Publicado en El Deportivo de Cl.
Rusia 2018 ya tiene un campeón. Un campeón espiritual. Se llama Croacia, el combinado más conmovedor de la Copa del Mundo. El equipo que no se cansa, el equipo que aguantó alargues en tres partidos consecutivos, el equipo que dio cuenta de Inglaterra por 2-1 en la semifinal disputada en Moscú.
Obviamente, no fue fácil. Inglaterra ha sido subestimada y quizás es lo mejor que le ha podido pasar en Rusia 2018. Pero con el pasar de los partidos, el conjunto de Garet Southgate ha sabido consolidar un estilo de juego. Claro, directo, colectivo ante todo.
Por eso le costó a Croacia tomarle la mano a un juego que maniata. Para peor, sufrió una desventaja tempranera. Porque los británicos abrieron la cuenta a los 5 minutos, gracias a un tiro libre impecable de Kieran Trippier y a partir de ahí reforzaron su idea de enredar el medio, alejar la pelota de los buenos del rival, en este caso Modric y Rakitic, y generar peligro con balonazos a Sterling y Kane, que las peleaban todas arriba.
Inglaterra anotó uno en el primer tiempo y bien pudieron ser dos. Pero el mismo Kane se perdió un gol increíble (el VAR se lo hubiese validado, pese al cobro de offside) y luego Lingard y Sterling fallaron frente al arco de Subasic. Al final el 0-1 fue un premio para los balcánicos, que parecían afectados por el desgaste de los dos partidos previos, que se definieron en alargue y lanzamientos penales.
El complemento, sin embargo, fue una exhibición del fútbol a caudal que tiene el combinado croata. Con tres delanteros con baterías extra, corriendo y presionando la salida inglesa, con Luka Modric dirigiendo todo desde el mediocampo y con Brozovic barriendo la mitad del campo con un pundonor extraordinario.
El cuadro dirigido por Dalic merecía el empate. Y se lo encontró a los 68?, luego de un centro de Vrsaljiko que Perisic empalmó de zurda. Fue lo más justo hasta ahí. No así en los 20 minutos restantes, donde Croacia hizo todos los méritos para llevarse el triunfo antes de la prórroga. El palo le quitó el segundo tanto a Perisic, los 30 minutos de tiempo extra otra vez se cruzaron en el camino de Modric y sus compañeros.
En el alargue, parecía que los croatas sufrían por el cansancio. Inglaterra, con su estilo por momentos rústico, se instalaron más cerca del arco contrario. Hasta tuvieron el 2-1, pero el cabezazo de Stone (en un tiro de esquina) fue despejado increíblemente por Vrsaljiko. Lo notable es que nuevamente se encendió el corazón de los balcánicos, lo suficiente para sobreponerse a los calambres e ir al frente a buscar el triunfo. Pickford le negó el festejo a Mandzukic, al filo del cambio de lado. De paso, el meta dejó muy averiado al delantero.
Todo adolorido, con un amor propio que impregna a la bandera de su Selección, el ariete se mantuvo en la cancha. Y recibió premio por eso. Porque a los 108? una desconcentración de Stones le permitió a Mandzukic transformarse en el héroe del partido.
Se lo merecía Croacia. Por fútbol, pero principalmente por una entrega de verdad estremecedora. Por primera vez en su historia, el conjunto rojiblanco se instala en una final del Mundial. ¿Llegará reventado? Seguramente. ¿Francia es favorito? Es lo más probable. Pero Croacia ya dio pruebas en Rusia de que tiene el talento y el corazón de un campeón.