Publicado en el portal oficial de la FIFA:
“Pibe, tenés mal atados los botines. Así con los cordones para arriba perdés precisión cuando le pegás a la pelota”, fue la frase que escuchó Sergio Romero de boca de Ubaldo Matildo Fillol. Era 2004, el Pato era técnico de Racing y Chiquito un arquerito de la Sexta División del club. El del nudo fue el primer consejo de muchos que el llamado mejor arquero de la historia del fútbol argentino le dio a Romero, que tanto aprendió que acaba de darse un gusto gigante: en el amistoso ante Ecuador igualó a su maestro como el1 con mayor cantidad de presencias internacionales defendiendo la camiseta de Argentina.
Los dos tienen 58 partidos jugados, aunque al meta de la Sampdoria le dé casi vergüenza tener el mismo registro que una leyenda de los tres palos: “Me gustaría que, cada vez que yo juegue, él también sume un partido más por lo que representó como arquero. Fue el mejor de toda la historia de Argentina. Que no haya otro que lo supere en partidos, que sea el Pato y que después vengamos todos los demás”.
Tanta devoción es común a muchos en el país: Fillol fue gran figura en la Copa Mundial de la FIFAArgentina 1978, también jugó en Alemania 1974 y España 1982. No formó parte de los 22 citados en México 1986, el segundo título mundial albiceleste, pero fue titular en las eliminatorias y protagonizó atajadas clave para la clasificación. Además, ganó siete títulos locales con River Plate y uno internacional con Racing. Sus reflejos de otra galaxia, su elasticidad, su capacidad en el mano a mano y su enorme personalidad marcaron en los años 70 y 80 a muchos niños argentinos. Querer ser Fillol en un potrero era casi tan común como soñar con Kempes, Maradona o Passarella.
Respeto a todo nivel
Pero el cariño de Romero va todavía más allá de todo eso. “El Pato es mi padre futbolístico. Le debo todo lo que soy en mi carrera”, dice y hay que creerle. El día que se conocieron, el de la anécdota de los cordones, Fillol estaba llevando arqueros de las inferiores para que experimentaran lo que era trabajar con los profesionales. Vio atajar a Chiquito, 17 años, menos de uno en el club, y no dudó: “No bajás a tu división, te quedás con nosotros”.
El ojo clínico del Pato hizo más que darle la oportunidad a un joven con talento. Poco antes de la prueba con la Primera, Romero había dudado seriamente en dejar el fútbol y volver al basquetbol, el deporte que había practicado en Comodoro Rivadavia, la ciudad patagónica en la que había vivido muchos años. Un conocido técnico argentino, Enrique Tolcachier, quiso convencerlo de aprovechar su 1,91m sobre el parquet. Chiquito extrañaba a su familia, estaba decidido a hacer el bolso y regresar. Su padre le aconsejó que siguiera en Racing, Fillol le demostró que había elegido el camino correcto.
Siempre que pudo, el gran arquero argentino le enseñó secretos del puesto, como el día que corrió 150 metros durante un entrenamiento sólo para corregirle a Romero un ejercicio y explicarle cómo volver a equilibrar el cuerpo tras una atajada. “Eso fue muy valioso para el resto de mi carrera”, cuenta quien en la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014™ se mantuvo 485 minutos invicto y quebró la marca de imbatibilidad en un Mundial de un meta argentino. El récord anterior era, claro, de Fillol: 375 minutos en 1978.
De Racing a la selección
El Pato mismo fue el responsable de abrirle las puertas de la selección a su pupilo: en 2007, cuando era ayudante de Hugo Tocalli, técnico del sub-20, insistió para su convocatoria. Junto a Sergio Kun Agüero y Ángel Di María, Romero terminó siendo un valor muy alto del campeón de la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA Canadá 2007. Pocos meses después, Fillol volvió a ser decisivo en el primer llamado de Chiquito a la mayor al recomendárselo al entonces seleccionador, Alfio Basile.
Ganó la medalla dorada en el Torneo Olímpico de Fútbol Pekín 2008 y, casi de inmediato, Diego Maradona lo hizo debutar en Paraguay en un partido de las eliminatorias para Sudáfrica 2010. A partir de ahí, Oscar Ustari y Mariano Andújar, entre otros, debieron conformarse con sentarse siempre en el banco de suplentes.
Antes de Brasil 2014 (donde fue uno de los tres mejores arqueros con Manuel Neuer y Keylor Navas), Romero no jugaba en el Mónaco y su puesto estuvo en duda. Llamó a Fillol y le contó que estaba fuerte mentalmente. “Hacé lo que siempre hiciste, atajar, que es lo que mejor te sale”, lo apuntaló el Pato. Por primera vez desde Nery Pumpido -México 1986, Italia 1990-, Argentina tuvo el mismo titular por dos Mundiales seguidos.
“Estoy feliz y emocionado por Sergio Romero. Es un arquero con unas condiciones bárbaras y excelente pibe”, escribió Fillol en su cuenta de Twitter. Hace poco, le pidió a Romero que no hablara más de él en los reportajes porque el mérito era todo suyo, pero fue demasiado para el nuevo arquero récord del fútbol argentino: “No puedo, sería un ingrato”