En su debut por las eliminatorias FIBA, Argentina no tuvo inconvenientes, rotó mucho y ganó con suma autoridad. Scola fue la gran figura.

Argentina 96 – Paraguay 63
En la previa el partido ya mostraba matices de diferencia importantes y una brecha de nivel muy clara entre ambos. Pero había que jugarlo, porque era el debut en estas eliminatorias y porque siempre es pecado confiarse. De todas formas, cumpliendo con los pronósticos, Argentina le ganó a Paraguay con un muy claro 96-63 y tuvo su estreno en las ventanas FIBA con el pie derecho. La máxima figura fue Luis Scola, el gran capitán, que estuvo intratable y brilló con una enorme tarea: 22 puntos, 11 rebotes y 6 asistencias.
Desde el primer momento, Argentina mostró sus cualidades y marcó una diferencia de niveles ante Paraguay. El manejo de Laprovittola en la base fue ejemplar, con momentos muy buenos, creando mucho juego a través de los espacios y hasta anotando. A esto se sumó la intensidad de Deck y el siempre presente desequilibrio del capitán, Scola. Entre los tres se combinaron en 18 de los 26 tantos que anotó el equipo de Hernández, ante un Paraguay bastante frágil por momentos que intentó pelearla (buen arranque de Paredes) pero que no pudo seguirle el hilo a los argentinos.
Tras un inicio de 26-16 en el episodio inicial, Argentina comenzó a mostrar algunos bajones producto de la intensidad defensiva de Paraguay. Es cierto que por momentos fue por esa merma en el ritmo albiceleste, pero la realidad es que la presión rival también le generó muchos problemas a los de Hernández a través de las pérdidas que acusó. Cuando Argentina pudo correr lastimó muchísimo, y si bien Paraguay trató de ir bajando la brecha la realidad es que el seleccionado nacional lo tuvo bajo control y entró al descanso largo 44-29 arriba.
Scola venía siendo la gran bandera ofensiva con todo lo provocó dentro de la pintura, pero en el tercer cuarto también se destapó con dos triples consecutivos y de a poco Argentina lo fue cerrando, desde temprano, sin la necesidad de ser tan brillante pero con convicción gracias a su calidad individual. El capitán ya llevaba 17 unidades al terminar dicho periodo, pero sin dudas el gran protagonista de ese tercer cuarto fue Redivo.
El escolta del Bilbao anotó 14 de los 32 puntos que anotó Argentina en ese tramo, la selección se fue sintiendo cada vez más cómoda y a eso una profunda rotación donde repartió muchos minutos (como Fjellerup, Mainoldi y Penka Aguirre en la base). Terminó escapándose a 76-44 al terminar el parcial, con todo ya definido.
Ya no hubo tiempo de retorno para el partido, porque si bien Argentina bajó mucho su intensidad anotando apenas cuatro puntos en más de cinco minutos, la realidad es que el control nunca se le escapó y simplemente restaba esperar el resultado final. El equipo rotó, todos anotaron en el transcurso de la noche (el último fue Fjellerup a cuatro minutos del final) y el seleccionado argentino se fue encaminando de a poco a una victoria ya consumada desde temprano. Terminó siendo 96-63, con Scola ovacionado por todo el Superdomo en el cierre y un triunfo con mucha autoridad.
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