Por
JUAN MANUEL DÍAZ
de Sport de BARCELONA: 
El FC Barcelona se impuso al Real Madrid (2-1) en un clásico intenso, dramático, directo, con un tiempo para cada equipo y un balance inmejorable para los blaugrana que consolidan el liderato en la Liga BBVA y ponen tierra de por medio respecto a un rival que se va al parón de selecciones con un montón de dudas y sin resolver los problemas que ya arrastraba

AL DRAGON KHAN

El Camp Nou vivió unos prolegómenos brillantes e intensos, con un mosaico monumental y el ‘Cant del Barça’ a capella incluidos, antes de lanzar la vagoneta por la montaña rusa.

El clásico, más que nunca, fue un ‘Dragon Khan’ en el que el resultado estuvo en el filo de la navaja aunque ni Barça ni Madrid fueron capaces de completar un partido completo en ninguna faceta del juego.

Barcelona y Real Madrid son dos equipos que, cada vez, se asemejan más. Están plagados de talento, con centrocampistas precisos en el toque y en la gestión de los espacios; pero, sobre todo, con unos delanteros descomunales. Así, en un duelo sin dueño y con el balón pasando de un lado a otro en ocasiones sin demasiado criterio, las apariciones de estos todavía resultan más determinantes.

El Real Madrid, que llegaba al Camp Nou con más urgencias que el Barça y que lleva muchos más años aplicando esta fórmula, pareció sentirse más cómodo con este teatro de operaciones durante el primer tiempo.

GOLPE A GOLPE

El Barça, pese a la ausencia de Sergio Busquets, apuntaba a lo mejor cuando a los 2 minutos Iniesta llegaba a la línea de fondo y centraba atrás para que Luis Suárez y Rakitic se molestaran en el remate.

Fue un síntoma de cómo irían las cosas pues fue el Barcelona el que marcó primero y dispuso de tantas ocasiones como su rival; pero el Real Madrid consiguió enfriar la caldera que era el ‘Estadi’.

Leo Messi apareció en un par de ocasiones que tuvieron un valor de oro pues en su saque de falta (18′) sirvió en bandeja el 1-0 de Mathieu. Sin embargo, no tuvo la presencia de otros partidos, relativamente bien aislado por el entramado defensivo del Madrid.

Tampoco Neymar estuvo con la sintonía fina; el brasileño centro para el remate de Messi (17′), pero Ney falló estrepitosamente cuando se encontró solo ante Casillas a los 30 minutos después de un mal disparo de Luis Suárez.

ANTE EL ESPEJO

Al equipo de Luis Enrique le sentó fatal verse reflejado en el espejo ante un equipo muy acostumbrado a elaborar en tres toques y lanzar a sus tres misiles, Bale, Benzema y Cristiano.

El Barça ya se llevó un susto mayúsculo en la primera jugada en la que se encontraron Benzema y Cristiano Ronaldo y que finalizó con el remate al larguero del portugués (11′). En el córner posterior, Isco disparó demasiado cruzado pero con mucho peligro.

Las cosas fueron mucho peores cuando a los 31 minutos Modric, Benzema y Cristiano Ronaldo encontraron un agujero en el eje barcelonista para conseguir el 1-1. Fueron momentos de angustia blaugrana, en los que el Barcelona echó muy en falta su capacidad de control del partido de antaño.

Las cosas pudieron ser peores porque Piqué achicó una jugada en el área de Bale en la que estuvo impecable pero rozó el penalti; y en la jugada posterior el árbitro anuló a Bale un gol por un fuera de juego que quizás no existió.

CAMBIA EL DECORADO

El Barça pareció encarar el inicio del segundo tiempo con energía renovada, más hecho a la idea de que esa noche, por mucho que jugara en el Camp Nou, tocaba compartir el balón y las ocasiones con el rival, menos timorato que el Manchester City.

Barcelona y Real Madrid se aplicaron en un segundo tiempo abierto, con muchos contactos y faltas y con el partido convertido en innumerables duelos uno contra uno en cualquier zona del campo para evitar la presión rival y buscar la asistencia desequilibrante, el remate decisvo.

Solo cuando Sergio Busquets y Xavi Hernández entraron en el terreno de juego, a partir del minuto 75, pareció que Luis Enrique decidía echar un tanto el freno de mano y buscar algo más de control de balón, ya con el marcador a favor.

El Barcelona pudo hacer esta apuesta porque fue de nuevo el que encontró antes el camino del gol. No fue en una larga jugada de toque y generación de espacios. Por el contrario, Dani Alves envió un balón largo al área y Luis Suárez lo cazó de primeras para cruzar un remate con la derecha que a los 55 minutos valía el 2-1.

SIN RÉPLICA BLANCA

Llegaron unos minutos de desconcierto madridista en los que el Barça aprovechó para volcarse sobre la portería de Casillas.

Sin embargo, los blaugrana no supieron o no pudieron ‘matar’ el clásico. En parte por la falta de acierto de Neymar, excesivamente individualista en alguna acción (66′ y 73′); tampoco Leo Messi ajustó del todo el punto de mira en el minuto 72′; y al final, Iker Casillas estuvo sensacional en dos intervenciones frente a Jordi Alba (85′) y el propio Leo Messi (86′).

La réplica madridista fue casi inexistente, aunque de nuevo muy peligrosa. Un disparo de Benzema a los 78 minutos, que se envenenó tras tocar en Piqué y Mathieu y que Claudio Bravo resolvió con seguridad desviando a córner, fue la única oportunidad madridista en este periodo.

Desaparecida la BBC, especialmente Cristiano Ronaldo, neutralizado el medio campo con la entrada de Xavi y Busquets tras perder fuelle Modric e Isco, el Barcelona acabó encarrilando un triunfo que tiene un valor incalculable.

A diez jornadas para acabar el campeonato, el Barça domina la clasificación con 4 puntos de ventaja. Pero, además, tras un primer tiempo dubitativo, que pareció la continuación del clásico del Bernabéu, se erigió sobre el Real Madrid con las mismas armas que han sido las señas de identidad del vigente campeón de Europa.

Un balance inmejorable para el nuevo Barcelona de Luis Enrique que, cada vez parece conocer y aceptarse mejor a sí mismo cuando llega la fase decisiva de la temporada. Con todo por jugar y todo por ganar…