En el Pernau Magazine de España un análisis del “distinto clåsico” entre Barcelona y Real Madrid con la firma de Rafael León:

1.- Por primera vez en cinco años, Barcelona y Real Madrid se enfrentaban sin que Guardiola ni Mourinho ocuparan ninguno de los banquillos. Y, por mucho que este juego sea de los jugadores, se nota y mucho. Quizá demasiado.

2.- Ambos entrenadores planteaban cambios respecto a su alineación habitual. Con Cesc en lugar de Pedro o Alexis, Martino priorizaba tener un centrocampista más para garantizar la superioridad numérica en el medio (no ha habido falso 9, sino cuatro centrocampistas y dos extremos). Ancelotti, sin modificar el dibujo, reemplazaba a Illarramendi por Sergio Ramos en el medio y a
Bale por Benzema. El objetivo estaba claro: reforzar la defensa organizada y el contraataque en detrimento de otras fases del juego.

3.- Sin embargo, juntar a más jugadores rápidos no significa contragolpear mejor. De hecho, Bale, infinitamente más rápido que Özil, tuvo una trascendencia infinitamente menor a la de este. También a la de Benzema, quien tampoco es tan veloz en el desplazamiento; las velocidades mental y gestual son prácticamente igual de decisivas. Ramos, pese a ser más contundente y tener mayor despliegue que Xabi Alonso, defendió mucho peor por no conocer los entresijos de una posición en la que hacía años que no jugaba. También iniciaba peor los contraataques que este y que Illarramendi.

4.- Sin embargo, no todo lo sucedido en el primer tiempo fue demérito de Ancelotti. Martino priorizó que el Madrid no contraatacara dejando siempre a un centrocampista cerca de Busquets y limitando mucho las subidas de los laterales a costa de sacrificar posesión. También cambió el plan de ataque: sabedor de que Carlo hacía todo lo posible por tapar el carril central, buscó profundizar con los costados ubicando en los mismos a Messi y Neymar, quienes, por su sola presencia, acabaron con buena parte de la amenaza ofensiva que Ancelotti había buscado introduciendo a Carvajal y Marcelo en lugar de Arbeloa y Coentrao.

5.- Pero el plan del Barça, pese a servirle para ser claramente superior, era imperfecto. Quizá, de haber estado Messi a un nivel cercano al habitual en él, no lo habría sido, pero es que fue una sombra de sí mismo. Su alarmante falta de movilidad, velocidad y regate llevaron a que su equipo no produjera tampoco demasiadas ocasiones, siendo especialmente llamativo cómo no llegaba a las jugadas que él siempre arriba para definir. Pero el club catalán hizo (parte de) sus deberes este verano, y se notó: Neymar fue capaz de ser el jugador profundo, vertical, desequilirante y goleador que requería el Barcelona en estos duelos, especialmente cuando Messi no es Messi.

6.- Pero no sería el brasileño el mejor culé, sino Iniesta. Haciendo olvidar de un plumazo su decepcionante inicio de temporada, sería el jugador más inteligente sobre el campo (con permiso de Busquets), teniendo además un acierto técnico notable. Él fue quien mejor leyó las situaciones de riesgo de contragolpe para no dejar solo a Sergio. También el más capaz para encontrar los excesivos espacios libres que dejaba el sistema defensivo del Madrid, para provocar basculaciones mal dominadas y descargar, para encontrar terceros hombres, para que Neymar encontrara situaciones de uno contra uno. En definitiva, para dar cuerpo a la teórica superioridad táctica barcelonista.

7.- En este contexto, ni Cesc ni Xavi (dos de los peores en los últimos clásicos) se sentían incómodos y, pese a no brillar, sumaban. También estaba cómoda la defensa, pues no se veía obligada a correr hacia atrás ni a defender en el área. Los atacantes madridistas recibían de espalda a portería, bien vigilados y sin espacio, dado que el plan de Carlo no funcionaba. El Madrid no podía contraatacar y, en parte por indecisión y en parte por falta de los mimbres oportunos, tampoco atacaba correctamente en estático.

8.- Pero todo cambiaría en el segundo periodo. El Madrid se decidiría a tener el balón y a atacar a partir del mismo. Al Barça no parecía importarle en demasía. En serio. Martino, al único modelo al que jamás es infiel es al que piensa que le conduce a la victoria y, en las circunstancias actuales (y vistos los precedentes), consideró que mejor recibir ataques merengues replegado en propio campo que en fulgurantes transiciones fruto de la insolvencia culé en la presión vigente desde 2011 durante casi dos años.

9.- Lo que sucede es que los jugadores barcelonistas que estaban sobre el campo no dan para sostener un buen repliegue, además de que no están acostumbrados a hacerlo. No por falta de mimbres, sino porque, al ser el repliegue sólo una parte del plan, no conviene ubicar a Puyol junto a Piqué o a Mascherano junto a Busquets, cuadrado que sería difícilmente superable defendiendo atrás y al que podrían sumarse laterales sólidos como Montoya o Adriano, interiores contundentes como Alves o Song y extremos intensísimos como Pedro o Alexis. Pero ese tampoco era el plan.

10.- Al no serlo, a nada que el Madrid mejoró su ataque estático a base de determinación, de Illarramendi por Sergio Ramos y de Benzema por Bale, pasó a ser el dueño del partido. Buscando bien mover de lado a lado y así separar a los lentos interiores culés, Cristiano por fin era incisivo y Karim arrasaba literalmente. Sí, ese jugador vilipendiado por su público (si nos ceñimos a lo que va de temporada, de manera absolutamente injusta), ha estado a punto de dar la vuelta al Clásico. Pero el larguero y Valdés lo impidieron.

11.- Martino veía que su equipo se estaba viendo superado porque de tonto no tiene un pelo y, para dar la vuelta a la situación, lejos de modificar su plan, lo acentuó. Alexis tenía las piernas que les faltaban a Messi desde el principio y a Cesc desde la segunda parte para ser decisivo a la contra, y vaya si lo fue. Su energía fue un soplo de aire fresco para un Barça pesado, desacostumbrado ya a los esfuerzos que exige la más alta competición como explicaba Adrian Leverkühn en el extra del Club Perarnau previo al partido. Pero esta vez la noticia no fue su energía, sino una genialidad por la que pedirían varios balones de oro para Messi o Cristiano. A la carrera, amagando nada más que a Värane, se tomaría ese segundo que muchas veces le falta tomarse, para inventarse una vaselina fabulosa sobre el adelantado Diego López. Con ese gol, prácticamente finiquitaba el partido un Alexis que, cuando le dan la oportunidad en estos choques, siempre es decisivo. Yo, pese a que siempre valoré su aporte y creí en él, no sacaré pecho como parece estar de moda porque jamás le imaginé anotando un gol tan sobresaliente. Y es que a la contra parece otro jugador incluso mejor.

12.- A continuación, con Song por Iniesta, Martino redoblaba su apuesta. El cambio era acorde con su plan, pero el jugador sustituido no lo era con lo que estaba siendo el partido. Iniesta estaba siendo el mejor culé y Xavi estaba siendo absolutamente intrascendente para defender y mucho menos determinante con el balón. Mantener a Messi, tanto porque siempre puede ponerla en la escuadra como por el miedo que genera en los rivales, era comprensible. Quitar a Xavi en vez de Iniesta no. Esto carga de razones a los que acusaban a Martino de doblegarse ante las jerarquías del vestuario, quizá de manera excesiva, pues alinear a un centrocampista más en detrimento de Pedro o Alexis tuvo un claro sentido táctico. En lo que se refiere a Messi, cabe valorar también su esfuerzo en la presión, lo que lleva a pensar en un problema absolutamente físico y no actitudinal.

13.- Hasta el final del choque llegarían ocasiones en ambas porterías, con alguna más por parte del Barça esta vez. Pero sería Jesé, uno de los jóvenes más predestinados a acabar formando parte regularmente de estos choques, el que haría el 1-2 en la única contra larga que el Madrid pudo ejecutar. Gol que evitaba que el partido concluyera con un marcador impropio de lo visto en el terreno de juego, pues, si bien la victoria barcelonista fue justa, también lo habrían sido el empate o el triunfo madridista.

14.- Concluye así el primer Clásico de un nuevo mundo muy distinto de los anteriores, en el que, al menos de momento, Barcelona y Real Madrid son equipos mucho peores y con una idea de juego menos definida. Siendo positivo para el Barça por haber invertido la tendencia vigente, es preocupante para ambos, pues nada hace pensar que no pueda repetirse una debacle ante los gigantes germanos en primavera. Pero para eso aún queda mucho, así que concedamos el margen de la duda a quienes nos hacen dudar mucho más que sus anteriores versiones.

y 15.- Mas nada de esto ocupará las portadas de los diarios, los artículos, los programas televisivos ni las tertulias. Los dos penaltis (uno dudoso, otro claro) escamoteados por Undiano Mallenco al Real Madrid centrarán la atención mayoritaria. En los de menor difusión, los del otro polo, se hablará de la segunda amarilla perdonada a Sergio Ramos, del pisotón de Pepe a Cesc en el área tras haber pasado este el balón atrás o del arbitraje que hizo el mismo colegiado en la final de Copa del Rey de hace dos años. Pero no seré yo quien los critique por hacerlo, pues sería hipócrita. Al fin y al cabo, eso debe de ser lo que interesa a la gente y, por ende, da dinero, pues ellos viven del fútbol (o, mejor dicho, del circo que lo envuelve) y los que nos dedicamos a hablar del juego no.

* Rafael León Alemany.