En la Clínica Rossi, las llegadas de los dos primeros refuerzos del Millonario crearon un clima poco habitual para una mañana de enero; a la tarde firman sus contratos
La calle Blanco Encalada al 2500 vivió una mañana poco habitual. Un pequeño sector del barrio de Belgrano se revolucionó inesperadamente con la primera aparición de Lucas Pratto y Franco Armani como nuevos jugadores de River. Por la mañana, ambos se realizaron la revisión médica en el Centro Rossi y fueron recibidos por alrededor de 50 hinchas y más de ocho cámaras televisivas.
Pratto aterrizó a las 2 de la madrugada desde San Pablo, Brasil, y a las 8.55 se presentó para cumplir con los chequeos previos a la firma del contrato por cuatro años que se concretará a la tarde. River desembolsará alrededor de 11 millones de dólares en cuotas por el 100% de su pase, aunque en Brasil aseguran que son 11,5 millones de euros y la cifra oficial sigue siendo una incógnita.
Vistiendo una remera blanca agujereada en gran parte, bermuda negra y zapatillas azules, y junto a su representante Gustavo Goñi, el delantero de 29 años ingresó sin emitir palabra alguna, pero se tomó un tiempo para saludar a la decenas de hinchas que intentaron acercarse a él y también se sacó alguna que otra foto.
Cuando volvió a salir por Blanco Encalada desde la planta principal para hacerse otros estudios, la calle volvió a revolucionarse, y hasta una señora que pasaba por el lugar sin saber que ocurría intentó una foto con Pratto en medio de los riverplatenses (y un simpatizante de Vélez con la camiseta) que aguardaban por él. “Pratto, Pratto, ¡Vamos! ¡Aguante River!”, le gritó mientras caminaba un hincha que superaba los 60 años y le sacó una sonrisa al futbolista.
Media hora más tarde, fue Armani quien apareció caminando por la calle Amenabar y fue abordado por varios jóvenes que corrieron hacia él no bien lo vieron llegar. Con remera blanca, jean azul roto y zapatillas negras, y acompañado por su representante Nicolás Petropulos, también ingresó sin hablar a hacerse los estudios. Al arquero hasta lo esperó un fanático de Atlético Nacional con la camiseta del equipo, una gorra con la bandera del país y su hija en los brazos.
Nacido en Casilda, Santa Fe, y con 31 años, su pase se cerró por 4 millones de dólares, valor de su cláusula de rescisión. A la tarde también rubricará un vínculo por tres años con la institución millonaria, en lo que será su primer paso en la primera división argentina: solo jugó en Ferro y Deportivo Merlo en el ascenso.