En la búsqueda por alzar un título, a lo largo de ese recorrido, se van moldeando los principales candidatos. Los grandes, especialmente Boca y River, son continuamente un número puesto para ese debate. Detrás puede aparecer alguna revelación, como actualmente intenta serlo Talleres de Córdoba. Sin embargo, para finalmente ser campeón -dicen los protagonistas- se necesita que a las producciones se le agregue una cuota de fortuna. Anoche, en la victoria ante Temperley por 1-0, quedó en claro que el equipo de los Barros Schelotto también cuenta con aquello pese a dominar la Superliga de punta a punta. La incomodidad y desesperación externa desaparecieron gracias a esa vía, cuando no pasaba un buen domingo. Porque Boca no jugaba bien y le costaba vulnerar a su rival, pero un centro de Fabra desde la izquierda terminó en el arco de Ayala.
El xeneize se acostumbró a que cuando las cosas no salen, sorprende. Cuando pierde un partido, sorprende. Y cuando le cuesta definir un partido que, en la previa parece accesible, también. En la semana, Gastón Esmerado, DT de Temperley, no había puesto entre las probabilidades una derrota. Confiaba en su equipo y su plan ya estaba en su cabeza. Y mal no le salió, pese a irse derrotado. Boca jugó el peor partido del 2018: incómodo, por momentos sin la pelota y, curiosamente para un conjunto goleador, sin tantas ocasiones claras. De hecho, no pudo imponer el vértigo de los cinco minutos iniciales que los rivales siempre sufren, sobre todo cuando visitan la Bombonera, y fue la primera vez en el campeonato que se retiró al descanso sin convertir goles en su estadio. Síntoma evidente de que el rumbo no se presentaba tan claro como siempre.
Pero ahí está Boca. Siempre con algún recurso que permita superar al de enfrente. Cuando el camino no estaba alumbrado, el botín izquierdo de Frank Fabra direccionó la intención primordial del centro hacia el segundo palo. Josué Ayala, sorprendido, erró el manotazo y los cuatro costados del estadio se llenaron la boca de gol. Un desahogo importante, porque la historia no dibujaba un buen rumbo. “Fue un lindo gol. Tiré un centro, pero afortunadamente entró”, se sinceró el lateral colombiano en los vestuarios. Mientras que Lisandro Magallán aseguró que encontraron el tanto “a través de una situación rara” y reconoció que Boca no jugó bien.
Desde ahí, el trámite fue mayormente del local. El Gasolero se cayó en lo anímico: la suerte que jugaba a favor de la entidad de la Ribera había derrumbado de la manera menos imaginada la buena labor táctica. Los auriazules tomaron confianza con el 1-0 y empezaron a hacer méritos para agrandar el resultado, pero terminó siendo ajustado.
Boca mostró una floja imagen también por las decisiones de Guillermo Barros Schelotto. Poner a Cardona de volante interno no fue una buena idea. El colombiano debió desplazarse en una zona muy retrasada y comprometerse a colaborar con Nández y Barrios. Tan incómodo estuvo que se destacó más por las intercepciones que por el juego que se espera de él. Todo, claramente, lo genera Carlos Tevez y su obligada titularidad que le cambió cosas aceitadas al conjunto de los Mellizos: en tres fechas utilizó tres esquemas tácticos (4-2-3-1 ante Colón, inició 4-3-3 frente a San Lorenzo y anoche Boca se paró 4-3-1-2). Lo demuestra el nivel del equipo, que en ese trío de encuentros siempre le faltaron 45 minutos de buen nivel. Esmerado complicó con su idea, pero las propias dudas de Guillermo, también.
Pero la fortuna simplificó todo. No lo necesita por la calidad de sus jugadores y la diferencia de puntos. Pero si había un momento en el que tenía que hacerse presente, ese era ayer. Porque además, Boca no encuentra gritos en sus centrodelanteros. Desde la reanudación del campeonato, el Mellizo acudió a Carlitos, Walter Bou y Ramón Ábila, pero ninguno fue efectivo. Es cierto, el Apache convirtió el gol de la igualdad ante el Ciclón, el domingo pasado. Pero lo hizo una vez que la Panterita había ingresado y se había posicionado como N°9. Anoche, cuando Wanchope ya estaba en cancha, Tevez tuvo la chance de repetir un gol como mediapunta a través de un penal que no fue, pero Ayala se lo negó.
Bou ya tuvo muchos minutos en los tres partidos, pero su nivel no es el mejor y no aportó goles. No genera situaciones y se lo observa, muchas veces, a contramano del circuito al que acuden sus compañeros. La confianza del técnico parece ir diluyéndose y aquello se plasmó a los 16 minutos del segundo tiempo: Wanchope tuvo su debut oficial con la camiseta de Boca y, paradójicamente, la mala suerte dominó su única ocasión, acaso la más peligrosa de su equipo: el palo le quitó la ilusión de su primer grito.
El bicampeonato doméstico se mantiene rumbeado. Hay quienes sostienen, desde aquellas jugadas polémicas en el Nuevo Gasómetro, que los árbitros son los que favorecen al xeneize para que el camino no se dificulte. Pero no. Es la fortuna la que parece estar del lado boquense. Muchos ya la vinculan con la famosa suerte del campeón. ¿Será así, Boca?
La síntesis del partido
Boca Juniors: Agustín Rossi; Leonardo Jara, Paolo Goltz, Lisandro Magallán y Frank Fabra; Nahitán Nandez y Wilmar Barrios; Cristian Pavón, Carlos Tevez y Edwin Cardona; Walter Bou. DT: Guillermo Barros Schelotto.
Temperley: Josué Ayala; Adrián Scifo, Matías Nani, Ignacio Bogino y Marcos Pinto; Federico Fatttori, Adrián Arregui, Leonardo Di Lorenzo y Matías Orihuela; Marcos Figueroa y Ramiro Costa. DT: Gastón Esmerado.
Gol en el segundo tiempo: 14m. Fabra (BJ).
Cambios en el segundo tiempo: 12m. Fernando Brandán por Figueroa (T), 16m. Ramón Ábila por Bou (BJ), 19m. Juan Ignacio Sánchez Sotelo por Costa (T), 33m. Ezequiel Montagna por Orihuela (T), 42m. Julio Buffarini por Tevez (BJ) y 47m. Cristian Espinoza por Jara (BJ).
Incidencias en el segundo tiempo: 13m. expulsado Esmerado (DT de Temperley) y 36m. Ayala (T) le contuvo un penal a Tevez (B).
Amonestados: Ábila (B); Nani, Bogino, Scifo (T).