Parafraseando al programa radial de Alejandro Dolina , Holanda en el primer partido del Grupo en el Mundial de fútbol disputado en San Salvador de

Bahía, Brasil, se desquitô de la final perdida,.4 años atrás, frente al España campeòn en Sudàfrica 2010, al doblegarla hoy por 5 a 1.
España ganaba con gol de penal de Xabi Alonso (tras inexistente falta a Diego Costa – al que el público lo abucheó cada vez que tocaba el balón, por su decisión, nacido en Brasil, de nacionalizarse español – ) y con una soberbia actuaciòn colectiva, con el destaque de Robben y de Van Persie (convirtieron 2 goles y cada uno y Van Persie reventó con la pelota su remate en el horizontal) .y Vanderlij que había anotado el cuarto.
A partir del tercer gol España desapareció del campo de juego y los guarismos pudieron ser màs desdorosos aùn.

Juan Manuel Trueba en el diario As de MADRID, escribiô el siguiente anàlisis:
Señoras, señores, hemos perdido el ángel. Mantenemos la estrella que se cose sobre el escudo, pero hemos perdido la buena estrella, la que ayuda a ganar los títulos. La representación de la pérdida es cruel, porque ofrece foto y vídeo. Si gustan, podrán torturarse observando el error de Casillas en el cuarto gol de Holanda. Su fallo simboliza el derrumbe. El futbolista que nos había protegido durante seis años, con una primorosa mezcla de talento y suerte, nos ha dejado a la intemperie. Lo más desconcertante, lo que nos impide arriar la bandera de la ilusión, es no saber si esto ha sido una mala noche o será un mal verano.

Pero no perdimos por Iker, quede claro. Perdimos porque teníamos que perder, y les pido disculpas por una explicación tan simple. La goleada es otra historia. Así como la derrota fue un puro accidente, de la goleada de Holanda somos enteramente responsables. Primero resbalamos en la oscuridad y luego nos hicimos un daño innecesario intentando encender la luz; tropezamos con todos los muebles afilados. La herida es profunda (la goleada cuenta y duele), pero es obligado recordar, y recordarnos, que España ganó el pasado Mundial después de perder el primer partido. Si aquello sirvió para agitarnos y continuar, esto debería valer para enfurecernos y proseguir.

Retomaré el asunto de la suerte, porque nos dará perspectiva. Con el partido absolutamente controlado, Silva tuvo en el minuto 42 la oportunidad, clarísima, de hacer el 2-0, de firmar la sentencia, de poner la puntilla, adiós, Holanda. Le sobró imaginación. Intentó una vaselina y el portero le adivinó la intención. El pase de Iniesta merecía el gol, pero el balón no entró. Al menos, en la portería de Holanda.

La continuación de esa acción condujo a Holanda al empate. Blind, un muchacho de buena estirpe y cierta rigidez, pegó un zurdazo que pilló a Piqué retrasado y a Ramos distraído. Van Persie persiguió la pelota y cabeceó de modo casi acrobático. Iker, a media salida, no pudo hacer nada, o no lo hizo, uno ya no sabe qué pensar.

La igualada no se correspondía con lo visto sobre el campo. España había tardado en dominar, pero había dominado y hasta se había gustado por momentos. Iniesta, Xavi, Silva, los bajitos estaban a los mandos. Cierto es que el equipo se retrasó algo después del gol de Xabi Alonso de penalti, pero ni eso animó a Holanda, ni eso nos desdibujó a nosotros.

Nada en el descanso hacía presagiar el desastre. Al contrario, diría. La titularidad de Diego Costa nos permitía alternar el toque con el pase largo, lo que suponía una amenaza constante al achique de espacios holandés. Se demostró en la jugada del penalti, tan buscada por el delantero como inevitable para el defensa. Seguir igual parecía un buen consejo. Tener paciencia, esperar.

La lluvia fue una señal que sólo podemos interpretar ahora: siempre llueve en las ejecuciones. Lo siguiente fue el apagón. Blind volvió a ejercer de lanzador para que Robben, después de un control magnífico, confirmara la debilidad de Piqué y Sergio Ramos.

Todavía había tiempo, pensamos. Lo que no había es ángel. Un centro al segundo palo propició el tercer gol de Holanda en estrecha colaboración con el árbitro. Van Persie cargó a Casillas donde está prohibido: en el área pequeña. A partir de esa infracción, sobra discutir si Iker salió bien o mal. Salió víctima.

El cuarto sí fue suyo, enteramente, aunque lo marcara Van Persie. Iker se lo regaló con un fallo madurado durante seis años de actuaciones prodigiosas. Un gran fallo, por tanto. Un error que compromete su titularidad en la Selección y en el Real Madrid. Así de grande.

El quinto ya no dolió. Casi. Robben corrió más que Sergio Ramos y luego nos fulminó al quinto amago y al sexto regate. Holanda se había vengado. De España y del mal fario que la persigue desde hace cuarenta años. Nosotros no dejamos de ver estrellas. Pero ninguna es de campeón. Mañana será otro día. Espero.

con el,título de HUMILLACION MUNDIAL el diario MARCA publicô lo siguente
Primer partido en un Mundial como campeones del mundo. Cuatro años después de la final de Johannesburgo que cambió la historia de España para siempre. Qué tiempos aquellos. La Roja de blanco, la Oranje de azul. Cuatro novedades en la alineación de Del Bosque respecto a Sudáfrica. Azpilicueta y Jordi Alba por Puyol y Capdevila. Diego Costa arriba por Villa y Silva en lugar de Pedro.

Holanda tenía muy claro lo que debía hacer. La prueba llegó a los 8 minutos tras un fallo grave de Jordi Alba. El lateral dejó muerto un balón con el pecho, Robben soltó de primeras con la zaga desguarnecida y Sneijder se plantó solo ante Casillas. Su naranjazo lo saco el capitán de la Roja a una mano, con la seguridad que le caracterizaba en los grandes torneos. Fue un espejismo y un aviso de la fragilidad defensiva de la campeona del mundo.

España se quedó con el balón desde el saque inicial mientras Holanda esperaba en su campo, con tres centrales y dos laterales. Pero nada de autobús. En la telaraña de Van Gaal se buscaba la vida uno de Lagarto. Corriendo a los balones largos e incomodando a los centrales con pitidos de fondo. Suya fue la primera en el 13′. Silva robó la cartera a un defensor holandés y Costa se hizo un lío cuando iba a tirar. En la segunda no se lo pensó tanto y disparó fuera tras otra recuperación de Silva. El canario era una mosca para la defensa holandesa. Estaba en todas partes sin hacer ruido, molestando al que tenía el balón y buscando los espacios para seguir revoloteando.

Han pasado cuatro años pero De Jong sigue repartiendo a sus anchas. Esta vez le tocó a Busquets, que se llevó un recuerdo del aguerrido mediocentro. El malo de la película era el mismo y también el guión. Intentar intimidar a España para que no la tocase a su antojo. En el 25, el pato lo pagó De Guzmán por una falta a Iniesta. Primera amarilla del partido.

Costa sacó un penalti
Fue el preludio de la jugada del penalti a Diego Costa. Engancharon Iniesta, Silva y Xavi Hernández, que sacó del estuche la escuadra y el cartabón para trazar el pase a Diego Costa. De Vrij llegó pasado de frenada al cruce y el hispano brasileño cayó al suelo, en aparencia barrido por el defensor holandés.
Lo supo hacer Costa, que en lugar de pisar tierra firme dejó que le arrastrase la marea. Rizzoli vio una estrella caer al suelo, picó el anzuelo y pitó penalti. Es más fácil que suceda cuando eres el anfitrión o el campéon del mundo. A este paso, será el Mundial de los árbitros. Tres partidos y tres suspensos.

Xabi Alonso fue el encargado de lanzarlo, a la derecha de Cillesen, raso y fuerte. Menos mal, porque el meta holandés adivinó el lanzamiento y a punto estuvo de sacarlo. Con el viento a favor, España desperdició la oportunidad de sentenciar en el 42′ tras un pase excelso de Iniesta que Silva. El canario lo desaprovechó con un intento de vaselina que acertó a sacar Cillesen. Esas, en un Mundial, hay que meterlas.
Un minuto después, un pase teledirigido de Blind desde la izquierda descubrió el socavón en la espalda de los centrales españoles. Van Persie burló la vigilancia de Ramos, con Piqué rompiendo el fuera de juego, y se lanzó con fe a buscarla para conectar un poderoso cabezazo en carrera que dejó petrificado a Casillas, clavado en mitad del área. Empate y al descanso. Empezaba a caer un chaparrón en Salvador de Bahía.
Una segunda parte para olvidar
En el 53′, otro balón voló desde la izquierda para aterrizar entre los centrales de España. La cazó Robben, que esquivó con suma facilidad a Piqué y disparó antes de que Ramos llegase a taponar. Esta vez, Casillas no pudo hacer milagros. Cuatro años después se repetía la misma situación para España, que estaba por debajo en el marcador en el primer partido. Pudo ser todavía peor si Van Persie manda a la jaula la volea que estrelló en el larguero en el 60′ después de que Iker la rozase con los dedos.

Quedaba media hora por delante y había que cambiar necesariamente de registro. Torres y Pedro dentro, Diego Costa y Xabi Alonso fuera. Pero no era ese el problema. España hacía aguas atrás en cada ataque holandés. En el 65′, una falta lateral de Sneijder desde la izquierda, llegó el tercero. Casillas salió en falso, Van Persie le obstaculizó con el codo y De Vrij marcó en el segundo palo como pudo.
Robben rubricó la venganza
España se picó en su orgullo, fruto del resultado y de la desesperación. Amarilla a Casillas por protestar, amarilla a Van Persie por una fea falta a Pedro y gol anulado a Silva cuando la Roja intentaba engancharse al partido para salvar, al menos, el empate o el gol average. O el honor, que vale más. Pero no era el día de España ni de Casillas, que regaló un gol tras un mal control en una cesión de Ramos. Van Persie aceptó el regalo y el cuarto subió como una losa al marcador en el 72′.
Van Gaal sonreía en la banda, los holandeses hacían la conga en las gradas y a España se le ensuciaba la estrella. Quedaba todavía el quinto, obra de Robben en el 80′. Se fue en velocidad de Ramos, regateó a Casillas y marcó rabioso. Lo celebró delante de la cámara, burlón y vengativo. Y pudieron ser algunos más. Mazazo brutal para España, complicado de superar. Las sensaciones son las peores y el pesimismo ha resucitado, pero quedan dos partidos para intentarlo.