Colön de Santa Fe, urgido con el promedio por pertenecer, acosado por deudas millonarias, sitiado por problemas dirigenciales que lo privaron de sumar refuerzos, superô en el Brigadier Lòpez a River Plate por 3 -1
” Desilusionado. jugamos un poquito en
el segundo tiempo, No hay excusas cuando se pierde. Veníamos trabajando hace 3 meses la linea de 3 .Es una lecciôn que nos tiene que SERVIR a todos. el partido que hicimos no me gustô. Tenemos muy buenos jugadores, y es un equipo con gran personalidad para reponernos. El primero que estå enojado acá soy yo y el campeonato es muy corto, asi que hay que recuperarse” ( Ramôn Dîaz)
Colón alcanzó su tercera victoria consecutiva al derrotar a River Plate por 3 a 1, este domingo por la noche, en el Cementerio de los Elefantes, en el cotejo disputado por la cuarta fecha del Torneo Final de Primera División del fútbol argentino.
Los goles del sabalero fueron convertidos por Gabriel Graciani en dos oportunidades (16m. PT y 42m. ST) y Martín Luque (25m. ST). Mientras que Fernando Cavenaghi (28m. PT) descontó para el millonario.
Así, Colón quedó con nueve unidades y tiene una racha de tres victorias seguidas que lo ubican en la cima del campeonato, con 9 unidades, junto a San Lorenzo y Estudiantes, aunque su preocupación pasa por el promedio del descenso, ya que está apenas un escalón por encima de la zona de peligro.
Un cementerio abarrotado
El estadio de Colón, se mostró para todo el país este domingo por la noche colmado de un público que no paró de alentar hasta que el equipo dejó el campo de juego, como hacía mucho no se lo veía. Es que las tres victorias consecutivas ilusionan al hincha que se acercó al Centenario, pese a la tardía hora del partido, para alentar al equipo de Osella, que volvió a quedar casi afónico, ya que no paró de ordenar a su equipo a los gritos junto a la línea de cal.
El partido arrancó parejo y sin muchas emociones. Pero Colón presionó en la salida rival y el balón le quedó a Jacobo Mansilla, que le metió una gran asistencia a Graciani que definió al gol ante el achique tardío de Marcelo Barovero.
Por lo que en su primera llegada profunda, Colón se puso en ventaja y le dejó toda la responsabilidad al millonario, que mostró toda su impotencia para crear peligro hacia el arco de Germán Montoya.
Tal es así, que la primera ocasión importante fue recién a los 38 minutos, con un remate desde afuera de Manuel Lanzini, que se fue cerca del palo derecho.
Después sólo fueron intentos de aproximaciones de parte de River ante un rival que se agrupó en el fondo, pero que dio algunas ventajas que no supo aprovechar el conjunto dirigido por Ramón Díaz.
En el segundo tiempo, el visitante tuvo un poco más de claridad para atacar ante un rival que se refugió demasiado en el fondo y se preparó para intentar lastimar de contraataque.
El entrenador riverplatense quiso darle más profundidad y juego asociado a su equipo con los ingresos de Giovanni Simeone (por un apático Teófilo Gutiérrez), Jonathan Fabbro (por el debutante Víctor Cabrera) y Juan Carlos Menseguez (por Carlos Carbonero).
Sin embargo, el ingresado Luque, a los 25m., hizo una gran corrida de contra y quedó frente a Barovero para definir entre sus piernas y marcar su primer gol en Primera División.
Cuando parecía que estaba todo perdido para River, tres minutos más tarde Lanzini hizo una excelente jugada por el medio donde esquivó a varios rivales y habilitó a Cavenaghi, que eludió a Germán Montoya para definir con el arco vacío.
Pero sólo fue un “espejismo” porque sólo pudo empatar con un tiro libre de Fabbro, que sacó Montoya en gran forma a un costado. Más tarde, Luque mandó un centro para el toque al gol de Graciani, que cerró el partido.
Pese a que tuvo la pelota en la mayoría del encuentro, el visitante fue impotente para crear peligro y sufrió en defensa con una línea de tres que dio grandes ventajas ante un Colón ordenado, que aprovechó sus ocasiones para llegar al gol.
En próxima fecha, Colón buscará seguir su racha cuando visite el sábado, a las 20.30, a Rosario Central. Pero por ahora que el hincha siga soñando, porque el equipo apareció y la ilusión está intacta.