El diario rosarino La Capital analizó la victoria de N.O.B. de Rosario por 2 a 0 ante Belgrano en el Coloso Marcelo Bielsa, que, por la cuarte fecha del “Final” de Primera División, jugaron luego del electrizante 3 a 3 en el Centenario del club Quilmes, entre el local y Atlético de Rafaela:
Que no se vayan nunca del club, habrán pensado anoche los hinchas de Newell’s. Porque Ignacio Scocco sigue intratable y cada vez que le queda la pelota redonda en zona de gatillo lisa y llanamente la manda a guardar. Y porque el Tata Martino sigue siendo un técnico astuto que se las arregla con lo que tiene a mano para que la Lepra sea competitivo aunque juegue cada tres días y deba hacer rotar a los jugadores. Justo en la previa del cotejo de anoche ante Belgrano, tanto Nacho como el Tata anunciaron que después de junio es prácticamente imposible que sigan en el Parque. Por eso la victoria con el Pirata 2 a 0 tuvo un gustito especial porque ambos se destacaron, cada uno desde su rol. Uno tuvo la lucidez para pensar la victoria desde el pizarrón y el otro la eficacia para ejecutarla en la cancha haciendo el primer gol. Claro que el resto acompañó para que Newell’s vuelva a la victoria tras tres partidos y llegue afilado al choque copero del martes ante la Universidad de Chile.

Newell’s cocinó la victoria del minuto uno al noventa. Fue minando en base a toques y rotación de pelota la resistencia de un Belgrano que trajo al Coloso un único propósito, que fue defender lo mejor posible a Olave, pero arriba casi no hizo nada. Y se sabe que cuando el rival no quiere jugar todo se hace más difícil. Pero en base a la paciencia y el metodismo de saber cuidar siempre las formas, Newell’s fue amalgamando un triunfo tan justo como necesario. Porque cortó tres juegos sin ganar y lo más importante fue que supo reencontrarse con su esencia futbolística.

De entrada Scocco advirtió que estaba inquieto. Nacho sacó un tiro picante que conmovió a Olave y el rebote lo capturó Maxi, quien no encontró el hueco para definir y se devoró el primero. Newell’s iba creciendo en juego y profundidad. A la media hora Figueroa imaginó una asistencia bochinesca (miró hacia un lado y la pelota fue para el otro) para Maxi, que sacó el centro para que Scocco meta la testa y doblegue el arco Pirata.

Justicia, pero para nada partido definido por tratarse de un adversario más duro que una piedra. Belgrano, a pesar de la diferencia no salió del fondo. Entonces Newell’s estaba obligado a seguir buscando, para no sufrir en una contra o una pelota quieta de los celestes.

Allí estuvo otro de los méritos de Ñuls. Nunca se conformó con la mínima diferencia y siguió buscando.

En el arranque del complemento Marcos Cáceres trepó por la derecha y quedó cara a cara con Olave, pero el paraguayo levantó el remate desde una posición inmejorable. Enseguida Maxi pateó un tiro libre de costado con rosca de potrero y la pelota estremeció el travesaño del Pirata. Mereció ser gol de la Fiera por el gesto técnico de la ejecución.

Newell’s siempre siguió manejando la pelota y Belgrano increíblemente replegado, como reconociéndose inferior. Sobre el final lo bajaron a Maxi Rodríguez entrando al área y en vez de penal el juez sancionó afuera. Figueroa le dio con chanfle y la bocha le hizo un chichón al horizontal. El rebote lo capturó Maxi y su tiro desde afuera dio en el palo derecho. Era todo rojinegro y sin dudas el resultado demasiado chico.

Tras los incidentes con los hinchas de Belgrano, el juego se reanudó y el ingresado Urruti decoró el resultado tras una corrida en soledad. Newell’s ganó bien y eso es lo que cuenta. Ahora debe volver a poner el chip en el sueño copero”.
“UN PARTIDO TOTALMENETE LOCO” ( diario La Opinión de Rafaela):
Por Gonzalo Rodríguez (Enviado especial a Quilmes). – Atlético de Rafaela y Quilmes se volvieron a encontrar, ayer a la tardecita, en el Sur del Gran Buenos Aires. Fue el encuentro de dos enemigos íntimos, esos que compartieron tantas cosas, enfrentados por el mismo objetivo, sea la categoría que sea. Antes por el pasaje a Primera, ahora por la Permanencia. Como dos parásitos que buscan fagocitarse para seguir viviendo, como dos tipos que desean la misma mina. Y en el estadio “Centenario”, escenario de tantas batallas, algunas resueltas en el último instante, siempre cambiantes hasta el epílogo mismo.
El cotejo de ayer fue digno con la historia tan particular que une a “cremosos” y “cerveceros”. Hubo de todo y el resultado mantuvo en vilo a concurrencia hasta que el juez Rapallini dio el final. Fue empate, pero podría haber sido para cualquiera.
De movida los de De Felippe emprendiendo contra los de Burruchaga, para tratar de confirmar los pronósticos previos que, al menos en esta parte de nuestro país, daban como claro favorito al del Gran Buenos Aires.
Pero Quilmes no acertó y cuando los “celestes” sacaron las manos golpearon con dureza. Salieron nuevamente y volvieron a castigar, amenazando con ganarlo por KO, haciendo uso de cierta paternidad. El “Cervecero” tiró algunos manotazos de ahogado y se mantuvo en pie, respirando con dificultad pero vivo. Y cuando la “Crema” bajó la guardia el local pudo emparejar para siempre un combate que agregó otra página más al libro de esta rivalidad que ya lleva 24 años.
Salieron empardados, ambos masticando bronca, reprochándole al destino por no haber tenido un final feliz. Uno por no haber plasmado en el marcador la clara supremacía inicial. El otro por no haber tenido el oficio suficiente para ganarlo a pura contundencia.