En 11wsports:Sin una participación superlativa de sus delanteros, los equipos que más convirtieron hasta ahora tienen repartidos sus tantos entre muchos jugadores

Como mucho, en un acto de generosidad mayúscula, el grito sagrado se puede arrimar una vez por azar, dos veces por fortuna y hasta tres veces cuando la suerte está del lado propio. No más o, al menos, es complicado que la alegría llegue cuando no hay méritos acumulados para que esa construcción tenga el desenlace esperado. Es cierto que, en un
campeonato tan irregular, tan parejo y, por lo general, con altas dosis de chatura en los partidos, es factible que las conquistas lleguen por canales poco habituales o que no estén sustentadas en rendimientos de excelencia. Pero sería un error, cuando se observa la tabla de posiciones apenas después de la mitad del torneo, creer que los equipos que más convirtieron lo hicieron exclusivamente porque el destino se puso de su lado. Entonces, ante un panorama de un déficit ofensivos atrás de otro en distintos conjuntos, no estaría mal preguntarse cómo se gesta el proceso de toparse con el gol.

Disputadas ya diez fechas del certamen, Newells, Belgrano y San Lorenzo son los cuadros que más anotaron: rosarinos y cordobeses tienen 16 goles, mientras que los de Boedo están en la línea de los 15. La media no es muy alta –no llega a dos por encuentro- pero eso, en tal caso, quizás sea otra discusión. El primero y el segundo de la tabla apuestan a llegar al arco contrario desde una propuesta más ofensiva y el sexto en la clasificación suele sentirse más cómodo con el contragolpe, pero, aunque la cuestión podría habilitar interesantes intercambios, tampoco allí reside el eje de este planteo. Lo llamativo en los tres casos es que, sin un goleador actuando de manera superlativa en la red adversaria, los tres equipos se las ingeniaron admirablemente para sustituir las ausencias y lograron que la contundencia estuviera repartida entre muchos protagonistas: 9 jugadores en Newells, 8 en San Lorenzo y 9 en Belgrano. ¿Casualidad o algo más?

El equipo de Alfredo Berti lamentó la partida de Ignacio Scocco a final de la temporada pasada y buscó reemplazarlo con Víctor Aquino y con David Trezeguet. Pese a que los dos convirtieron, la realidad es que, por cuestiones físicas, no pudieron agarrar continuidad dentro del campo y, en las últimas presentaciones, el técnico no tuvo más remedio que jugar sin un centrodelantero clásico. Maximiliano Rodríguez, el hombre de más jerarquía, asumió el hueco vacante y, con 5 tantos, es el autor del 31 por ciento de los gritos leprosos. Los otros que aportaron son Marcos Cáceres, Milton Casco, Gabriel Heinze, Diego Mateo, Pablo Pérez, Paulo Cruzado, Aquino y Trezeguet. Tan distribuida está la historia en el Parque Independencia que en la lista figuran tres defensores, tres mediocampistas y tres atacantes.

El proceso que lidera Ricardo Zielinski no comenzó de la mejor manera la campaña pero se acomodó y, mientras recupera a César Pereyra, que está tomando ritmo luego de una lesión en su rodilla, también arribó al gol a través de distintos futbolistas. El Picante, que hizo 3 en los últimos dos partidos, es el máximo anotador con 4 –el 25 por ciento del total- y tiene todo como para seguir destacándose en esta faceta. Sin embargo, por ahora, el premio es innegablemente colectivo, ya que, además de él, ya dejaron su sello en la red Sebastián Carrera, Jorge Velázquez, Ezequiel Maggiolo, Luciano Lollo, Esteban González, Fernando Márquez, Carlos Bueno y Guillermo Farré. El ejemplo más nítido de este fenómeno es que, en el triunfo del viernes en La Paternal, anotaron un zaguero central, un mediocampista y un delantero.

Juan Antonio Pizzi debió solucionar un inconveniente levemente diferente: disponía de Martín Cauteruccio, que había marcado 5 de los primeros 10 goles del equipo, pero el uruguayo se lesionó y debió improvisar para suplir la carencia. Le costó acomodarlo –no convirtió ni ante River por la Sudamericana ni frente a Godoy Cruz por el torneo- pero lo resolvió de la misma manera que Newells y que Belgrano: Mauro Cetto, Héctor Villlaba, Gonzalo Verón, Julio Buffarini, Ignacio Piatti, Juan Cavallaro y Pablo Alvarado conforman la nómina de los nombres azulgranas que marcaron. Que los protagonistas sean dos defensores, tres volantes y tres delanteros también opera también como una síntesis de esa variedad que ostentan los conjuntos con más eficacia a la hora de atacar.

Esta particularidad que se da hoy en el fútbol argentino no es propiedad exclusiva de estas tierras. El Barcelona de Gerardo Martino, por ejemplo, presenta en esta campaña un rasgo similar al de Newells, al de Belgrano y al de San Lorenzo: sin Lionel Messi, el goleador indiscutido, en la plenitud física debió recurrir a otros instrumentos para sostener su potencia ofensiva. De los 28 goles del equipo culé, el crack argentino se adjudicó 8 –el 28 por ciento- y los demás fueron autoría de nueve de sus compañeros: Dani Alves, Marc Bartra, Adriano, Sergio Busquets, Xavi Hernández, Cesc Fábregas, Neymar, Alexis Sánchez y Pedro Rodríguez. También allá, como acá, la fórmula es pareja: tres jugadores del fondo, tres mediocampistas y tres atacantes.

Los goles se construyen. De eso no hay dudas. De diversas maneras, con múltiples estilos, en función de las armas que se manejan, pero se construyen. Lo saben todos y, específicamente, los que marchan bien arriba en eso de inflar redes: con especialistas en la materia y sin ellos, descubrir caminos para llegar al gol es de las tareas más apasionantes que tiene este juego.