Por Osvaldo Wehbe en el Puntal de RIO IV
Se fue Argentina del Mundial. Casi ni se notó su presencia en cancha en la primera ronda. Siempre estuvo de manera encantadora en las tribunas. Siempre fue y será “peligrosa” para quien la enfrente. Tanto es así que Francia soportó en la última jugada una posibilidad de empate, cuando parecía, dos minutos antes, todo concluido. Empiezo este comentario así, para salirme de la regla por la cual todos caerán nuevamente sobre el técnico y el equipo (debieron hacer una pausa después de Nigeria).
Está bien decir que Argentina jugó mal casi siempre la Copa del Mundo. Está bien contar de un técnico que no dio en la tecla, y al cual ni siquiera le alcanzaron tres goles para ganar. Un entrenador que paró a Argentina, ya en amistosos, con la impresión de ser vulnerable y susceptible de ser goleada si el rival acertaba en las contras o aprovechaba la velocidad de sus delanteros, como ocurrió contra Nigeria y España en amistosos y ayer frente a Francia. Argentina se va por eso y por muchas cosas más que rodean a nuestro fútbol y que no recibirán el castigo que merecen. Todos caerán sobre Messi y los que jugaron, sobre Sampaoli y el cuerpo técnico. Pocos, por miedo o conveniencia, hablarán de la AFA, de la relación directa con el gobierno nacional (que ahora será negada y hasta se situará en la vereda de enfrente). Casi ninguno de los especialistas en “redes chismosas”, hablarán del desaguisado dirigencial. Tampoco mucho de fútbol.
¿Para qué Messi de falso nueve? Pavón inmolado. Di María un poco mejor que otras veces. Enzo Pérez y Banega que parecen esos parientes que jamás sorprenden, que regalan siempre lo mismo, y hablan de lo mismo.
Mercado ofreciendo su corazón para ir y regalando su posición para que, por ahí, Francia destrozara cualquier esperanza albiceleste.
Perdimos frente a un equipo superior. Y así y todo, en un momento, el esternón fresco habitual en Francia nos permitió estar arriba en el marcador y casi empatar en la última.
Argentina no va a hacer una lectura de lo primordial. De la estructura del fútbol, esa a la que le crecieron varios honguitos, pretendidos Grondona que lo hicieron tan mal como éste, sólo que multiplicado y burdo.
Puede que además de Sampaoli hagan un lado a Tapia, para que el Gobierno no quede tan pegado a la derrota. Es tarde. Los que leen de verdad, lo que al fútbol argentino le ocurre, saben que todo va más allá de la política y se la lleva puesta.
Decenas de dirigentes del ascenso porteño en las tribunas con cuñadas y suegras, un montón de “barras” compensados con un viaje maravilloso de parte de cada club que los contiene y aprovecha.
Lo de siempre. Lo del grondonismo ilustrado. Lo que nunca va caer. Lo que nos marca el destino país, gobierne quien gobierne, porque el fútbol no tiene letras ni colores a la hora de los “negocios” espurios. Argentina se va con la ratificación de Tagliafico y Pavón, por ejemplo, para no ser injusto con los que están para mirar al futuro.
Hay una generación que dice adiós. La de Mascherano. Ojalá no sea la de Messi. A Lionel hay que seguirle dando el crédito que merece uno de los mejores de la historia.
De nada valió una concentración por la que se pagó dos millones de dólares en reacondicionarla, tipo hotel cinco estrellas. Eso es para turistas. Los jugadores tienen que estar bien, pero si ustedes visitan las instalaciones de la concentración argentina en Bronnitsy, a 60 kilómetros de Moscú, no dudarían en pensar que ese dinero bien podría aportarse al fútbol raso, el de las inferiores y el del mal llamado interior. Y no es demagogia. Daba cosa tanto lujo.
En fin, caímos ante Francia. A pegar la vuelta. No hay otro árbol del fútbol para tapar el bosque del país. Si sirve para que de una vez por todas la redonda no sea pan y circo ni el opio de nuestro pueblo, bien por Mbappé y compañía.
Los futboleros derramamos alguna lágrima en la tarde de ayer. Nada que no se cure. Es solamente fútbol. Pero el fútbol argentino, así como sustantivo, es muy difícil de recuperar. Ya estarán pensando en Superligas y Libertadores, en B Metropolitana y muy poco en federales. Como siempre. De manera tan lamentable como la eliminación de nuestra selección.