La “mirada” rosarina, del diario LA CAPITAL, señala que Newell’s empezó con el pie izquierdo. Tuvo una ráfaga que le alcanzó para lograr una temporaria igualdad en el complemento, pero pagó muy caro sus errores defensivos e Independiente, con un Mancuello en un gran nivel y otros buenos intérpretes, se llevó un triunfo merecido y le llenó de dudas el arranque al Tolo Gallego.
La expectativa era muy grande. El regreso del Tolo Gallego, algunos de los refuerzos, la ilusión renovada. Ese era el inicio de una tarde-noche entusiasta para el universo leproso.
Sin embargo, luego de unos primeros minutos en los que quiso demostrar que estaba para ser protagonista, esta nueva versión rojinegra comenzó a mostrar fisuras, sobre todo en el fondo, e Independiente -que había comenzado dubitativo y desordenado- se dio cuenta cómo debía atacar.
Ya a los 5′ había avisado Mancuello con una contra que no prosperó por definirla con su pero perfil.
Newell’s tenía la posesión pero no lograba generación de fútbol. Con el correr de los minutos, el local comenzó a juntar preocupaciones. Porque no aparecía Figueroa, porque Bernardello no era opción y porque Scocco y Maxi Rodríguez no podían entrar en el circuito de generación, bien anulados por el fondo del Rojo.
Hubo alguna chance, como un cabezazo de Coty Fernández a los 6′ que conjuró el Ruso Rodríguez pero era poco a esa altura del partido.
Hasta que a los 10′, el zurdo Pisano se hamacó una y otra vez ante Casco por derecha, sacó el centro y Lucas acomodó el cuerpo y sacó un derechazo medido que se coló junto al palo izquierdo de Ustari sin que la defensa lograra reaccionar.
A los 14′ Tevez -que entró muy poco en acción- sacó un bombazo que obligó al manotazo de Rodríguez, pero un minuto más tarde el que la tuvo fue Lucero, otra vez de contra.
Bien parado de contra, con la velocidad de Mancuello y Pisano y la buena ubicación de sus dos puntas, el Rojo llevaba más peligro que un Newell’s que tenía esporádicas reacciones futbolísticas.
Sin reacción, los de Gallego vieron como Villalba perdía la pelota en el medio frente a Lucero, el pase en profundidad para Albertengo y la definición ante el indefenso Ustari para el 2 a 0 a los 32′.
Newell’s se perdió en la intrascendencia en esa primera mitad, dejó más dudas que certezas y mostró una imagen lejos de la esperada.
El fútbol puede más que las palabras y lo escrito. Porque en esos primeros 20 minutos, pasó de todo. Un ritmo infernal, la reacción esperada y concretada de Newell’s, el desconcierto de Independiente y los goles.
Porque el que se paró como lo hizo Independiente al principio fue Newell’s, que lo dejaba venir y se acomodaba mejor saliendo de contra.
A los 6′, a Tagliafico no le quedó otra que bajar al ahora rapidito y enchufado Tevez -que a los 21′ se retiró del campo por una lesión muscular- y Maxi Rodríguez se encargó rápidamente de traducir en el 2 a 1.
A los 13′ llegó el empate, porque en una réplica magistralmente conducida por Maxi, el centro de Tevez terminó con la estirada del Negro Figueroa para empujarla al fondo del arco de Rodríguez. Era el empate y la locura en el Marcelo Bielsa. Parecía que se venía la hecatombe para el Rojo.
Sin embargo, Mancuello siguió haciendo de las suyas y a los 22′ encontró una pelota magistral ubicada por Pisano para quedar solo ante Ustari, quien en la salida lo golpeó fuerte y Rapallini cobró penal.
Newell’s fue por una nueva igualdad pero seguía padeciendo notorios inconvenientes en el fondo y cada ataque de la visita llevaba zozobra al inestable fondo rojinegro, sobre todo entre los zagueros centrales.
Y algunos nervios de más conspiraron contra las intenciones leprosas. Como a los 38′, cuando Bernardello le entró muy fuerte abajo a Emiliano Papa y Rapallini le mostró la roja directa. Encima, Maxi Rodríguez jugó con molestias los últimos minutos.
El partido se extinguió con el triunfo del Rojo y la ilusión de Newell’s de tener un comienzo auspicioso por el piso. Ahora, es tiempo de barajar y dar de nuevo. Es un torneo demasiado largo, pero no deja de ser un llamado de atención para los de Gallego.