Escribió Diego Bautista del diario Los Andes de Mendoza desde Buenos Aires que

Godoy Cruz derrotó a Quilmes y sigue en lo más alto de la zona. Se aseguró, como mínimo el segundo puesto y, por ende, un lugar casi seguro en la Libertadores 2016. Pero lo que le quita el sueño es jugar la final y ser el primer equipo del Interior del país no afilado directamente a AFA en ser campeón.

Si la historia la escriben los que ganan, este Godoy Cruz va camino a meterse de lleno en los libros de oro del fútbol mendocino. No hay con qué darle. Nada ni nadie lo voltea. Supera momentos difíciles y sabe aprovechar sus momentos. Hace un culto del amor propio y cuando el equipo empieza a tambalear, aparece la mano de un técnico que es un verdadero estratega. Por todo ello, gloria a este Tomba histórico que quedó a un paso de clasificarse a su tercera Copa Libertadores de América.

Quilmes, con todos sus problemas a cuestas, con sus enormes limitaciones colectivas, con su presente lleno de nubarrones, complicó la vida a Godoy Cruz. Fiel a su costumbre de los últimos encuentros, al Tomba le costó demasiado hacer pie. Impreciso, partido, inconexo, el elenco de Méndez no supo resolver los problemas que le planteó el Cervecero con su esquema particular (3-5-1-1) y con la clara intención de achicar espacios hacia atrás para salir rápido de contra.

Sin embargo, durante gran parte de la primera etapa, Quilmes fue el que tuvo la pelota y el Tomba el que corrió detrás de ella. Mientras Braña manejaba los tiempos y se hacía dueño del mediocampo, Zuqui, Pol, Silva y compañía brillaban por su ausencia. Para colmo, Mansilla complicó con su movilidad a Abecasis y el voluntarioso Imperiale acompañaba.

Los gritos que pegó Méndez en el complemento, surtieron efecto rápidamente. El Tomba se paró varios metros más adelante, aceitó la maquinita de presionar alto y fue en busca del triunfo. Definitivamente, la actitud era otra. Ése sí era el puntero de la zona 1, el que quiere el campeonato. En tres minutos generó todo lo que no había podido en el primer tiempo.

Primero, Dulcich tapó un remate a Ceballos. En la siguiente, tras un rebote, el capitán de la nave, Fernando Zuqui, sacó un zurdazo imparable que hizo sacudir las piolas. El Tomba estaba más arriba que nunca y el partido se ponía a pedir lo suyo: con todo el campo para la contra, tuvo dos chances claras para liquidarlo, pero falló donde no se debe, en la zona caliente, donde se definen los partidos y los campeonatos.

Quilmes reaccionó y fue por el empate. Entre los 9′ y los 11′, el Rey Rodrigo lo salvó en tres ocasiones. Una tapada mejor que la otra. Pero en la siguiente, Federico Andrada no perdonó en el mano a mano. 1 a 1 y la bronca de volver a remar. El partido se había armado. Por convicción y obligación, el Tomba fue por el segundo.

Lejos de la claridad de otros encuentros, afloraron las ganas y el amor propio. Y cuando los minutos corrían más rápido que la pelota y la ilusión se esfumaba, Méndez volvió a mostrar que es un estratega: acertó con los cambios y justamente a Ángel González lo bajaron en el área. Penal que el Morro cambió por gol.

Encima, Romero se iba expulsado en el Cervecero. Correa puso la frutilla del postre y todo fue delirio. Los hinchas se frotan las manos y no es para menos. Gloria a este Tomba Libertador del Interior… y de América.