“Todo esto es la consecuencia de la conducción de los árbitros en este momento. Es el producido de un despropósito de larga data, en donde el arbitraje argentino está en manos de personas que no están capacitadas para dirigir el arbitraje. Sin ir más lejos, Miguel Scime nunca fue árbitro internacional, y está conduciendo el arbitraje argentino. Aquel que no respiró lo que es dirigir un clásico sudamericano, o participar de un Mundial, de un evento de FIFA, no está capacitado para aconsejar a los arbitros internacionales sobre cuál habrá de ser su manera de conducirse. Desde el vamos es una de las herencias de la era Grondona, que debieran ser rectificadas, porque acá tenemos las consecuencias”  sostuvo  el ex árbtrio internacional , Javier Castrilli, y director del Ente de Seguridad Deporiva, y  actual dirigente político unido al PRO a la redacción del diario LA GACETA de Tucumán.

“Para este partido yo habría puesto a Néstor Pitana (que era la opción más firme junto a Herrera). Si bien él no me garantiza que todo vaya a salir perfecto o que no se vaya a equivocar en el aspecto técnico, es un árbitro con experiencia que hasta dirigió un mundial. Él ya vivió un clima como el que se viene y eso es importante porque los últimos minutos en La Bombonera van a ser terribles, un equipo va a quedar afuera de todo. ¿Sabés lo que es eso?”, sostuvo Castrilli sobre el clima que se vivirá en cancha de Boca, sobre todo si el equipo de Rodolfo Arruabarrena no consigue un resultado favorable.

Darío Herrera nunca estuvo expuesto a algo así. Además, ¿alguien piensa en la previa del partido? Hoy Herrera está en la mira de todos, todos los medios hablan de él y se va armando una bola de nieve que lo tiene en el medio. ¿Y qué será lo que siente él? No puede llegar así a un Superclásico”, entendió el ex árbitro refiriéndose siempre a la importancia que tiene el úlitmo choque de la Trilogía.

“La elección de Darío me parece a todas luces desafortunada. Todos aquellos que hemos pasado por ese camino sabemos lo que representa en la vida de cualquier árbitro dirigir su primer Superclásico. Va cargado no sólo de una connotación simbólica para el árbitro, que explota en todo su círculo más estrecho y genera un impacto importantísimo en la vida del árbitro, también lo puede llegar a marcar a fuergo, para siempre. A parte ese partido, con todas esas características, viene potenciado en el marco de un torneo que a suerte de ese partido, uno de los dos queda eliminado. Encima, también reforzado por el antecedente inmediato anterior. A esa realidad indudablemente que va a sobrevenir no sólo la necesidad imperiosa de ganar, sino también las picas que surgieron como consecuencia del último partido. Un marco de complejidad atravesado por la madre de las pasiones, que habrá de tener como responsabilidad la conducción de Darío. Ojalá, Dios quiera que los jugadores se dediquen a jugar y que él no tenga problemas en la gobernabilidad del juego”,