La victoria se gestó en el banco pero fue un partido que se definió en los arcos. Franco Armani mostró su inmensidad en tres ocasiones para impedir que Racing se pusiera en ventaja cuando el marcador todavía estaba 0 a 0. Musso venía dando garantías, pero su equivocación en un saque largo con las manos fue decisiva. Armani ya había sido el verdugo de Coudet cuando el N°1 atabaja en Atlético Nacional de Medellín y el Chacho dirigía a Central. Aquella noche en Rosario fue con una triple tapada memorable. “Ahora que viene a River vuelven a pasar esa atajada por todos lados y todavía me quiero morir”, bromeó el Chacho el último verano.
La mejor jugada de la primera mitad -un centro de Soto que Lautaro Martínez le bajó a Zaracho, para que el mediocampista saque el derechazo- terminó en la mano derecha de Franco Armani, en una atajada espectacular. En el segundo tiempo, otra vez se hizo enorme ante el juvenil de Racing, que lo fusiló en el área chica pero no lo pudo vencer. Unos minutos antes le había achicado el arco a Lautaro Martínez, nada menos.
En el primer tiempo Racing llegó cuatro veces con peligro al área millonaria. Y River le vio la cara a Musso dos veces. Una muestra de que la Academia era un poco más. El equipo de Coudet pudo jugar con las líneas adelantadas como le gusta a su entrenador, más allá del rival de turno. Sin Ricardo Centurión para abrir caminos, el arma preferida del local fue la presión. De las recuperaciones de Matías Zaracho, Neri Cardozo o Lisandro López llegaron algunas de los avances más claros. River, esta vez sin Enzo Pérez ni Rodrigo Mora, pero con Quintero e Ignacio Scocco, no pudo generarle a Gonzalo Martínez las condiciones para desnivelar.
La intensidad de esa primera mitad, más el campo mojado y las piernas pesadas por los partidos de Copa Libertadores que disputaron en la semana ambos equipos, hicieron que el ritmo del complemento se volviera espeso. Ahí también sacó la diferencia el Millonario, con más recambio que la Academia: Gallardo mandó a la cancha a los dos hombres que ganaron el partido. Borré y Palacios, en ese orden, ingresaron con las piernas frescas y el cerebro oxigenado para que la noche caiga del lado Millonario.