El DT del Seleccionado argentino de fùtbol Alejandro Sabella está recorriendo Europa en pos de “acomodar” defensivamente a un plantel que “derrocha” delanteros, a tal punto, que pudo optar por prescindir de Carlitos Tèvez, privilegiado la “salud” de la armoniosidad en el grupo humano ya consilidado, y no porque el “Apache” sea un rebelde, sino para evitar eclipsar mediática y popularmente a la figura del, comprensiblemente mimado, nùmero 1 – el nùmero 10- Lionel Messi.
Hemos extraido parte del detallado análisis del talentoso periodista Ezequiel Fernández Moores, de sus
columnas domingueras para el diario tucumano La Gaceta, del 20 de octubre para ayudarnos a comprender, un poco más, por sobre lo que la aficiôn futbolera de la Argentina, ya vemos desde las tribunas en forma de televisores y plasmas:
Es cierto, los errores defensivos no siempre son solo errores de los defensores. Pero no hay responsabilidad de volantes o delanteros si el arquero sale antes de tiempo o si el central derecho se la pasa a un rival cuando quiere salir jugando. Fue lo que le sucedió primero al arquero Sergio Romero en el gol de Perú en el Monumental y luego al zaguero Federico Fernández en el tercer gol uruguayo en el Centenario. Y sucedió en la última doble fecha que dejó a la selección argentina como líder final en el cierre de las eliminatorias, pero que, paradójicamente, más que fortalecer el optimismo, agrandó acaso incertidumbres al DT Alejandro Sabella sobre puestos claves de la Selección a ocho meses de Brasil 2014. Puestos en los que un simple error puede costar la eliminación de un Mundial.
“Me parece que otra vez no pasamos de cuartos de final”. La frase la escuché en estos últimos días en mesas de fútbol que compartí con colegas del periodismo deportivo, algunos con varios Mundiales en su pasado, y de las que también participaron personajes que en distintas etapas estuvieron cerca de la Selección. La Selección, decían los más preocupados, esun equipo que se descubre demasiado para la frágil defensa que tiene. Podemos tener otra vez la Selección más ofensiva en la primera fase y acaso en octavos. Pero ya en cuartos, ante un rival en serio, de esos que no perdonan errores defensivos, quedar otra vez afuera, como en Alemania 2006 y Sudáfrica 2010.
“¿Puede ser que en dos años no se haya trabajado para contar con otro lateral izquierdo u otro central u otro arquero?”, fue una de las preguntas más escuchadas, que apunta a los puestos que hoy ocupan Marcos Rojo en primer lugar y los mencionados Fernández y Romero luego. El arquero, hay que decirlo, arriesgó él mismo su condición de titular. Eligió irse al Mónaco para ganar más dinero. Pero no juega. Y eso es peligroso. ¿No fue acaso del campeonato argentino el arquero titular en Alemania 2006 (Roberto Abbondanzieri)? El Abbondanzieri de hoy podría ser Agustín Orión. Otros citan a su vez a Marcelo Barovero (River) o hasta a Fernando Monetti, que lleva ya mucho tiempo brillando en el arco de Gimnasia La Plata. Todos en plena actividad, pero inexpertos internacionalmente.
No parecen en cambio tantas las variantes en los otros dos puestos. Muchos de los nombres que se citan para la posición de Fernández (Nicolás Burdisso o Walter Samuel, por ejemplo) ni siquiera son titulares en Italia. Claro, tampoco lo es Fernández en Napoli. Y esto afecta la máxima apuesta de Sabella, que fue la de probar una nueva y juvenil zaga central. El otro zaguero, Ezequiel Garay recibe menos discusión y además él es titular en Portugal, donde también rinde Nicolás Otamendi, a quien Sabella probará antes del Mundial. Otamendi fue improvisado lateral en Sudáfrica. Nunca tuvimos buenos laterales, se sabe. Y poco cambió hoy. ¿Hay acaso muchas variantes en el lateral izquierdo, donde Rojo es una invitación a cualquier ataque rival?
“¿Sabe por qué tenemos tan buenos laterales en Brasil?”, me preguntaba hace unos días Cafú en Sao Paulo. Y el propio ex capitán y campeón mundial con Brasil me daba la su respuesta: “ninguno de nosotros -me decía Cafú- empezó siendo lateral. Yo mismo comencé como siete, como extremo derecho, luego pasé de volante y, finalmente, me fui al lateral. Y así ha sucedido con muchos de nosotros”.
Creí en algún momento de la temporada pasada, cuando Juan Sánchez Miño apareció en Boca y fue retrasado a jugar como lateral izquierdo en algún partido, que tal vez Sabella podía reunirse con el jugador y con Carlos Bianchi para proponerles la posibilidad de que el jugador siguiera probando el nuevo puesto, con la promesa de que, si el resultado era bueno, podía ser convocado al Mundial. Fue una ilusión. El lateral de Newell’s, Milton Casco, fue otra de las apariciones más interesantes del último campeonato. Un lateral con salida, recorrido por otros sectores del campo y marca aceptable. Pero jamás fue citado.
Sabella, basta con revisar las listas de cada convocatoria, prefirió desplazar a centrales, cerrando y fortaleciendo la defensa, pero sacrificando así la salida. Es una elección del DT. Sabella, así se vio cuando dirigió a Estudiantes, es un técnico más bien cauteloso. La decisión de atacar con tres arriba pareció forzada para satisfacer a Lionel Messi. “Así hay que jugar”, dijo Messi después de la recordada reacción en Barranquilla, 2-1 ante Colombia en las eliminatorias de ida, después de perder con Venezuela y empatar con Bolivia en el Monumental. “Así” significó que entró el “Kun” Agüero y se unió a Leo y a “Pipita” Higuaín, un trío de ataque que Sabella casi nunca volvió a tocar, salvo casos de fuerza mayor. A ellos se sumó Angel Di María y los llamados “cuatro fantásticos” pasaron a ser la principal carta de la selección.
Acaso inevitable, el nuevo esquema más ofensivo debilitó el cerrojo defensivo. A partir de allí quedó siempre la sensación de que la Selección podía sufrir goles en todos los partidos, pero haría siempre más. Y que quedaríamos condenados a convivir con esa sensación, acaso agradable en términos de juegos y partido abierto, pero por momentos infartante para el hincha más parcial, que no soporta tanto sufrimiento ante cualquier ataque
el DT Oscar Tabárez en el camino que llevó a Uruguay primero a semifinales Sudáfrica 2010 y luego a la conquista de la Copa América en Argentina 2011, demostrô la importancia de la “unidad grupal” :
“Es más fácil si te la pasás con el amigo y si corrés por el amigo”, me dijo tiempo atrás el músico Jaime Roos, cuando presentó el documental “3 millones”, un emotivo relato de Uruguay en Sudáfrica. “Sí, es cierto que esa decisión fue elogiada, pero cuando las cosas no salían bien no decían que era un equipo de amigos. Despectivamente -me dijo el propio Tabárez unas semanas atrás- decían que la selección era ‘un club de amigos'”.
La carta en la que tal vez más confía Sabella es en fortalecer a la defensa a través del juego colectivo que podrá comenzar a trabajar cuando logre juntar a todo el plantel en el mes previo al Mundial. Para lograr con Argentina la respuesta que dio el viernes pasado el volante Daniele De Rossi tras ganarle a Napoli y lograr el octavo triunfo en igual cantidad de presentaciones de la Roma en el campeonato italiano. “Nuestro secreto -dijo De Rossi- es que realmente defendemos los 11”.