El equipo azulgrana superó por 2-0 al Decano en un adelanto de la 12da. fecha y, con un partido más, igualó a los xeneizes en la cima del torneo; Blandi y Reniero, los goles

San LorenzoSan Lorenzo

2

Atlético TucumánAtlético Tucumán

0

Nicolás Blandi (6′), Nicolás Reniero (82′)

Y San Lorenzo va. Impecable e implacable. Gana, no recibe goles y ya mira a Boca a los ojos. No parecen importarle en demasía contar con un DT interino ni los profundísimos baches que ofrece su juego durante lapsos demasiado largos en cada partido. Lo suyo es ganar, sin entrar en muchos detalles.

Hace algunos años, la sociedad argentina se vio invadida por una moda: todo y todos deben tener su “Día de…”. No hay calendario que alcance para acomodar profesiones, oficios, especialidades, subespecialidades, que se crean merecedores de un saludo. El hincha de fútbol, por supuesto, no iba a quedarse fuera del asunto.

Los de San Lorenzo eligieron el 30 de noviembre, recordando la fecha en que fue impedido el gerenciamiento del club a principios de este siglo, y ayer lo festejó como es debido. Es decir, cantando y saltando en las tribunas, en su mayoría estrofas autorreferenciales a sus valores como hinchas, sin importarles gran cosa lo que devolvía el equipo desde el césped. Y en cierto modo fue comprensible, porque, salvo en la recta final del cotejo, lo ofrecido ante Atlético de Tucumán dejó bastante que desear.

El equipo de Pampa Biaggio repitió en buena medida lo realizado el sábado último frente a Argentinos Juniors. Marcó en su primera llegada, aprovechando un buen desmarque de Gudiño a espaldas de Zárate; amagó durante un rato con lastimar alternando las posiciones de Romagnoli y el ex jugador de Rafaela y, a partir de eso, su juego se diluyó sin remedio. Incluso se repitió el máximo momento de preocupación: el sábado hubo un penal fallado por los bichos, y ayer, un gol mal anulado a Núñez.

Resulta difícil entender por qué jugadores de buen pie parecen incapaces de encadenar pases que permitan al equipo controlar los partidos, dominar al rival y evitar zozobras con el simple argumento de hacerse dueño de la pelota. San Lorenzo pretende un viaje directo al arco, ya sea porque es la consigna que le indican o porque desde las incansables tribunas se exige “jugar para adelante”, como si fuese una marca registrada del club.

La intención, sin embargo, naufraga por exceso de imprecisión, y así el Ciclón inquieta poco y nada arriba y la libreta de anotaciones se llena de ocasiones en contra.

Con la cabeza puesta en la final por la Copa Argentina y varios futbolistas no habituales titulares, Atlético Tucumán fue desnudando una por una las falencias del local. Las de elaboración, cortando con facilidad sus intentos de ataque, y las defensivas, con el manejo de Acosta y Núñez en el medio, las gambetas de Melo por la derecha y la potencia de Affonso, un 9 difícil de aguantar, para acentuar la inseguridad de Gonzalo Rodríguez y Caruzzo.

Romat, Núñez, Melo, Blanco, Affonso, cada uno fue sumando su chance de gol para alcanzar el empate. Chocaron con el arquero Navarro, lejos lo mejor que mostró el provisional colíder del torneo.

La ineficacia fue desinflando a los tucumanos y tranquilizando a la gente, cada vez más convencida de que Biaggio se ganó la continuidad en un puesto que todavía no tiene inquilino seguro.

El 2-0 desató el riquísimo repertorio de la que quizás sea la tribuna más creativa de nuestro fútbol. Ayer, al fin y al cabo, era el Día del Hincha, no el Día del Juego.