Renato Cesarini. Protagonista de un hecho inédito: debutó en la selección argentina antes que oficialmente en primera división.
En agosto de 2010 pasó del Liverpool inglés al Barcelona en 24 millones de euros. Josep Guardiola cambió su juego. Lo ubicó de defensor central. Mal no le fue: ganó absolutamente todos los títulos posibles con la camiseta azulgrana.
Por Carlos Aira para Télam.