Cuando Gustavo Alfaro asumió en Huracán, el 14 de julio de 2017, la situación era bastante compleja, pero así y todo el DT puso el listón alto. “Le dije al presidente Nadur que si me contrataba para salvar a Huracán del descenso, no firmaba; el objetivo tenía que ser superador. Huracán debe volver a pelear cosas importantes”. Esa frase sonó utópica. Pero la verdad es que el técnico debe ser el primer convencido de que el camino que empieza a transitar es posible para, luego sí, convencer con trabajo a sus dirigidos. Y así fue como Alfaro primero formó un equipo acorde a las características de los futbolistas que contaba y también a sus gustos personales, y luego fue consiguiendo resultados que ubicaron a Huracán en la pelea por el quinto puesto de la Superliga, el último que otorga un pasaje a la Libertadores 2019. Ayer, en San Juan, consiguió un doble éxito. Con el 1-0 ante San Martín, además, consiguió superar a su rival en la tabla de los promedios del descenso, con 121 puntos contra 119 de los sanjuaninos.
Alfaro siempre tuvo claro que peleando por los primeros puestos, se iba a ir escapando, paralelamente, de la tabla de abajo. El triunfo ante San Martín, más allá del buen gol de Nicolás Silva, con un zurdazo desde afuera del área, estuvo sostenido por su arquero Marcos Díaz y por Israel Damonte, un pulpo en la mitad de la cancha. Ambos encontraron más protagonismo a partir de la injusta expulsión de Nervo, a los 27 minutos del segundo tiempo. Antes, Araujo había salvado sobre la línea un gol de Mosca.
El árbitro Darío Herrera tuvo dos errores importantes más: no sancionó dos penales para San Martín, ambos por infracciones a Facundo Barceló, la primera de Nervo (en el primer tiempo) y la segunda de Matheu, en la etapa final. Eso le quitó posibilidades a Gastón Coyete de debutar con un buen resultado como entrenador de San Martín jugando en su estadio (había hecho su presentación en el empate con Unión 2-2, en Santa Fe).