Gracias a Mario Gianotti y loquepasa.net en nombre del GRAN PEDRO VICTORIANO SUÁREZ
Pedro Suárez: La radio en su máxima expresión
Un pibe que se soñaba José María Muñoz, que quería ser como Muñoz. Un atorrante, un soñador, que entendió con prematura sabiduría que su pueblo no terminaba en la puerta de su radio.
Tal vez él tenga razón y esta historia habría que escribirla en Tandil, en el primer piso de la calle General Rodríguez 762. Allí, alguien atesora imágenes imborrables de un pibe que se soñaba José María Muñoz, que quería ser como Muñoz. Un atorrante, un soñador, que entendió con prematura sabiduría que su pueblo no terminaba en la puerta de su radio. Que el mundo era mucho más grande y que había que animarse a vivir más allá de las primarias fronteras que algunos quieren imponernos.
Fiel a sus principios, una tarde con solo dos valijas y cuatro hijos por criar, traspasó las líneas imaginarias que se levantaban por encima de las ondas radiofónicas de su amada LU 22 y desembarcó pletórico de sueños en una inhóspita e indomable Mar del Plata. Atrás habían quedado quijotescas transmisiones radiofónicas, relatos a corazón abierto. Tandil vibró con la voz de un periodista, quien con envidiable claridad conceptual describió desde un micrófono innumerables acontecimientos deportivos. Aquel aventurero se había ganado a fuerza de sacrificio, credibilidad, compromiso con la profesión y respeto por la gente, un lugar de privilegio en la consideración popular de los oyentes de su pueblo.
“Llegué a Mar del Plata para vender quesos y salamines, hasta que un día Abel Guariste me invitó a retomar la profesión desde la tele. Yo era un tipo de radio que nunca había hecho televisión, Abel me convenció y comencé a trabajar en Mundo Veloz”.
La pantalla televisiva le abrió puertas en LU 6 y de la mano del inefable José Fernández Quintela, director artístico de la emisora, generó en los años 80’ un éxito arrasador en audiencia. Este relator que quería ser Muñoz, convenció a Quintela para que la voz de Víctor Hugo Morales desembarcara en Mar del Plata. Tres jóvenes periodistas marplatenses, Néstor Gambini, Julio Melgarejo y el Ruso Jaskilioff, le aportarían gracias a su impronta periodística, una querible identidad local a un producto capitalino.
“Cuando llegó Víctor Hugo, le dije a Fernández Quintela: a este tipo yo le cebo mate. No voy a relatar, no quiero que me comparen. Esa fue la etapa donde más guita gané en la radio. Me pagaban con segundos y con esos segundos me compré un terreno, una losa, en fin por ellos, Víctor Hugo, Julio Ricardo y todo el equipo de radio Continental, hice pie económico en la ciudad”.
Néstor Gambini destaca siempre la noble condición humana de Pedro y se muestra como un eterno agradecido por haberle permitido ingresar a los medios. “Yo le debo a Pedro Suárez y al Ruso Jaskilioff ser un hombre de radio”.
Gracias a la radio Pedro conoció, desde Jacinto Arauz, pequeño pueblo pampeano donde René Favaloro inició en mayo de 1950 su tarea como médico ruralista, hasta la lejana República de Corea. Recorrió el país acompañando las travesías del básquet marplatense, relató en Indianápolis una pelea de box desde un teléfono público, narró triunfos inolvidables de Juan y Gabriel Curuchet, acompañó a los equipos de fútbol de la ciudad en cada uno de los telúricos torneos del interior del interior. Al respecto suele señalar que el mejor equipo que vio fue el Deportivo Norte de finales de los 80´ que tenía como figura excluyente a Carlitos Miori. Fue además el ideólogo de las transmisiones televisivas por Canal 10 de la entrega de los Premios Lobo de Mar y fue el productor periodístico y sostén logístico de una revolucionaria transmisión radiofónica de un Triatlón Internacional que se realizó en Mar del Plata.La radio, con la voz del recordado Jorge Mondi en la torre informativa, describió desde el cielo, la tierra y el mar un espectáculo deportivo de jerarquía mundial.
“No me gusta andar triste, si lo que pasó y vivimos fue bueno hay que recordarlo con alegría”, dice este laburante de los medios que vulneró los confines de la puerta de su radio para impregnarse desde el éter en el corazón de cada uno de los marplatenses, oyentes que disfrutaron de los más bellos paisajes que pintó su garganta y su decir prodigioso. En la actualidad, a pesar de estar alejado de la profesión, su pasión radiofónica está intacta en la pasión que desborda día a día el Ruso Jorge Jaskilioff, uno de sus alumnos predilectos, su hermano menor, su compañero de ruta, un trasnochado, un loco de micrófono en mano como él.
“Pedro me enseñó todo lo que estaba bien y lo que estaba mal en la radio. Pedro me enseñó el significado de la palabra lealtad en este medio. Apareció en mi vida a mis 21 años de edad. Me “entregó” una co-conducción radial exponiendo así su generosidad en un medio con tantos egos. Me “moldeó” como periodista. Es realmente mi hermano mayor de la radio. Siempre digo que: Cholo Ciano -el que me llevó a la radio- fue el del Jardín de Infantes”; Pedro Suárez el del Primario y Secundario por la formación; y con Víctor Hugo hice la Universidad”.
Hoy aquí en estas líneas, este reconocimiento, este abrazo de gol para Pedro Suárez, protagonista de lujo de los medios de la ciudad. Un enamorado incondicional de la radio, un noble trabajador a quien todavía le estruja el alma la dolorosa muerte de Alicia, la magnánima compañera de su vida, su “incondicional” comentarista de cuanto partido podían mirar juntos. Pero a pesar de todo, Pedro Suárez se bancó vivir, se banca vivir, porque como buen hombre de radio sabe, como canta el Negro Rubén Juárez, “que los silencios le van a sobrar”.
Mario Giannotti