Es una historia más de uno de los tanto que soñamos con “hacer” radio, y lo logramos . Acaso no tanto sabiendo cuántos hay detrás de aquellos parlantes u hoy en celulares y otros  digitales espacios por donde seguimos emitiendo. Mi imaginación allá en mis 8 años de edad, al regreso cualquier tarde de sábado, bien tarde como a las 19.00 , llenar la bañera en el baño del humilde 2 ambientes que habitaba con mi vieja y una de mis hermanas en el barrio capitalino de Once, y transformarme, por no menos de una hora de inmersión, en emisor y ya no en oyente como todos los domingos de la gigantesca Oral Deportiva de radio Rivadavia  con el “relator de América” comandando todo el despliegue que sonaba a la “Nasa” misma, e mi temprana edad, o repasar el dial de la radio a pilas, encontrarme con Bernardino Veiga y la campaña de Boca, o del Maestro Fioravanti, con un decir que me empujaba a buscar en el diccionario Larrouse, esa palabra que yo desconocía, aunque podía – a veces – interpretar en la frase lo que pretendía expresar.

En esa bañera el frasco plástico del Lifetex ( un desenredante que no solo hacía lacios los cabellos de mi madre y de Mirta, sino mi castaño color brillaba más al final de la mojada) oficiaba como micrófono lujoso, que en una de mis manos, era “pregunta”, y con la otra era “respuesta” del jugador – YO – que recién había terminado el picado entre amigos sobre el empedrado a un par de cuadras de la cancha de Argentinos Juniors, donde vivía mi bobe, y que era visita obligada con mamá, y mientras ellas hablaban de sus cosas que “los chicos no deben escuchar, porque es conversación de grandes”, yo intentaba dominar la redonda entre varios de 8 años también y otros de 10 y hasta de 12, al que era dificil quitársela ( entre este paréntesis, cuando me tocaba frecuentar lo de mi abuela en la semana, cruzaba para ver entrenar al Bicho Colorado que dirigía el viejo Spinetto y en el que jugaban los Marenda, Tardivo, Cordero y el mismísimo José Pekerman, por ejemplo)

La cuestión es que en ese baño devenido en “móvil de exteriores” o “cabina de estadio” yo recreaba el post partido entrevistando al goleador y figura / que era yo mismo) y así elogiaba las jugadas elaboradas terminadas bien o no tanto, y respondiendo con respeto, alguna cuestión táctica, que vaya a saber si tenía sustento. .. Como además intentaba hacer “voces” de las conexiones en otras canchas, en medio, tenía que cambiar la voz, también para hacer alguna tanda de Gillette, El Gráfico, Juntas Clipper, alguna de Ford y de Rexina ( hoy es Rexona)  … Cuando se escuchaba el grito de mamá : ” Jorgitooooo .. dale qeu el calefón va explotar y vas a salir todo arrugadooo.”  apresuraba mi speach con un …Ya estamos llegando al final . Nos apagan la luz del estadio y de la cabina .. Muchas Gracias a todos.. Ésta fue .. LA ORAL DEPORTIVA EDMUNDO CAMPAGNALE AUSPICADO POR GILLETTE Y EL EMJOR PEINDADO CON ALERTA ..ALERTA.. DE GILLETTE..”

Sacar el tapón que contenía el agua menos que tibia para entonces, el frío momentáneo de quedar desnudo al “aire libre”, Toallón pronto para secarme y sentir que me esperaban las fotos afuera y la firma de autógrafos por los goles conseguidos.. Y Yo que pensé que era el JUGADOR DE LA FECHA, y en realidad, estaba dándole forma al periodista que soy.

En el día de la Radio,  me disparó la anécdota, un audio que escuché del capo capo Mario Gianotti en radio 10.