Por Giuse Constantini en Marca de España

 

El fútbol es más simple de lo que muchos creen. Para ganar un Mundial en tiempos actuales, no hay que inventar nada. La clave pasa por entender los recursos con los que uno cuenta, para luego intentar ser lo más expeditivo y pragmático posible. No hay que engañar, ni dejarse engañar. Sin una estructura sólida, las posibilidades de éxito se reducen exponencialmente.

Se puso de moda que para jugar bien, hay que tener la pelota más que el contrario. Buscar siempre el arco rival. Notable error. Jugar bien es exprimir al máximo tus posibilidades, y ejecutar tu plan, conociendo tus limitaciones y explotando tus virtudes. Eso hizo, por ejemplo, Rusia ante España. Las estadísticas dan que hablar. 79% de posesión de pelota para España, incluyendo 1006 pases correctos. Rusia apenas 191. ¿Qué hizo España con la pelota? Nada. ¿Jugó bien? Para nada. El que sí lo hizo fue Rusia, entendiendo a la perfección cómo debía afrontar el encuentro. Jugó el partido que quería y ejecutó su idea de la manera que había planificado. Eso es jugar bien.

Argentina en 2014 solamente convirtió dos goles en la fase eliminatoria. Llegó a la final. El motivo es simple, recibió tan solo un tanto, el recordado por Mario Götze en la final. España cuando se coronó en 2010 , ganó todos sus partidos de la fase final por 1 a 0. No recibió goles. Italia, a partir de octavos en 2006, solamente sufrió el gol de Zidane de penal, también en la definición.

Salvo excepciones, las selecciones no llegan a los Mundiales con un trabajo aceitado. Normalmente, los tiempos son cortos. Eso marca una pauta que se viene repitiendo: La Copa del Mundo nivela para abajo. Por eso es fundamental entender que primero lo esencial es proteger el arco propio, para después intentar ser efectivo y capitalizar las posibilidades de gol. Si un equipo logra hacer eso, jugará bien, sin importar que tenga la pelota un 10% o haga 50 pases en todo el partido.