Argentina llegó a ganar por veinte puntos en el tercer cuarto, pero perdió la brújula, se pinchó y cayó ante Estados Unidos en la final de la AmeriCup.

Después de haber hecho una primera mitad de lujo y llegar a sacar veinte unidades de diferencia durante el tercer cuarto, la selección argentina no pudo frente a Estados Unidos y se quedó en las puertas de la consagración. Con lagunas y un complemento donde se desorientó permitiendo la remontada rival, Argentina se salió de foco y cayó 81-76, sin poder coronar la AmeriCup con el título y llevándose el segundo puesto del certamen.
La falta de experiencia de este muy joven plantel pesó en el cierre, pero de todas formas no hay que perder de foco el muy buen torneo que hizo la selección. Nico Brussino la rompió con 26 puntos en una definición sublime, además de tener en cuenta que este certamen mostró otros grandes desempeños de cara a futuro (Javier Sáiz por ejemplo, además de lo que han podido demostrar tres pilares como Facundo Campazzo, Pato Garino y Gabriel Deck).
Era el rival más complicado por todo lo que había mostrado en la previa, un equipo disciplinado, con una defensa muy sólida y un ataque sumamente peligroso. La consigna era pagarle con la misma moneda, está muy claro, presionarlo constantemente, no liberar a los tiradores, recuperar y jugarle de contra, de la misma manera que se hizo en la semifinal con México.
Y fue así como Argentina comenzó a construir el triunfo que le permitió abrazarse al oro, con personalidad, confianza y mucha concentración contrarrestó a su rival con un boxout que funcionó a la perfección para salir rápido de contra. Al ritmo que le impuso Campazzo se le sumó la efectividad de Brussino de larga distancia, en tanto Deck y Delía macharon cerca del cesto. Con un parcial de 14-7 Van Gundy pidió tiempo cuando quedaban 4m39s del cuarto inicial.
La aceleración constante llevó al error, y algunas pérdidas o malas selecciones le permitieron a Estados Unidos limar la diferencia con varios rompimientos de la primera línea y un par de triples de Hilliard y Hearn. Cuando Argentina logró recuperar el balón, volvió a lastimar con su juego de vértigo, teniendo en Brussino a su mejor arma. En los primeros diez la defensa en el tablero propio fue clave, dejando a Estados Unidos sin rebotes: 22-15.
Con Laprovittola en cancha Argentina pasó a dormir el balón. El resultado fueron posesiones largas y un juego mucho más lento que terminó beneficiando al dueño de casa. El ingreso de Sáiz resultó decisivo con 7 puntos seguidos para volver a contribuir en ataque, mientras el trabajo defensivo continuó rozando la perfección. Estados Unidos se fue estrellando contra un muro, por eso comenzó a apelar a los lanzamientos de larga distancia en su intento por cortar la brecha, pero el dominio argento fue total y así se fue el primer tiempo coronado con bomba de Campazzo: 42-27.
Tras el descanso Argentina mantuvo la misma premisa, ejecutando el libreto a la perfección, jugando con mucha concentración, moviendo la bola y siendo muy punzante. Aún con dolores, Deck siguió abriendo espacios, generando su propio juego cerca del aro, mientras Brussino aportó el goleo por todo el frente de ataque. Atrás, en la pintura, Delía controló el juego aéreo metiendo constantes bloqueos a los atacantes. Con esos argumentos la diferencia llegó a los veinte puntos (50-30).
Después de un nuevo minuto de Van Gundy, Estados Unidos apostó a un juego más físico, con mucho roce buscando el desgaste del local, que aflojó en intensidad, algo lógico ante la inexperiencia de una instancia de este tipo. La visita recortó la diferencia ante un rival confundido, que además sintió notablemente la ausencia de Campazzo en el campo. Para colmo algunos fallos terminaron desconcentrando a Argentina, que ingresó al último capítulo con una falta técnica cobrada a Hernández: 56-50.
Campazzo volvió al parquet en ei inicio del último cuarto, ante un rival que a esa altura seguía elevando su confianza. El parcial de Estados Unidos llegó a ser de 28-8 para tomar la delantera por primera vez cuando restaban 8m24s. La defensa perdió solidez y la visita comenzó a lastimar con profundas penetraciones, donde Warney y Hearn se conviertieron en auténticas pesadillas. Un triple de Campazzo pareció inyectar al equipo, pero a esa altura Estados Unidos ya tenía el control del juego en sus manos.
A pesar de que Argentina se puso a tiro en un par de oportunidades, muchas veces la falta de experiencia en los momentos claves jugó en contra y hubo algunas malas decisiones que condenaron el cierre. Estados Unidos estuvo más derecho independientemente de no tener un cierre ideal, pero le alcanzó para estar un pequeño escalón por encima de Argentina y se lo terminó llevando por 81-76. El resultado final, que seguramente en este momento será un trago amargo por lo mucho que cambió el partido que se había presentado en un principio, no debe tapar la muy buena performance que hizo esta joven selección. No solo encuadrándolo en este torneo, sino también proyectando a futuro y sabiendo que de estos golpes se debe aprender.
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