Alvarado volvió a medirse contra un equipo de una categoría superior y demostró estar a la altura. El 1 a 0 sobre Villa Dálmine dejó una buena imagen del conjunto de Mauricio Giganti, que continúa probando nombres y sistemas.
En los amistosos lo menos importante es el resultado, pero si son positivos mejor. Así lo toma Alvarado, sin darle una trascendencia desmedida a estas pruebas, pero sí demostrando en cada una de ellas, que el equipo está en búsqueda de esa identidad que pretende el técnico y que se van adaptando a los diferentes dibujos que puede utilizar en determinados partidos o momentos de los mismos.

Ante Villa Dálmine, equipo que milita en la Primera B Nacional, el “torito” fue superior a lo largo de los 90′, con cosas que dejaron muy conformes al técnico y otras que habrá que corregir. La solidez defensiva sacó una sonrisa a Giganti, porque al igual que Quilmes, el “violeta” casi no lo inquietó y chocó con un muy buen trabajo de la última línea, con Ezequiel Filipetto y Federico Paulucci jugando en dupla por primera vez. Delante de ellos, como un “Pacman” en la recuperación y el encargado de todos los relevos, estuvo Martín Palisi que le dio tranquilidad y libertad a los laterales a la hora de pasar.
Esa parte casi no tuvo fisuras y de mitad para arriba se intentó romper por afuera, con dos o tres toques por adentro y sorpresa con los tándems que formaron Caro-Litre por derecha y Mantia-Molina por izquierda. A diferencia de los otros partidos, en esta oportunidad apostó al doble “9”, con Albarracín y Susvielles que se movieron bien, se conocen, se entienden y saben cuando salir y cuando entrar para no superponerse.
Y así como el sábado se había abierto el arco para el exVilla Mitre ante Once Unidos, esta vez fue el exgoleador de Unión el que se anotó ante su anterior club para finalizar una muy buena maniobra colectiva, con Francisco Molina con la pelota en tres cuartos de cancha, usó la distracción de la trepada de Tomás Mantia y el centro preciso fue conectado de gran manera por Albarracín para el 1 a 0, a la postre, definitivo.
En el complemento, como todo amistoso, los cambios suelen sacarle ritmo a los partidos. Pero en este caso, Alvarado no lo sintió. Los que ingresaron lo hicieron bien, marcaron diferencia desde lo físico, no sufrieron en defensa y la cuenta se pudo haber estirado. En esa mitad, las modificaciones también llevaron a cambios de dibujo, César Cocchi se paró junto a Ezequiel Riera, Lucero y Ceballos se encargaron de la generación y Litre junto a La Rosa jugaron más cerca del arco rival. Salvo un remate desde lejos que controló Rago sin problemas, el equipo no tuvo fisuras y esa es otra buena noticia.
Quedan dos semanas para el inicio del campeonato y Alvarado está bien. Conforme con lo hecho hasta el momento, pero sabiendo que todavía queda mucho para trabajar, en búsqueda del funcionamiento que pretende el cuerpo técnico. La idea de juego está clara y se sabe a dónde va a apuntar el estilo del equipo, los entrenamientos, cada estímulo, son los que ayudan a achicar el margen de error y que se esté más cerca del objetivo.
Síntesis
 
Villa Dálmine (0): Martín Perafán; Francisco Flores, Fernando Alarcón, Juan Celaya y Leandro Sapetti; Renzo Pérez, Gonzalo Papa y Ramiro López; Nicolás Sánchez; Pablo Burzio y Jorge Córdoba. DT: Felipe De La Riva.
 
Alvarado (1): Matías Quinteros; Matías Caro, Ezequiel Filipetto, Federico Paulucci y Tomás Mantia; Martín Palisi; Marcos Litre, Pablo Saucedo y Francisco Molina; Wilson Albarracín y Joaquín Susvielles. DT: Mauricio Giganti.
Ingresaron; Juan Francisco Rago, Emanuel Urquiza, Gastón Martínez, Martín Quiles, César Cocchi, Ezequiel Ceballos, Ezequiel Riera, Jonathan La Rosa y Gonzalo Lucero.
Goles: PT 14′ Albarracín (A)
Árbitro: PT Osvaldo Nartallo; ST Felipe De La Riva.
Estadio: Municipal de Balcarce.