Aqui el análisis del diario  Espectador de Colombia de la victoria de los Cafeteros ante Polonia en Rusia 2018

 

Aprender a levantarse de los momentos difíciles. Ese parece ser el lema de cada uno de los colombianos. A lo largo de la historia, el país ha sufrido momentos tristes, nefastos, amargos, desoladores. Pero ante todo esto, aprendió a rehacerse, elevarse sobre los escombros. Toda esa berraquera se ve reflejada en su gente, que apunta de empuje, ganas, enjundia da todo por dejar siempre en alto el nombre de Colombia. El deporte es uno de los medios en el que todas esas virtudes se ven reflejadas y este domingo en Kazán (Rusia) nuevamente se destacó. La selección de Colombia hizo vibrar de emoción a millones. Logró dejar de lado el mal arranque en la Copa del Mundo y se sacudió con una victoria contundente 3-0 frente a Polonia. (Vea nuestro especial sobre el Mundial de Rusia 2018)

Comenzar con una derrota no siempre es un buen indicio para una selección en un Mundial. Por lo general es el preámbulo de una historia que termina con una eliminación temprana. Porque en un torneo corto no hay tiempo para errores, pestañeos. Y la derrota 2-1 frente a Japón el pasado martes en Saransk fue un producto de eso. Un trago que parecía difícil de pasar y del cual empezaron a salir rumores sobre la interna del equipo. Pero ni el ambiente enrarecido sirvió para sacar de foco a los hombres dirigidos por José Pékerman, quienes siempre estuvieron atentos, organizados y limitaron a Polonia a dos remates al arco, ambos llegaron en los pies de su mejor jugador, Robert Lewandowski. Y en ambos, Ospina apareció para atajar los balones.

Hubo cambios con respecto a ese primer partido: en la zona defensiva aparecieron Yerry Mina y Davinson Sánchez. Ambos cumplieron sus tareas y protegieron a capa y espada la muralla del cuadro nacional, que a lo largo de los 90 minutos no tuvo mayores complicaciones por parte de los polacos, que cuando intentaron tomar la batuta del compromiso no fueron profundos y no lograron superar el cerco defensivo del cuadro tricolor. Fue una tarde desafortunada para hombres como Zielinski, Kowinacki y Lewandowski. Todos desaparecieron con la férrea marcación de los dos defensas y el apoyo constante de Wilmar Barrios, quien siempre bajó para terminar conformando una línea de cinco, que fue impenetrable. (Vea: Reviva los goles que le dieron la victoria a Colombia ante Polonia)

En la mitad del campo regresaron James Rodríguez y Abel Aguilar. El primero, volvió a ser un jugador desequilibrante. Se movió por todo el frente de ataque, acompañó a Juan Guillermo Cuadrado por derecha y se juntó con Juan Fernando Quintero por el centro. De sus pies nacieron dos de los tres goles del seleccionado nacional: el primero, al minuto 40. El balón le quedó en los pies, después de un cobro de esquina corto, en el que se unieron Cuadrado y Quintero. Pase al 10, quien levantó un centro preciso para que Yerry Mina aprovechara su altura y vencer al arquero Wojciech Szczesny. El segundo, al minuto 75, asistencia profunda para Juan Guillermo Cuadrado, quien aprovechó su velocidad para dejar atrás la defensa polaca y definir de pierna derecha al palo izquierdo del guardameta que tapa en la Juventus.

Abel Aguilar, por su parte, solo estuvo 32 minutos en el terreno de juego. Una lesión en el abductor lo sacó del compromiso. Pero en esa zona de la mitad del campo brilló un jugador, quien ya había aparecido en el partido contra Japón: Juan Fernando Quintero. Tuvo una labor de creación y también cuando el partido lo exigía bajó a apoyar la zona de recuperación, era el que tomaba la posición de Wilmar Barrios, cuando el mediocampista de Boca bajaba a unirse con los defensas.También de sus pies nació el primer pase y se generó el juego ofensivo del combinado nacional, que siempre fue insistente, propositivo y además preciso. De esa zurda mágica nació el gol de Falcao, uno de los más esperados por toda Colombia por lo que vivió el delantero hace cuatro años.

Al minuto 70, el mediocampista filtró un balón para que el ariete samario definiera cruzado. Fue el segundo de Colombia y uno que hizo que el estadio de Kazán se rindiera a los pies del goleador colombiano.“El Tigre Falcao, El Tigre Falcao”, entonaron los hinchas a ritmo de ‘Seven Nation Army’ de ‘The Whites Stripes’. Un cantico que ensoredeció a todo el escenario, que en su mayoría se vistió de amarillo para animar al seleccionado nacional. Fue un encuentro con el que Colombia dejó enterrado el mal inicio en el Mundial y le devuelve la sonrisa y la ilusión a sus hinchas, que celebran por lo alto el primer triunfo colombiano en un partido oficial desde aquel 2-0 contra Ecuador en Quito el 28 de marzo de 2017.  (Lea: El modelo Pékerman está en juego)