Luego de igualar 2-2 en los 90 minutos, el Colchonero se impuso por 4-2 en el alargue y se quedó con la Supercopa de Europa. La tercera fue la vencida para Simeone.
El Atlético de Madrid le ganó 4-2 al Real Madrid en la final de la Supercopa de Europa que se disputó en Tallin, Estonia. Luego de igualar 2-2 en los 90 minutos, con los goles de Diego Costa, en dos oportunidades, Karim Benzema y Sergio Ramos, el Colchonero se impuso en el alargue, gracias los tantos de Saúl Ñíguez y Koke
El partido se abrió rápido en favor del conjunto de Diego Simeone. Antes del minuto de juego, más precisamente a los 49 segundos, el uruguayo Diego Godín le metió un pelotazo largo a Costa, quien controló sobre el costado derecho del área grande y, casi sin ángulo, le rompió el arco a Keylor Navas.
Como era de esperar, a partir de allí el Merengue tomó las riendas del partido y de a poco fue llevando al Atlético contra su propio arco. Sin embargo, el tan ansiado empate se hizo esperar hasta los 27 minutos de esa primera mitad, cuando Benzema, con un cabezazo en el segundo palo, venció a Jan Oblak.
En el complemento, el trámite del encuentro fue parecido al de los primeros 45 minutos: el Madrid dominó la pelota y el Atlético esperó bien parado la oportunidad para salir rápido. Pero, a los 17 minutos del complemento, una mano de Juanfran adentro del área cambió todos los esquemas. Sergio Ramos fue quien cambió el penal por gol y obligó al Colchonero a ir en busca del empate.
Con más ganas que juego, los del Cholo lo intentaron y a los 34 minutos tuvieron su premio. Luego de un desborde por la derecha y un pase de atrás de Ángel Correa, Costa, con el arco a su merced, la empujó al fondo de la red.
En el alargue, el Atlético fue un torbellino. A los ocho de la primera mitad, Saúl conectó una volea impresionante desde cerca de la medialuna y marcó el 3-2. Seis minutos más tarde, y luego de una gran jugada colectiva, Koke liquidó el encuentro con una gran definición a contra pierna del arquero Navas.
La tercera fue la vencida para el Cholo, que había perdido dos finales de Champions ante el Madrid (2014 y 2016). Esta vez, su equipo supo leer los momentos difíciles del encuentro, pegó en los momentos justos y, por eso, terminó consagrándose campeón de la Supercopa de Europa.