“EL PRÓXIMO DOMINGO A LAS 09.00 TENEMOS UNA CITA DE HONOR CON MIGUEL SANCHEZ Y DEBEMOS DECIR PRESENTE PARA CORRER POR ÉL, POR LA VERDAD, LA JUSTICIA Y LA MEMORIA, MAS ALLA DEL MACRISMO Y SU HABITUAL DESAPEGO IDEOLOGICO Y FALTA DE CONVICCION PARA REALIZAR LA MARATON”
Con estas palabras se pronunciaron los Dres. Claudio O. Giardino y César Francis en la convocatoria lanzada para lograr una gran cantidad de participantes en la CARRERA DE MIGUEL, a realizarse el próximo DOMINGO A LAS 09.00 hs. partiendo desde la flamante CALLE MIGUEL SANCHEZ (ex Crisólogo Larralde) frente a la entrada al CENARD.
El Dr. Claudio O. Giardino puntualizó “Los derechos humanos y el deporte deben seguir transitando juntos el camino de la verdad, la justicia y la memoria, ya que desde el deporte se generan púlpitos amplificadores de singular potencia para difundir valores tan nobles como los que representa y sintetiza la figura del atleta Miguel Sanchez”.
Por su parte el Dr. César Francis señaló “Es un gran paso haber logrado que la carrera de Miguel se mantenga en la Ciudad de Buenos Aires pese a la gestión macrista, aunque genera mucha indignación ver que el actual Gobierno de la Ciudad está dispuesto a gastar alrededor de 18 millones de pesos en una carrera de TC para hacerla en las calles, y escatima recursos en la organización y difusión de la CARRERA DE MIGUEL, aunque esto es una consecuencia clara de su escala de valores y prioridades”
Las inscripciones podrán hacerse en el Club de Corredores: Av. Monroe 916 – lunes a viernes de 09:30 a 20:00 y sábado de 10:00 a 14:00hs. (Tel.: 4780-1010) o en el CGP 14: Beruti 3325 desde el lunes 19 de marzo a viernes 23 de marzo, de 10:00 a 18:00 hs. El día de la Carrera no se realizarán inscripciones.
EZEQUIEL FERNÀNDEZ MOORES ESCRIBIÔ HOY “EL SENTIDO DEL DEPORTE” en la contratapa de la Naciôn Deportiva
La carrera del domingo, por las calles de Núñez, contará con Gabriella Stramaccioni, alma de Libera, una asociación que lucha contra las mafias en Italia y cuyo presidente honorario es un hijo de Carlo Dalla Chiesa, el general asesinado por la Cosa Nostra en 1982, en Sicilia. Stramaccioni, una ex maratonista de 50 años, viaja por Italia para hablar de las mujeres que enfrentan a la mafia. Junto con ella, también correrá el domingo por Núñez Matteo Di Ianni, autista, uno de los chicos del “Progetto Filippide”. Para Filippide, el deporte es un instrumento de rehabilitación y terapia que ayuda a personas que sufren déficits de desarrollo. Matteo ya responde. Y hace preguntas a su padre: “¿Cuándo partimos a la Argentina?” Y también correrá con ellos Claudio De Paolis, 17 años. Cuatro años atrás, su padre, Riccardo, sufrió un infarto cuando se preparaba en Roma para participar de “La Corsa di Miguel”. Claudio, me cuentan desde Roma, “viaja con Miguel en la cabeza, el mismo Miguel que hacía correr a su padre”. Llegarán más de 30 italianos para correr este domingo la XI edición de La Carrera de Miguel. El responsable del viaje también es italiano. Se llama Valerio Piccioni, periodista de La Gazzetta dello Sport.
Valerio suele recordar siempre su viaje de 1995 a Sarajevo, para escribir historias de la Yugoslavia dividida por la guerra y participar de la campaña “Buena Navidad Sarajevo”, que llevó elementos deportivos a las víctimas del conflicto. No olvida al soldado guía que en la Sarajevo serbia le hablaba del ex NBA Predrag “Sasha” Danilovic o del ex crack del Milan Dejan Savicevic. Idolos deportivos que dieron el paso para poder hablar luego del drama profundo de la guerra. Al año siguiente, La Gazzetta dello Sport lo mandó a Dallas, al barrio de Michael Johnson. Nadie conocía allí al héroe en los Juegos de Atlanta 96, hasta que, de casualidad, un taxista le señaló a la madre del atleta. Para escapar del periodista, la señora también negó conocer a su propio hijo. Piccioni, que intervino en la organización de carreras de paz en Kosovo, acompañó en 2000 al maratonista Pino Papaluca en una travesía entre Jordania e Irak para denunciar por igual a Saddam Hussein y a George Bush. “Si el deporte le dio felicidades y lo volvió alguien mejor -escribió una vez el periodista Ariel Scher- Valerio sabe también que el deporte puede hacer eso mismo con el mundo”. En ese mismo año 2000, Valerio, sin entrenamiento y con un dolor en el tobillo, se propuso correr el Maratón de Roma. Lloró al pasar por las oficinas de su padre, fallecido unos años antes. Tardó 3 horas y 56 minutos, pero llegó a la meta. La emoción le hizo escribir la nota más veloz de su vida. Ocho días después, Valerio organizó por las calles de Roma la primera edición de “La Corsa di Miguel”.
Valerio se enteró de la existencia de Miguel Sánchez cuando el 15 de agosto de 1998, en su primer viaje a Buenos Aires, compró en una librería de la avenida Corrientes el libro “El Terror y la Gloria”, que hablaba del Mundial ?78 y contaba en pocas líneas la historia del atleta que escribía poemas y fue desaparecido durante la dictadura. “Era la historia de un hombre que escribía y corría, y yo también escribo y corro”. Valerio volvió a Buenos Aires en enero del 99. Ya tenía un artículo pionero que los periodistas Scher y Víctor Pochat escribieron en Clarín sobre Miguel. Buscó teléfonos en guía y llegó en micro hasta Avenida de las Moreras, en Bella Vista, a unos 25 kilómetros de San Miguel de Tucumán, la casa natal de Miguel Sánchez. La temperatura superaba los 40 grados. El periodista que llegaba desde Roma comió un mondongo delicioso preparado por Mónica, hermana de Miguel. “El mejor restaurante de Argentina se llama Mónica”. Dijo Valerio a Elvira, la hermana más conocida de Miguel, cuando retornó a Buenos Aires en julio de ese mismo año. Tomó coraje y le pidió a Elvira el diario que escribía Miguel. Leyó las anotaciones y entrevistó gente, pero advirtió que el libro, su objetivo original, podía esperar. Que lo mejor era correr con otros, como le gustaba a Miguel.
La primera Corsa di Miguel, el 9 de enero de 2000, no fue fácil. Valerio invitó a Elvira. Cuando la fue a buscar al aeropuerto de Roma de su auto caían afiches e inscripciones para la carrera. No se hacía tiempo ni para cenar. Dos días antes de la prueba llevó a Elvira en auto por Turín. Elvira lloró emocionada viendo los paisajes. Vieron juntos “La Noche de los Lápices” en una escuela con estudiantes. En la conferencia previa a la carrera, un periodista chileno celebró a Pinochet. Minutos antes de la largada, un atleta rompió el candado porque no había quien abriera las puertas del estadio. Policías municipales irrumpieron exigiendo el permiso para correr. Hubo apenas 353 inscriptos. La corsa de 2001 tuvo dos largadas, por error. La organización fue criticada. Valerio jamás se rindió. La Corsa di Miguel, que organiza con un pequeño grupo llamado Club Atletico Centrale, hoy es un éxito. No importa si Roma tiene alcaldes de izquierda o de derecha. Niños, ancianos, hombres, mujeres, inmigrantes corren por un “Nunca Más” en el mundo, por ciudades habitables y por el deporte que une. La Carrera de Miguel, que se corre en Buenos Aires desde 2001 (luego se extendió a otros puntos del país), llegó a tener unos 15.000 inscriptos en 2008. El macrismo, más desinteresado, volvió a anunciar la prueba del próximo domingo con apenas una semana de anticipación. Una hora después, y a muy poca distancia, se corre en Vicente López la Nike Women’s Race.
“No hay difusión, no hay afiches. Esta es una carrera que tiene un sentimiento, se corre por la vida, la libertad y para recordar. Si no la quieren hacer que lo digan, no tiene sentido hacerla de mala gana”, me dice Elvira. La hermana de Miguel estará este viernes a las 11 en el tramo de Crisólogo Larralde que va desde las avenidas Libertador hasta Lugones. El gobierno de la ciudad entregará alguna plaqueta. Y, por un proyecto de la legisladora Delia Bisutti, ese tramo llevará el nombre de Miguel Sánchez. Desde allí se largará la carrera el domingo a las 9, una de 8km y otra de 3. “No esperemos que el macrismo haga algo que no siente. Está en nosotros darle contenido, vigor y presencia a la carrera”, me dice el abogado César Francis, de la Asociación Todos por el Deporte y que participó en reuniones de la organización. A Miguel, empleado de maestranza del Banco Provincia, que hacía trabajo social en la Juventud Peronista, un comando militar lo arrancó de su casa de Berazategui el 9 de enero de 1978. Venía de correr por tercera vez la San Silvestre, la tradicional prueba brasileña que Osvaldo Suárez, su entrenador, había ganado tres veces en los años 50. Nunca más apareció.
El año pasado, la Justicia dictó condena a siete represores de El Vesubio, el centro clandestino que funcionaba en Camino de Cintura y Autopista Riccheri y por el que pasaron, entre otros, el escritor Haroldo Conti, el historietista Héctor Oesterheld, el cineasta Raymundo Gleyzer y también Miguel. El juicio, que tuvo testimonios desgarradores, sirvió a Elvira para conocer a Javier Casaretto. Y enterarse, 33 años después, que su hermano siguió vital y digno hasta los últimos días. “Miguel -le contó Casaretto a Elvira- protestaba diciendo que él venía de representar al país. Aún encapuchado les gritaba a los carceleros.” Valerio asistió a esa charla, en octubre pasado en un café de Avenida de Mayo. El periodista italiano investigó como nadie la vida del atleta. “Miguel -dice Valerio en un documental que la TV pública exhibirá en estos meses- trabajaba, estudiaba, enseñaba, amaba la vida. Lo admiro. Tenía coraje cuando hablar era la cosa más peligrosa del mundo. Segundo Correa, su amigo, me dijo una vez: «No es peligroso el hombre que piensa, sino el que con su pensamiento llega a los otros». Y Miguel se interesaba en los otros, creía que toda persona tiene algo que enseñarte. Y ese -dice Valerio- es el sentido más profundo del deporte.”