La velocidad mental; jugado a alto nivel, las horas de físico y de mente que requiere, la táctica y estrategia a implementar, el ganar, perder, empatar (tablas) habla a las claras de un deporte. Pero es respetable el que piensa que no lo es, porque el “movimiento físico” no se manifiesta y aparece como un “juego de mesa” y por consiguiente “sedentario”. No obstante, a pocos sonroja, mirar partdias de Póker en un canal de TV que se precia de “señal de Deportes”.

El lector de golesdemedianoche.com n Clody Plonitzky, desde Israel, nos “regala”,  en uno de sus correos, la historia del nacimiento del Ajedrez:

 

El nombre del antiquísimo juego del ajedrez es un buen ejemplo, entre tantos otros, de una palabra que ha evolucionado junto con la humanidad a lo largo de milenios, durante los cuales recorrió las más variadas tierras, eras y culturas, modificándose por influjo de incontables lenguas hasta llegar a los idiomas modernos.

La invención del juego-ciencia ha sido atribuida en diversas épocas a griegos, romanos, persas, escitas, egipcios y árabes, y es cierto que todos esos pueblos lo conocieron. Sin embargo, en la actualidad hay razonable consenso en afirmar que el ajedrez surgió en el Indostán, en época no determinada con certeza, pero muy remota. Inicialmente, se lo llamó chaturanga, en referencia a las cuatro alas (angas) del ejército indio: elefantes, carros, caballos e infantería.

Desde la India, el juego se difundió hacia China, Corea y Japón, y en el Occidente, hacia Rusia, de donde saltó a Escandinavia, Alemania y Escocia; pero esta vertiente del ajedrez se perdió en la bruma de los siglos, y la forma actual deriva de otro itinerario. Si aceptamos la versión del poeta y cronista persa Firdusi, el chaturanga penetró en Persia en el siglo VI de nuestra era, donde sufrió diversas modificaciones. En efecto, al llegar a este reino milenario, el chaturanga dejó de jugarse con dados, como en la India, y su nombre se convirtió en chatrang, que luego los árabes cambiaron a shatranj. Buena parte de la jerga ajedrecística que llegó hasta nosotros surgió en Persia, donde tuvo su gran apogeo. Así, ‘jaque mate’ proviene de sha mat, que significa “rey derrotado”.

Llevado por los árabes a España, el nombre del juego evolucionó a axatrazy, más tarde, a axedrez, que fue como lo llamó el ajedrecista español Ruy López de Segura en su Libro de la invención liberal y arte del juego de axedrez, publicado en 1561 y considerado hasta hoy una referencia para los estudiosos.

El nombre antiguo de la torre, roque, registrado por el Diccionario de la Real Academia Española como voz antigua, deriva del persa rukh ‘roca’, ‘atolón’, que luego los árabes utilizaron en la Edad Media para designar a sus carros de guerra. De ahí proviene el nombre ‘enroque’, una jugada de rey y torre al mismo tiempo. En ciertos festivales tradicionales de Valencia, todavía circula una carroza que se denomina ‘roque’, como los carros de guerra de los persas.

El nombre ‘alfil’ proviene del árabe fil ‘elefante’, pues esta pieza representaba el ala de los guerreros que combatían montados en paquidermos. Curiosamente, la pieza tiene el nombre de bishop ‘obispo’ en inglés y bispo en portugués, traducido, probablemente, por los monjes ajedrecistas del medievo.