Por Walter Vargas
6 DE JUNIO DE 1965
Mañana a la tarde, vamos.
Así dijo mi papá: mañana a la tarde, vamos.
Y como yo no sabía adónde iríamos el domingo a la tarde, miré a mi papá con cara de no tengo ganas de ir a la casa de la abuela, es lejos, dos micros, hace frío, por qué no nos quedamos a escuchar la radio.
-Mañana vamos a la cancha, Banana. A ver al Pincha.
Y Banana, o sea, yo, el pibito rubio de seis años, se sintió como el Cacique Patoruzú cuando le daba un ataque de sorpresa y hacía plop.
Y le temblaron las piernas al pibe.
Y enseguida el pibe se quedó paralizado cuando la madre le dijo al padre te parece viejo, no es muy chico, a ver si hay lío.
Y suspiró aliviado y radiante, el pibe, cuando con la mirada fija en el chorro de agua caliente deslizado desde la pava al mate, el padre certificó lo que ya estaba escrito.
-Líos no va a haber. Es un amistoso con unos de Uruguay. Además, ya es hora, Edith. Vamos y chau.
No pegué un ojo esa noche. Ni un ojo pegué. Ojalá que no llueva, que no llueva, que no llueva. Ojalá que no llueva.
Y como el mantra funcionó, el domingo a la tarde mi viejo me agarró de la mano, salimos de casa, caminamos las seis cuadras hasta la parada del micro, subimos, nos sentamos atrás de todo, como me gustaba, bajamos, volvió a agarrarme de la mano, caminamos por uno hasta 57, sacó la entrada, entramos por 55, murmuré qué lindo que es el pasto y supliqué vamos arriba detrás de aquel arco, papá, ¿aquello blanco, de arriba, es un colegio?
Y desde arriba, bien arriba, cuando Estudiantes entró a la cancha tiré una papelitos que bien guardados tenía en el bolsillo derecho del pantalón. Restos de una revista de aventuras, del Llanero Solitario, que ya había leído como cinco veces y ya nada fantástico podía ofrecerme, porque lo más fantástico, lo único fantástico, lo que harían de mis ojos minúsculas bolas de chispa y de sal, fuego santo de la vida pura vida, crepitante, crocante, contante y sonante, lo único fantástico, lo único, era lo de esos tipos de camiseta albirroja que se pasaban la pelota contra unos de naranja. Los de Sudamérica. Los de Uruguay.
Ganamos 1 a 0. El gol lo hizo uno de piernas flacas, el 7 de los nuestros.
-Lo hizo el 7, ¿no papá?
-Sí, Banana. Lo hizo Bilardo.