La mirada rafaelina del diario La Opinión, nos permitirá entender cómo se ve lejos de la mirada del equipo más “grande”, que es lo que habitualmente recibimos de los medios hegemónicos:
El análisis es del columnista de dicho medio, Gonzalo Rodríguez:
El arranque fue electrizante, impensado y letal. Porque cuando apenas corrían un par de minutos Pussetto arrancó como “7”, aceleró como “Speedy” González y así, por velocidad, superó a todos. Llegó hasta Saja pero no le quedó fuerza para rematar con contundencia, por lo que el “Chino” tapó. Depetris, con su alma de delantero, llegó al recobre y empujó para el desahogo generalizado, sin contar con el línea Diego Romero, que se quedó marcando el offside existente.
Más allá de la desazón, fue la muestra de que Atlético salió a jugar una final. A partir de ahí Sensini propuso un partido chiquito, apretado y sus intérpretes actuaron con premura, concentración y entrega. Emocionó por momentos el esfuerzo de los de “celeste y blanco”, que no dieron ni una bola por perdida.
Con esa presión y algún toqueteo Depetris – González el local atacó, pero no marcó y eso lo puso en inferioridad de condiciones con el campeón y a los 44 volvió la crisis. Bastía, que venía haciendo un buen partido, salió a golpear y revoleó al paraguayo Romero. Vino un centro desde la izquierda, Sánchez llegó desde atrás para cabecear y acompañar simbólicamente la bola al ángulo de “Coco”. Con poco Racing se puso arriba y “Crema”…otra vez a remar en dulce de leche.
Atlético se revitalizó en el vestuario y salió a luchar. Volvió a subir en la cancha y rápidamente encontró el gol, una gran novedad. Bastía fauleó en un rebote, Baliño le dio vía libre y el “Polaco” sacó un derechazo sorprendente que se metió abajo, a la izquierda. Tantas veces abolló el parapelotas, anoche anotó un golazo, otra vez ante Racing.
Más allá de las intenciones, luego del empate a la “Crema” le costó sostener la intensidad y pasó a depender de una corrida de Pussetto. De a poco la “Academia” fue portando el balón cada vez con mayor comodidad y por eso pudo marcar. Por ejemplo a los 20, cuando entre Fernández y Castro erraron 2 veces en la misma acción con el arco vacío.
El final fue como el último round de Rocky, con ambos ya sin aire para pegar, pero con la impotencia de quedarse con las ganas.
Un punto de partida. Nada más y nada menos. Aparecieron más respuestas que en La Boca, porque esta vez el equipo de Sensini sí fue a buscar. A propósito del entrenador, Roberto sí ganó el encuentro. Planteó un juego de líneas altas, de presión extrema y de tomar riesgos. Esta vez sus jugadores le dieron la derecha.
Una campaña que parece iniciarse 4 semanas más tarde. Ojalá que haya sido eso.