Publicado en El Tiempo de Colombia:
Cometer un acto de corrupción en el fútbol, al parecer, solamente necesita un momento de oportunidad. Para la muestra, un botón. Literalmente. De elaborar botones en la fábrica de su suegro, el estadounidense Charles ‘Chuck’ Blazer (foto AFP con Baltter el día de su dimisión) pasó a ser protagonista de una larga historia de excentricidades que terminó delatando sus malos manejos. Y ahora, ese verbo vuelve a rodearlo: es quien está delatando a sus antiguos colegas en el escándalo que sacude a la Fifa y que llevó al otrora todopoderoso Joseph Blatter a renunciar a la presidencia de la entidad. (Lea también: Fiscales del Mercosur investigarán posibles fraudes en fútbol regional)
Entre los botones que fabricaba Blazer, quien nació el 26 de abril de 1945 en Nueva York, estaban unos con una carita feliz. Y con esa misma carita, que luego terminó rodeada por una barba similar a la de Papá Noel, Blazer comenzó a amasar su fortuna. Pero, al igual que para la gran mayoría de los estadounidenses, entre sus intereses principales no estaba el fútbol. Ese amor apareció cuando ya tenía 31 años y su hijo ya jugaba al soccer en su escuela.
El equipo se quedó sin entrenador y ‘Chuck’ decidió pararse en la raya. Le quedó gustando.
Con la fortuna conseguida a través de los botones, Blazer fue escalando posiciones. Adquirió un equipo de fútbol, Miami Sharks, que con el tiempo fue uno de los equipos fundadores de la American Soccer League, una de las antecesoras de la MLS, y que en esa liga tuvo en sus filas a jugadores como el estadounidense Tab Ramos, el brasileño Dirceu Guimarães y el peruano Teófilo Cubillas. (Lea también: Interpol suspendió relaciones con Fifa y rechazó 20 millones de euros)
Pero la mira de ‘Chuck’ estaba más arriba: en 1984 se convirtió en el presidente de la Federación de Fútbol de los Estados Unidos. Y para la campaña contó con la ayuda de Pelé. Nada menos. Ya por entonces había alquilado, permanentemente, una habitación en un hotel de cinco estrellas en Miami, donde vivía solo con un perro y donde despachaba en mangas de camisa.
Un joven ‘Chuck’ Blazer saluda al papa Juan Pablo II. Archivo particular. |
El escritorio mágico
El reflejo de todas las excentricidades de Blazer es un blog en el que muestra una galería de fotos con figuras mundiales. La foto de portada es con Nelson Mandela, nada menos. Ambos están en un avión privado. Blazer, con una camisa color lila. Mandela, con una azul de puntos y un vaso en la mano. Abajo, hay una galería de fotos en las que están, siempre al lado de ‘Chuck’, personajes como el papa Juan Pablo II; el presidente ruso, Vladimir Putin; la presidenta de Chile, Michelle Bachelet y la exsecretaria de Estado Hillary Clinton (aunque en la misma galería aparezca un carné de asistencia a la convención del partido Republicano, el rival del Demócrata de los Clinton y de Barack Obama, el actual presidente). (Lea también: El Vaticano no se mancha: dijo no a las donaciones de la Conmebol)
También posó en varias fotos con personajes del fútbol. Por supuesto, con Joseph Blatter, el mismo que renunció hace cerca de dos semanas a la presidencia de la Fifa. También con el principal opositor de Blatter, Michel Platini, el presidente de la Uefa, quien parece consentirle la barba en la imagen. Y con Pelé, con Franz Beckenbauer, con Bobby Charlton…
Aquí junto a Hillary Clinton. Archivo particular. |
En una entrada de ese mismo blog (que se puede encontrar en chuckblazer.blogspot.com), Blazer muestra el que considera como su amuleto de la buena suerte. Es un escritorio en el que está parado uno de sus gatos. El escritorio pertenecía a Phil Woosnam, el comisionado de la antigua NASL (Liga de Fútbol Norteamericana, por sus siglas en inglés), la que trató de hacer popular el fútbol en Estados Unidos en la década de los 70, con Pelé y Beckenbauer a la cabeza.
Blazer compró el escritorio en 1985 y se lo llevó a Manhattan. “En los 24 años transcurridos desde su traslado, el escritorio fue testigo del nacimiento de la Copa Oro, la Liga de Campeones de la Concacaf, el Programa de Asistencia al Arbitraje RAP de la Fifa, la Copa Mundial Femenina”, escribió ‘Chuck’ en su blog. Los dos primeros torneos fueron la base y la causa de su perdición.
Blazer posa junto a Nelson Mandela. Archivo particular. |
Cuentas que aumentan
Cuando llegó a Miami Sharks, Blazer destinó para sí mismo un sueldo de 75.000 dólares anuales. Pero las cantidades de dinero que iban a llegar después serían enormes. (Lea también: ‘Yo era testaferro de Grondona’: empresario acusado de ser ‘narco’)
Ya como presidente de la US Soccer, Blazer conoció al trinitario Jack Warner. Le hizo toda la campaña para llevarlo a la presidencia de la Concacaf, y una vez este asumió el cargo, en 1990, hizo que lo nombrara secretario general. El favor no fue gratis, ni en el cargo ni en lo que eso significó: hizo que en su contrato incluyeran, para él, el 10 por ciento de los ingresos de la entidad. Según el sitio BuzzFeed, esa cláusula le valió el apodo de ‘Mr. 10 %’.
De las ideas de Blazer y Warner nació, en 1994, la Copa Oro, el mismo torneo en el que Colombia llegó una vez a la final como invitado, en el 2000. Y fue Blazer quien negoció el primer contrato de televisión de la naciente MLS, en 1995, así como los de los torneos de Concacaf. Y poco a poco, sus ingresos crecían exponencialmente.
El llamado topo de la Fifa, junto a Franz Beckenbauer. Archivo particular. |
Sus lujos comenzaron a llamar la atención. ¿Se acuerdan del gato encima del escritorio? Pues se daba, con otros animales de su raza, una vida de reyes. Blazer pagaba 18.000 dólares mensuales por un apartamento en la torre Trump, en Nueva York. Pero además, pagaba otro de 6.000 dólares, solo para sus gatos, para una cacatúa y para guardar allí otra de sus debilidades, una colección de disfraces (que también muestra en su blog, como uno de pirata y otro, cómo no, de Papá Noel).
Compró propiedades en Nueva York y Miami, las ciudades en las que trabajó, pero también un lujoso apartamento en el Atlantis Resort, en Bahamas. En una de sus cuentas corrientes había un saldo de 22 millones de dólares. Y se dio el lujo de cargar, en la tarjeta corporativa de la Concacaf, gastos por 19 millones de dólares. Por supuesto, todo eso despertó sospechas. Pero lo que hizo caer a Blazer no fue la ostentación, ni los millonarios contratos, ni las manchas de corrupción alrededor del fútbol, que aún no se conocían. Resulta que a ‘Chuck’ se le olvidó que por todo lo que tenía debía pagar impuestos. Y nunca declaró.
De acusado a topo
Blazer dejó la Concacaf en noviembre del 2011. Ese mismo año, le entregó a la Fifa un reporte en el que acusaba a su amigo Warner y al presidente de la Confederación Asiática de Fútbol, Muhammad bin Hamman, de haber comprado votos para la elección de presidente de la Fifa. Bin Hamman era el rival de Blatter.
En ese año ya le tenían el ojo encima: el periodista Andrew Jennings publicó una investigación en el diario The Independent, según la cual el FBI andaba tras la pista de Blazer y de más de 20 millones de dólares que se movían en cuentas que él operaba fuera de ese país. Ahí se descubrió su evasión fiscal.
Entonces ‘Chuck’ decidió colaborar con la justicia estadounidense. El FBI lo infiltró en la Fifa para que asistiera a las reuniones. Para ello utilizaba un pequeño llavero en forma de balón, que en realidad era una grabadora en la que quedaban registradas todas las conversaciones. Y luego, empezó a dar información del dinero que se movía ilegalmente. Su testimonio, así como el de los hijos de Warner (Daryan y Daryll), fue clave para la investigación que desató el escándalo.
Lo que hizo Blazer fue solo un botón en la gran sombra de corrupción que sacude a la Fifa. Ahora, después de aceptar cargos de extorsión, fraude electrónico, evasión de impuestos y lavado de dinero, es el testigo clave que hizo caer las fichas y que desató la renuncia de Blatter.
En qué va el caso del exdirectivo
El juez estadounidense a cargo de los casos de funcionarios del fútbol acusados de corrupción ordenó a los fiscales federales que desclasifiquen el acuerdo de culpabilidad entre el exmiembro del comité ejecutivo de la Fifa
‘Chuck’ Blazer y el Gobierno estadounidense.
Michel Platini bromea con la barba de ‘Chuck’. Archivo particular. |
Medios de comunicación pidieron la semana pasada que se desclasifique el acuerdo de culpabilidad tras las acusaciones a 14 ejecutivos del fútbol y de medios por corrupción, pero las autoridades estadounidenses se habían opuesto a la medida.
“Como la corte concluye que el Gobierno no ha cumplido con su pesada carga de establecer que la continua clasificación es necesaria para impedir una probabilidad sustancial de prejuicio a un interés gubernamental convincente, se otorgan las aplicaciones para desclasificar el acuerdo”, dijo el juez de distrito estadounidense Raymond J. Dearie en una transcripción de la opinión de la corte. Blazer, el exsecretario general de la Concacaf el órgano rector del fútbol en América del Norte, Central y el Caribe, se declaró culpable en secreto de 10 cargos criminales en Nueva York en el 2013.
JOSÉ ORLANDO ASCENCIO
Subeditor de Deportes