La columna de opiniôn en el diario cordobés La Voz del Interior del periodista Gabriel Rosenbaun del 11 de septiembre, bajo el título “Cuâl es el techo de Campazzo ?” demuestra a las claras que si tenés talento, la altura, en el Básquetbol, puede no contar:
Que es demasiado bajo. Que juega a mil por hora. Que piensa demasiado en anotar y no en organizar el juego. Que a nivel internacional no dura
ni un ratito. Que cualquiera de los consagrados lo pasa por encima. ¡Ja! A esta altura, el cordobés Facundo Campazzo debe tener esa sonrisa pícara que muchas veces le captan las cámaras. ¿Qué dirán ahora todos aquellos que soltaban esas frases como sentencias irrefutables? Con un andar demoledor, “Facu” cerró un Premundial consagratorio. Por estadísticas, juego y personalidad, su enorme aporte sólo pudo ser superado por capitán Luis Scola.
Mucho más que certezas, lo que deja este torneo son unas cuantas preguntas demasiado evidentes: ¿hasta dónde puede llegar Campazzo? ¿Cuál es su techo? ¿Sería alocado verlo en la NBA?
Por lo pronto, fue elegido en el quinteto ideal del Premundial, junto con su compatriota Luis Scola, los puertorriqueños J. J. Barea y Renaldo Balkman y el mejicano Gustavo Ayón. Los otros cuatro, con pasado o presente en la NBA.
El pibe que hizo las categorías formativas en el club Municipalidad de Córdoba fue el socio perfecto de Scola durante todo el torneo, mostró carácter de líder y se recibió con diploma y felicitaciones. Como “el Luifa”, fue absolutamente determinante en la clasificación para el Mundial de España y coronó su momento inolvidable con una actuación brillante frente a República Dominicana: 31 puntos (5/6 triples) y 11 asistencias en el triunfo por 103 a 93 que le dio a la Albiceleste el tercer puesto.
Con los 11 pases gol que entregó este miércoles frente a Dominicana, el cordobés terminó como el jugador con mejor promedio de asistencias de todo el torneo, con 6,2 por juego. ¿No decían que era puro vértigo? Otra «verdad» refutada por Campazzo, que sigue con la costumbre de leyendas como Miguel Cortijo, Marcelo Milanesio, Juan Ignacio “Pepe” Sánchez y Pablo Prigioni, los mejores en ese ítem en grandes torneos internacionales.
El base de Peñarol, que seguramente se convirtió en el jugador revelación para la prensa internacional (y para muchos reclutadores), fue además el segundo máximo anotador del equipo de Julio Lamas, con 135 puntos y un promedio de 13,5 por partido.
Y en defensa, ¿qué onda? Pregúntenle a Cory Joseph, el base canadiense que es compañero de Emanuel Ginóbili en San Antonio Spurs y que, favorecido por una lesión de Tony Parker, fue nueve veces titular del equipo que dirige Gregg Popovich en 2012/13. Aun cuando jugó los 40 minutos, y lo lógico era que sus piernas dijeran basta, Campazzo se plantó «a cara de perro» ante Joseph y eso fue fundamental para conseguir el pasaje para el Mundial de España 2014.
Termómetro del rendimiento argentino junto con Scola, el base terminó con promedios notables: 13,5 puntos y 6,2 asistencias en 29,2 minutos por juego, con 41 por ciento en triples, 58,3 por ciento en dobles y más robos (1,7 por partido) que pérdidas (1,6). Acaso su único ítem negativo sea el porcentaje de aciertos en libres: 58 por ciento desde la línea.
Decidido, «cabeza dura» como pocos y con un hambre de triunfos que no se compra en ninguna parte, el cordobés demostró que por ahora no tiene sentido decidir dónde está su techo. Porque seguramente ni él lo sabe. ¡Y tiene apenas 22 años!
Al Preolímpico Mar del Plata 2011 lo miró en la platea, sintiéndose lejos de figuras como Ginóbili, Scola u Oberto: aún no era ni siquiera base titular de Peñarol. Dos años más tarde, y con unos Juegos Olímpicos como escala intermedia, Campazzo nos deja una seguridad: que la selección argentina tiene base para rato.
Y dale: vengan ahora con que es demasiado bajo, que sólo juega en quinta a fondo y que a nivel internacional no dura ni un ratito.
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