Bajo la firma del periodista español Juan Morenilla, aqui el arículo publicado en el diario El País de Madrid:
En un entrenamiento durante sus primeros meses en la NBA, Manu Ginóbili (Bahía Blanca, Argentina; 37 años) escuchó el grito de enfado de su entrenador, Gregg Popovich. “Le dije: ‘Manu, ¿por qué haces eso, qué eres?”, recuerda ahora el técnico sobre el alero. “Él me contestó: ‘Soy Manu, esto es lo que hago”. La anécdota ilustra la enorme confianza en sí mismo y la fortaleza mental de un icono del baloncesto argentino y un símbolo del triunfo de los jugadores no estadounidenses en la NBA. Ginóbili cumplió el día de Navidad 1.000 partidos en la mejor Liga del mundo: 820 de temporada regular y 180 deplayoffs, en los que ha coleccionado casi 15.000 puntos, más de 4.000 asistencias y 1.400 robos. Y, como le dejó claro aquel día a Popovich, sin aceptar un rol secundario. Cuatro anillos de campeón con los Spurs (2003, 2005, 2007 y 2014), su único equipo en la NBA, hablan de un competidor gigante, un pilar de esta dinastía de San Antonio junto a Tony Parker y Tim Duncan, y de la mejor generación argentina de la historia, oro olímpico en 2004.
“Era un competidor poco común cuando llegó. No pensaba que fuera a verse intimidado por la NBA”, recita Popovich en un documental. “Desde ese día a menudo le dejamos hacer lo que hace. Me enseñó a abrir mis horizontes y a pensar más allá de lo normal”.
Los tres hermanos Ginóbili, Leandro, Sebastián (que jugó en el Lobos Cantabria) y Manu, se criaron cerca del Club Bahiense del Norte, en el que jugaron su abuelo y su padre, y que presidía este. “El baloncesto nos apasionó al segundo de tomar la pelota”, recuerda Leandro. Hoy el pabellón se llama Manu Ginóbili y el equipo, en tercera división, forma talentos. Desde ahí comenzó Ginóbili a romper barreras. Campeón de la Euroliga con el Kinder Bolonia, mejor jugador de Europa, oro olímpico, el salto a la NBA…
Ginóbili debutó el 29 de octubre de 2002 contra los Lakers. Marcó a Kobe Bryant, sumó 10 puntos y los Spurs ganaron en Los Ángeles. “No hice el ridículo”, dijo Ginóbili. El jueves llegó a los 1.000 partidos, esta vez con una derrota en casa ante Oklahoma. No es el primer latinoamericano en llegar al millar (el panameño Rolando Blackman disputó 1.049), pero sí una institución en la NBA. Vive en Texas con su mujer y sus tres hijos (tres chicos, dos mellizos), sale a comer con Patty Mills, Diaw y Splitter, y renueva cada año su contrato. Es un apasionado de las tecnologías (para su vida personal y para el baloncesto) y de la fotografía. Así le definen para EL PAÍS quienes han compartido un balón con él.
Luis Scola: “Tiene una cabeza especial”. “Me cuesta definir a Manu como jugador porque es en este punto de mi vida más amigo que compañero. Mi relación con él sobrepasó la simple relación de compañero de equipo y nos unen cosas mucho más importantes”, asegura el pívot de los Indiana Pacers, de 34 años. “Lo más importante es su cabeza. Tiene una cabeza especial. Ve las cosas de una manera muy clara, muy correcta, muy sana. Trabaja de una manera enorme y eso sumado a un talento espectacular hace que sea el jugador y el líder positivo que es. Su cabeza es lo que le pone arriba… Esta generación creció junta, con Manu como emblema, y con otros muchos jugadores importantes para que estos años estemos en la élite mundial. Manu es un ejemplo. Jugar 1.000 partidos en la NBA es muy difícil. Que lo haya conseguido habla de su perseverancia”.
Andrés Nocioni: “Es el complemento perfecto”. “Es el mejor de la historia en Argentina y en la NBA se está ganando el derecho a estar entre los mejores. Manu es el complemento perfecto de jugador. Combina muy bien lo que es talento individual con lo que le da al grupo, y tiene una gran personalidad ganadora que ha demostrado con los años. Los 1.000 partidos son otro paso más. Seguirá jugando en la NBA a este nivel”. El alero del Real Madrid, de 35 años, destaca “la referencia y el espejo que es Ginóbili para la juventud”. “Es un gran ejemplo de persona. Significa mucho en la Argentina. Lo que opina tiene mucho peso ahí”. Y añade: “El secreto de esta generación es constancia, trabajo, buenos hábitos, cosas que tratamos de implementar en la generación dorada. Tenemos un físico que puede durar más tiempo. Y mentalidad ganadora”.
Julio Lamas: “Manu juega al ajedrez”. El seleccionador de Argentina, de 50 años, reflexiona sobre las claves de la larga carrera de Ginóbili: “Inteligencia, amor al juego y mentalidad competitiva. Esos son los motores fundamentales de Manu. La inteligencia para conocer el juego como lo conoce, a la perfección. Manu juega al ajedrez. Parece que siempre esté dos movimientos por delante de los demás, parece que haya visto el partido antes y sepa lo que va a pasar. Y conoce el juego colectivamente, como un todo. Si ha tenido una carrera tan larga en la selección y en la NBA es porque siempre que ha conseguido algo, ha tenido el deseo de volver a hacerlo. Nunca se ha cansado. Manu ama el juego, ama competir, siente esa adrenalina. Los momentos importantes los disfruta, desea vivirlos. Nos enorgullece por su educación. Siempre ha hecho quedar bien a los argentinos y al baloncesto”.
Fabricio Oberto: “Siempre te hace mejor”. Fue compañero de Ginóbili entre 2005 y 2009 en San Antonio, y en la selección. Ya retirado, con 39 años, presenta Lado Oberto, un programa televisivo de entrevistas en TyC Sports. “Manu se reinventa continuamente, busca una forma para rendir más. Parece que juega menos, pero rinde más. Nunca pierde la cabeza y sabe encontrar soluciones a situaciones adversas. Lo que le separa del resto es lo inteligente que es. Lo demuestra en las jugadas que preparan para pararle. Él siempre encuentra la forma de salir. Hay jugadores que han copiado cosas de Manu. En la NBA es muy importante. Ves la publicidad de la liga y ahí está Manu. Es uno de esos tipos que siempre te hace mejor, en la cancha y como persona”.